CAPITULO 52 BIENVENIDO EROS

EROS

Apenas pude ponerme en pie, me dieron de alta.

Adam insistió en llevarnos a madre y a mí a su nueva casa.

—Sabes lo que no puedo creer—se quejaba mi madre, más que enfurruñada, estaba a punto de explotar—. Ese cuerno mediano no ha respondido mis llamadas, ni un solo mensaje, su hermano está convaleciente y ni siquiera eso le importó.

—Tampoco es que quiera verlo—confesé.

Despues de aquella amenaza, era más que evidente que Nicholas estuviese tras todo.

Mi madre chascó la lengua.

—Tu también deberías insistirle a Nicholas—reclamó ella dirigiéndose a Adam—, él tiene que…

—Solo quieres callarte—reprendió él—. Si quisiera estar aquí, lo estaría, no lo obligues a hacer algo que no quiere—gruñó.

—Eres muy blando con él.

Adam soltó un bufido.

—No es mi hijo.

El resto del camino se hizo en silencio y la tensión se podía cortar con cuchillo.

Entrar a la enorme casa fue aparatoso, incluso me sentía algo inútil, porque tuvieron que ayudarme para entrar.

—¡Bienvenido! —una bazuca de confeti
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