ADAMMordisquee sus pezones, me sabían como dos caramelos.—¡Hay!, Adam, eso dolió—protestó ella, la retuve para que no se moviera tanto.—Sh, no protestes—susurré.Dentro del auto, solo podía escuchar sus gimoteos, nuestras respiraciones aceleradas y el sonido tan sucio que provocaba mi lengua en sus dulces pezones.—Adam…—¿Hum?—Tenemos que ver a tu hermano.Dejé un momento mi tarea y me recosté en el respaldo del asiento. Así como estaba, me daban ganas de tomar su dulce cuello y cogerla tan duro.Su cabello revuelto, esponjado, cayendo por sus hombros hacia su espalda, los ojos grandes y oscurecidos. Labios rojos y entreabiertos, exhibiendo sus pechos. El calor de su entre pierna sobre la mía me está volviendo loco y ella piensa en mí estúpido hermano.—Holly, aun no llegan, podemos hacer esto, ir por tus hijos y si quieres acompañarme les diremos a tus padres si los cuiden, pero por favor, solo déjame cogerte ya porque me voy a morir si me dejas así. —Apretó un poco los labios,
HOLLYDespués de dejar a los niños con mis padres, donde claramente mi padre seguía algo molesto con Adam por no tener las agallas suficientes para enfrentarlo.Fuimos al punto donde el equipo de búsqueda había llevado a Nicholas, un hospital cercano.—¿No se te hace algo sospechoso? —le pregunté aferrándome al cinturón de seguridad—. La situación con Eros, tu ex secuestrando a Nicholas ¿por qué lo haría?, eso no tiene sentido.Adam soltó un suspiro.—Hay muchas cosas que debo contarte, pero necesito cerciorarme de lo que en realidad pasa.—¿Muchas cosas? —eso me pareció aún más frustrante—¿Qué está pasando en realidad?Esto era un terrible rompecabezas.—Eros descubrió algunas—titubeó—, cosas que pasan en el corporativo, como te lo había dicho antes.—Sí, que puedes ir a la cárcel si algo sucede—puntualicé y no quería entrar a un terreno más espinoso.—Ajá—se rascó la barbilla.—Pero ¿eso qué tiene que ver con Nicholas o Sadie?¿Por qué ella había sonreído con ese descaro cuando sali
DAKOTADescubrieron mi rostro, cerré los ojos con fuerza, pues el brillo de una luz me cegó.—Bienvenida al club, mi querida paloma—la voz burlesca de Pearce me sobre saltó, abrí los ojos poco a poco.Estaba en una sala de lujo, una chimenea encendida en donde repiqueteaban los leños flameantes. La única persona conmigo era Pearce.—¿Por qué me trajiste aquí?—Ah, ahora hablas—bebía algo—, todo el camino no dijiste ni una palabra.—Responde, ¿Por qué estoy aquí?Bebió todo el contenido y dejó el vaso en la mesilla de cristal en medio de nosotros, se acercó a mí, tan solo quedando a unos pasos.—Ah, tranquila, no haré nada que no quieras que te haga, digamos que te tengo como una moneda de cambio.Me quedé estupefacta.—¿Por qué de cambio?—Ah, no, eso no, paloma, no te voy a rebelar mis grandes planes, pero, quiero que veas a alguien—me tendió la mano—. Ha estado delirando por ti, ven.Me le quedé mirando, si no hacía lo que quería ¿me mataría?, no me ha maltratado, pero nunca se sabe
HOLLYTan pronto como Adam se detuvo, salté del asiento y corrí hacia la casa de Deo.—¿Aun no aparece?—No—se veía desesperado—. Llamé a la policía, pero tienen que pasar veinticuatro horas para tomarla como desaparecida.—Haré que mis hombres la busquen—dijo Adam a mis espaldas.—Yo puedo salir y…—No—me detuvo—. Quédate aquí.—Pero quiero…—Quedate aquí y espérala—me tomó de la mano—. Deo y yo saldremos a buscarla.Apreté los labios, es cierto, no podía hacer algo tan imprudente, asentí sin decirle nada.Deo y él salieron de la casa, Adam le dio indicaciones a Evan para que se quedase conmigo, mientras tanto se llevó a Silas con él.No podía quédarme quieta, llamé repetidas veces al celular de Dakota, pero era obvio que no había ninguna contestación. Mirando alrededor, me di cuenta de que había muchas cosas de Dakota en casa de Deo. Viéndolo bien, ellos estaban yendo encerio.Pero, si estaban bien, ella no hubiese desaparecido, así como así. Esto no me agradaba para nada, los su
EROSApenas pude ponerme en pie, me dieron de alta.Adam insistió en llevarnos a madre y a mí a su nueva casa.—Sabes lo que no puedo creer—se quejaba mi madre, más que enfurruñada, estaba a punto de explotar—. Ese cuerno mediano no ha respondido mis llamadas, ni un solo mensaje, su hermano está convaleciente y ni siquiera eso le importó.—Tampoco es que quiera verlo—confesé.Despues de aquella amenaza, era más que evidente que Nicholas estuviese tras todo.Mi madre chascó la lengua.—Tu también deberías insistirle a Nicholas—reclamó ella dirigiéndose a Adam—, él tiene que…—Solo quieres callarte—reprendió él—. Si quisiera estar aquí, lo estaría, no lo obligues a hacer algo que no quiere—gruñó.—Eres muy blando con él.Adam soltó un bufido.—No es mi hijo.El resto del camino se hizo en silencio y la tensión se podía cortar con cuchillo.Entrar a la enorme casa fue aparatoso, incluso me sentía algo inútil, porque tuvieron que ayudarme para entrar.—¡Bienvenido! —una bazuca de confeti
HOLLYEl par de dos había quedado profundamente dormido en los sillones, Cherise estaba completamente enamorada de ellos.—Holly, no me cansaré de decir que tus hijos son adorables.—Gracias, Chery—la última vez que hablamos, me sentí un poco mal por cortar su ilusión de pasar las fiestas juntos—¿Les gustaría pasar acción de gracias con nosotros?Ella se cubrió la boca con sorpresa.—¿De verdad?—Claro… si no tienes inconveniente de pasar un día con una familia mexicana, está bien.—Qué exótico, sí, quiero ir.Adam.Deo había venido por Dakota hace ya tiempo, seguía pensando que ella estaba ocultando algo.La amiga de Eros se había hace una hora, dijo que tenía entregas que hacer y nos dejó una canastita de papas fritas con tocineta, la cual Cherise y yo nos la comimos antes de que Adam regresara de llevar a su hermano a una habitación.—Quiero preguntarte algo—me dijo, engullendo una papa frita en queso fundido—, tú y Adam… ¿están saliendo?, quiero decir, ¿no hay malentendidos?Frunc
HOLLYNo se por cuánto tiempo más estuvo masajeándome los pies, en un estado de somnolencia y de retorcerme por algunos puntos sensibles, Adam detuvo su toque.—¿Ya te dormiste?—Casi—confesé.Lo escuché reírse, deslizó una de sus manos por mi pierna izquierda y comenzó a besar la punta de mis dedos.Solté un jadeo.—No hagas eso—mascullé.—¿No te gusta?Me erguí sobre mis codos.Con mi pie derecho lo arrastré por su pecho, él me acariciaba mi pantorrilla con sus dedos.—¿Por qué no vienes y me muestras algo que me podría gustar más?Soltó una carcajada seca.Se levantó, sacó su camisa de entre sus pantalones y tiró de ella a los lados, quizá un botón salió volando. Soltó la hebilla de su cinturón y tiró del él haciendo un chasquido en el aire.—Tú lo pediste, conejita.Me tomó de las manos y las sujetó con su cinturón, colocándolas arriba de mi cabeza.Se subió sobre mí, inclinándose para besarme.—¿Te sientes mejor? —susurró en mis labios. Asentí con una leve sonrisa—. Que bien. Co
HOLLY—Holly, ¿Por qué no te pruebas este, mami? —sugirió mi mamá.—No, tiene mucho ribete en las mangas, parecerá que tengo los brazos más gruesos—protesté.Cherise estaba del otro lado de la tienda, junto a Alice, escogiendo dios sabe qué tanta ropa para mi hija.—¿Este?—Tiene estampado para señora—No eres particularmente una señorita.—Lo soy aun mamá, pero ese estilo es más como para ti.—Sí, ¿verdad? —examinó la prenda.Rodee los ojos.Debíamos pasar aquí tres benditas horas, Adam me dio su tarjeta de crédito “Cómprate algo lindo” me dijo con un claro guiño de sus intensiones tras las palabras.Vi un par de vestidos largos, uno de ellos era negro de tiras, la tela era suave y strech, me gustó la sensación, tomé unoTomé unos vaqueros acampanados, lindos. Un suéter top de canalé, este combinaba con el vestido negro.Una notificación me llegó al celular.“Compra muchas cosas” Adam.—Ush.—¿Ahora qué te pasa? —Dany llegó a mi encuentro con dos pares de zapatos—, solo quiero estos