HOLLYDakota me habló, despertándome.—Querida bella durmiente ¿estás enferma o te destrozaron la espalda anoche? —lo dijo en tono burlesco.—¿Dormida?Miré a mi alrededor, asustada, salté de la cama, yo no dormí aquí anoche, había una nota:No te asustes, estabas cansada, llevé a los niños a la escuela, descansa.—Dime que Adam no secuestró a tus hijos.—¿Qué? —me alarmé.Ella soltó una carcajada del otro lado.—Estoy bromeando, están en su clase—solté el aire aliviada—. Parecen contentos, aunque, temo decirte que hubo cierto altercado en la entrada cuando Adam dejó a los niños.—Por favor, dime que no tendremos que devolver ninguna matricula.—No es eso—sopesó—, Adam le dijo al grupo de la señora Roberts que estás con él, aunque esas no fueron las palabras que usó; la señora Roberts se alteró, ya sabes cómo se pone.De todas las madres y padres del instituto, la señora Denis Roberts era la que hacía un huracán por una simple gota. Su hijo ya está en último grado, pero para mí desgra
HOLLYMe quedé plantada, Sadie se volvió hacia mí, como si ya me hubiese visto al instante; me barrió con la mirada y sonrió cínicamente, se irguió y caminó meneándose de más hasta el elevador.Adam, por increíble que parezca no me vio, se dirigió hacia su atónito asistente.Impactada y confundida me acerqué despacio, él hablaba con el chico quien lo miraba con los ojos tan abiertos.—¿Qué tienes? ¿te está dando una embolia? —gruñó.El chico ya no sabía si mirarme a mi o a Adam, me aclaré la garganta.—No deberías hablarle así.Los papeles que Adam sostenía en las manos se le cayeron y se desperdigaron por el suelo. Brusco se giró hacia mí.Me sentí temblorosa y no sabía por qué. Él solo me veía, no decía nada, una parte de mi cerebro me dijo que algo había sucedido con ellos, algo de lo que no estoy dispuesta a lidiar, es mejor que me vaya, quizá también tenga mucho trabajo.—Yo… te… te…traje esto—sentí que mi corazón palpitaba con fuerza.Él no se inmutó, estaba petrificado, incluso
HOLLYPasé el resto de la mañana con Adam.Un rápido en su sofá definitivamente me hizo sentir muy cansada, fue extraño, por lo regular siempre me da energía.Almorzamos la comida ya fría, bueno, la sopa de arroz aún estaba un poco tibia.Le ayudé a hacer un par de documentos mientras él estaba al pendiente del equipo de búsqueda y hablar con la policía en un vago intento de no alterarse.Cuando dieron las dos de la tarde dijo que debíamos salir.Fui de copiloto mientras ponía un poco de música, él estaba algo tenso, pero intentaba disimularlo, lo único que hice fue cantarle.Nos detuvimos en una cafetería.—¿Aun tienes hambre?Se rio quedito.—No es para mí—pidió dos chocolates calientes.—Yo no quiero, estoy muy llena.—Tampoco es para ti.Ladee la cabeza.—¿Vamos a ver a tu madre?Negó y pagó.—Son para los niños—confesó—. Tony quiso un chocolate caliente esperándolo a la salida.—¿Él te lo pidió?—Algo así…—Te lo exigió—aventuré, no contestó—. Ah, pero si ese niño me las va a pag
ADAMPude haber regresado a trabajar, pude haber reemplazado a mi madre en el hospital, incluso estar al pendiente de que el equipo de búsqueda encontrara a Nicholas.Pero nada de eso iba a impedirme ver la presentación de Holly, ni siquiera muerto me lo perdería.Fue divertido ver todo este tiempo a Holly ocultarlo, las ventajas de tener guarda espaldas para Holly. Incluso ella tuvo el cuidado de esconderse en el baño para cambiarse.Me deleité con la imagen mental de ella, pero, la realidad iba a superar la ficción con creses.Dejé a los niños en sus respectivas clases, luego busqué la clase de Holly, esperé fuera a que la rubia insufrible llegase.Ni pensar que mi vida antes de Holly había girado en torno a las rubias, ahora me horrorizaba el pasado, pues había fijado mis ojos en esa rubia, me estremecí de nauseas.A pesar del grano en el culo que es Dakota, me parecía que ella también lo estaba pasando mal, ahora estaba embarazada y cabía la posibilidad de que ese bebé fuese de mi
DAKOTADos días antes: Deposité la taza de café en el escritorio y acaricié a Deo por la mejilla. Él levantó la mirada hacia mi sonriendo, me besó el dorso de la mano.—¿Más exámenes?—No—me acarició el brazo—, ensayos—soltó un suspiro—. A estos chicos no les enseñan nada de reglas ortográficas, me duelen los ojos y el cerebro.Solté una carcajada, lo abracé por la espalda.—¿Te he dicho el maravilloso profesor que eres?—¿Este día?, ninguno.Lo beséVivo con Deo, literalmente, hace una semana me sorprendió, con una linda cajita azul donde dentro había una copia de sus llaves. Maravilloso detalle.Pasamos un fin de semana completo para mudar todas, absolutamente todas mis cosas. No he tenido el tiempo para acomodar todo, hemos estado trabajando casi todo el tiempo y descansado.Hay un tiempo determinado en la noche que ya tengo que dormir, algo como, no puedo pasar las diez de la noche despierta porque seguramente me dormiré, sea como sea.Apenas me di cuenta hace una semana de hech
ADAMMordisquee sus pezones, me sabían como dos caramelos.—¡Hay!, Adam, eso dolió—protestó ella, la retuve para que no se moviera tanto.—Sh, no protestes—susurré.Dentro del auto, solo podía escuchar sus gimoteos, nuestras respiraciones aceleradas y el sonido tan sucio que provocaba mi lengua en sus dulces pezones.—Adam…—¿Hum?—Tenemos que ver a tu hermano.Dejé un momento mi tarea y me recosté en el respaldo del asiento. Así como estaba, me daban ganas de tomar su dulce cuello y cogerla tan duro.Su cabello revuelto, esponjado, cayendo por sus hombros hacia su espalda, los ojos grandes y oscurecidos. Labios rojos y entreabiertos, exhibiendo sus pechos. El calor de su entre pierna sobre la mía me está volviendo loco y ella piensa en mí estúpido hermano.—Holly, aun no llegan, podemos hacer esto, ir por tus hijos y si quieres acompañarme les diremos a tus padres si los cuiden, pero por favor, solo déjame cogerte ya porque me voy a morir si me dejas así. —Apretó un poco los labios,
HOLLYDespués de dejar a los niños con mis padres, donde claramente mi padre seguía algo molesto con Adam por no tener las agallas suficientes para enfrentarlo.Fuimos al punto donde el equipo de búsqueda había llevado a Nicholas, un hospital cercano.—¿No se te hace algo sospechoso? —le pregunté aferrándome al cinturón de seguridad—. La situación con Eros, tu ex secuestrando a Nicholas ¿por qué lo haría?, eso no tiene sentido.Adam soltó un suspiro.—Hay muchas cosas que debo contarte, pero necesito cerciorarme de lo que en realidad pasa.—¿Muchas cosas? —eso me pareció aún más frustrante—¿Qué está pasando en realidad?Esto era un terrible rompecabezas.—Eros descubrió algunas—titubeó—, cosas que pasan en el corporativo, como te lo había dicho antes.—Sí, que puedes ir a la cárcel si algo sucede—puntualicé y no quería entrar a un terreno más espinoso.—Ajá—se rascó la barbilla.—Pero ¿eso qué tiene que ver con Nicholas o Sadie?¿Por qué ella había sonreído con ese descaro cuando sali
DAKOTADescubrieron mi rostro, cerré los ojos con fuerza, pues el brillo de una luz me cegó.—Bienvenida al club, mi querida paloma—la voz burlesca de Pearce me sobre saltó, abrí los ojos poco a poco.Estaba en una sala de lujo, una chimenea encendida en donde repiqueteaban los leños flameantes. La única persona conmigo era Pearce.—¿Por qué me trajiste aquí?—Ah, ahora hablas—bebía algo—, todo el camino no dijiste ni una palabra.—Responde, ¿Por qué estoy aquí?Bebió todo el contenido y dejó el vaso en la mesilla de cristal en medio de nosotros, se acercó a mí, tan solo quedando a unos pasos.—Ah, tranquila, no haré nada que no quieras que te haga, digamos que te tengo como una moneda de cambio.Me quedé estupefacta.—¿Por qué de cambio?—Ah, no, eso no, paloma, no te voy a rebelar mis grandes planes, pero, quiero que veas a alguien—me tendió la mano—. Ha estado delirando por ti, ven.Me le quedé mirando, si no hacía lo que quería ¿me mataría?, no me ha maltratado, pero nunca se sabe