-Anna, despierta- abrí mis ojos y vi a Sara y a Kenya enfrente de mí- ¿Estas bien?
Me senté, me agarre la cabeza y vi a mi alrededor, habían un par de chicos que tenían uniforme de doctor, estábamos en un cuarto; todavía se escuchaba la música del antro, pero muy leve.
-¿Qué paso?- les pregunte.
-Te desmayaste- me dijo uno de los chicos- parece que fue por el alcohol.
-Pero, no tome mucho
-Puede que te hayan puesto algo en la bebida o te engestaste.
-Gracias- les dije y ellos sonrieron; uno de ellos me ayudo a pararme, puso su mano en mi espalda y me dio un vaso con agua, me lo tome y se lo entregue.
-Cuídate.
Salieron del cuarto y suspire profundamente.
-Vamos a casa.
Me dijo Sara mientras me daba un beso en la frente. Le dimos las gracias a Mari por ayudarnos a pasar y caminamos a casa.
Iba en medio, veníamos agarradas del brazo, no tengo una idea de que hora, pero ya están muy oscuras las calles.
Al llegar a casa nos dejamos caer al sillón.
-Díganme que paso- les pedí.
-Estaba a tu lado, pero en un momento me diste la espalda y te desmayaste- me contesto Kenya.
-¿No viste porque me voltee?
-No, no vi nada ¿Por qué?
-Lo vi- suspire pesadamente y voltee a ver a Sara- era él.
-¿Quién?- se sentó en la mesita enfrente de mi, tenía una mirada incredula- Anna, él no puede ser.
-Te lo juro que era él, me abrazo por atrás y pensé que eras tú, porque siempre me has hecho eso pero me hablo y al voltearme lo vi a la cara- me mordí el labio- ya no lo recordaba.
-¿De qué hablan?- pregunto Kenya un poco extrañada.
Le conté lo que había pasado en mi adolescencia, se quedó impactada.
Es increíble como después de tanto tiempo aparece en mi vida, lo pude olvidar después de mucho tiempo, me costo pero lo hice; pero ahora en una hora me volvió a arruinar.
-Anny- Kenya solía decirme así- él está muerto, lo viste morir enfrente de ti y estas segura de eso.
-Pero, ese hombre me hablo él, su físico, era todo igual.
-Es como dijeron los doctores, te pudieron haber puesto algo en la bebida y por eso lo viste- me dijo Sara- también por eso te desmayaste- me tomo mi pierna- no hay ninguna forma en la que él pudiera sobrevivir, tu lo viste morir.
-Se los juro que era él.
-Ven- me abrazo Sara y Kenya se unió al abrazo- vamos a descansar.
Me tomaron las dos de las manos y me llevaron a mi habitación, salieron para dejar que me cambiara y lo hice, poniéndome mi pijama; me acosté en mi cama y pude escuchar como ellas apagaban la luz de sus cuartos. Me senté en la cama, prendí la luz de mi mesa de noche y abrí el cajón, quite la tapa falsa y tome ese sobre, aquel que me dio el oficial cuando creía que estaba muerto.
Lo abrí y volví a leerla, los recuerdos empezaron a llegar, pero no del todo. Aun habían fragmentos en blanco, pero lo poco que recordaba era doloroso.
En el sobre aún está el dinero y las escrituras de esa casa.
Deje el sobre en su lugar y apague la luz para irme a dormir.
Al despertar a causa de mi alarme, tomé mi ropa y me metí a bañar; algo malo de mi trabajo es que debo ir los sábados. Al terminar de arreglarme, fui a la cocina a preparar mi desayuno, escuché la puerta del baño y supe que era Kenya.
Dudo mucho que Sara se vaya a levantar, de las tres, ella siempre termina muy mal, pero aún así prepare el desayuno para ella. Después de unos minutos vi a Kenya.
-¿Si se levantó Sara?- le pregunte.
-Ayer me dijo que no iría- se alzó de hombros- el jefe se va a molestar.
-Le dices que estaba enferma o algo así, aparte, tu eres la jefa.
-Los sábados no.
Me sonrió y tomo su desayuno, terminamos de comer y nos fuimos al trabajo. Ella es la única que tiene auto de las tres y siempre me lleva a mi primero y luego se van ellas.
Al llegar, me despedí y entre a mi trabajo, es una empresa de maquillaje, me encantaría hacer los empaques de los productos. Pero en unos días, se iría la chica que los hace y están haciendo una especie de concurso, todos mis modelos ya se los envíe al jefe.
Al entrar vi a mi jefe y lo salude, se llama Ezequiel.
-¿Me aceptaras el café?- me pregunto en cuanto me vio.
-No lo sé- le conteste mientras me sentaba en mi lugar- sabes que no sería bien visto.
-Y más porque vas a ganar el concurso- sonrió- vi tus modelos y son hermosos, mereces ese puesto.
-Gracias, me gustaría ganar por mi cuenta y no por palancas.
-Cuando pase el concurso, iremos por un café.
Fue lo último que dijo con una sonrisa y se fue, negué con la cabeza y me puse el auricular, esperé a que entrará alguna llamada.
Mientras tanto, organizaba unos papeles que tenía ahí.
Entro una llamada y conteste.
-Maybelline Cosmetics, ¿En que lo puedo ayudar?
-Señorita Anna- su voz, es igual a la de él.
-¿En que lo puedo ayudar?- trate de hablar tranquila, pero, un momento, yo no le dije mi nombre...
-Me ayudaría mucho en regresar a nuestra casa, ¿La recuerda? Aquella en la que vivíamos juntos hace muchos años.
Voltee y vi a Ezequiel, le hice una seña y le pedí que escuchara, me hizo caso y se puso el auricular.
-Si como no, nos vemos pronto, hasta luego.
¿Qué rayos?
Colgó y me dio el auricular.
-Es un jefe de la fórmula de los labiales, ¿Por qué querías que escuchara?
-Creí que tal vez era importante que lo escucharas.
Estaba atónita.
-Bien- me sonrió y se iba a marchar, pero lo tomé de la mano y me volteó a ver sonriendo- sentí un cosquilleo.
Lo solté y me sonrojé.
-Una pregunta- respire- ¿Cómo se llama?
-Andrew Barnett
Eran las 7 de la noche cuando llegue a mi casa. Me avisaron que el lunes dirían los resultados del concurso para tener el puesto. Ezequiel me aseguraba que si lo iba a conseguir, enserio lo quiero. Al llegar deje mis cosas en la mesa y entre a mi cuarto para quitarme los tacones y ponerme unas pantuflas. -¿Eres tu Anna? Reconocí la voz de Sara y salí a verla, tenía el pijama puesta, esta floja, sabía que no se iba a arreglar, es un mameluco morado y su cabello estaba sin desenredar. Kenya y yo teníamos uno igual, solo que los colores eran diferentes, el de Kenya es amarillo y el mío azul cielo. -¿Enserio no fuiste a trabajar?- nego con la cabeza. -Mande un correo, es obvio que no me iba a parar. -Con que no te regañen. Me acosté en el sillón y ella levantó mis piernas para sentarse y las puso encima de las suyas. -¿Cómo te fue?- me pregunto. -Bi
Me levanté en la madrugada, había tenido una horrible pesadilla, había regresado al pasado, vi cuando intentó violarme y la policía llego disparándole, cayendo a mi lado. Fui a la cocina por un vaso de agua, me lo tome y lo deje en el fregadero suspirando y al darme la vuelta, lo vi enfrente de mí. -Vine por ti Ann. Mi corazón estaba muy alarmado y me desperté de golpe por el sonido de la alarma, estaba sudando, era un sueño, solo fue un sueño. Me levante de la cama y me fui a bañar, en cuanto termine, me vestí y salí, Sara estaba lista, a lo que me sorprendí. -Me levanto más temprano- me dijo al verme- ¿Ya te vas a correr? -Si, para despejar mi mente un rato- le conteste- créeme que lo necesito. -Me parece excelente- me sonrió- aunque yo hubiera preferido descansar. -Ayer descansaste demasiado- le contesto Kenya mientras salía ya arreglada- tal vez te has puesto así porque tus
Me desperté gracias a la alarma, me metí a bañar y después me vestí. Salí a desayunar y estaba Kenya desayunando, preparé el de Sara y también el mío. -¿Y si estuvo bien el beso?- me pregunto moviendo sus cejas. -Me preguntaron eso ayer. -Vuelve a contestarlo, es demasiado interesante tu cambió de actitud- se recargó en su mano- antes decías que no y ahora le diste tremendo beso al ángel. -No había dado un rotundo no, soló dije que aún- recalque esta palabra- no, no lo veía de esa forma. -Pero esta bueno- vi a Sara entrando a la cocina. -Ayer me lo dijiste. -Ni lo niegues, por si es cierto -No lo niego- le conteste algo sonrojada- pero ya cállate. -Parece que si te gusta- dijo Kenya sonriendo. -Hablando de eso- la vi fijamente a la castaña- ¿Has hablado con Mari? Ese día con ese beso, vi mucha química entre ustedes. Se sorprendió a
Me esta dando un ataque. Me senté en el piso tratando de estabilizar mi respiración y mi pulso, sentía como mi cabeza me pulsaba y que no podía salir de este estado. Mi vista se nublaba a ratos y trataba de respirar con normalidad, pero no podía; cómo si el oxigeno de la habitación se hubiera ido en unos segundos. No puede ser él, es simplemente una coincidencia, un homónimo como me dijo Sara; vi cómo le disparaban, se desangro enfrente de mí, incluso tenía su sangre en mis manos. Sentía que algo me estaba escurriendo por la frente, me toque y al ver mi mano, tenía sangre en ella, tal cuál como esa vez, al levantar la vista. Lo ví -¿Recuerdas cuando me dispararon?- me dijo acercándose a mí- ¿Recuerdas esa sensación?- se puso de cuclillas enfrente de mí y toco mi mejilla- pero siempre has sido mi niña adorada, ¿Qué sientes que este de vuelta?- tomó mi mano y la puso en su abdomen, sentía los huecos donde le dispararon- me obligaron a
-Te llame la otra vez y me contesto Sara ¿No te dijo?- me pregunto sonriendo. -Si, si me dijo- sonreí- pasa, sabes que estás en tu casa. Lo dejé pasar y cerré la puerta. -¿Interrumpí algo?- pregunto Caleb y me di cuenta que me había olvidado de ese pequeño detalle. -No, para nada- camine hacía él- siéntate- me senté alado de Ezequiel, el cual estaba muy apenado- Ezequiel, él es Caleb, es...- me quede callada pensando en cómo lo iba a presentar. -Nos conocemos desde hace 16 años- sonrió Caleb- de echo, éramos novios en la preparatoria- dijo todo quitado de pena- pero a la mitad de la universidad terminamos, queríamos cosas muy diferentes, pero no te preocupes, eso paso hace mucho tiempo, de echo yo me voy a casar- sonrió al terminar de contar toda nuestra historia. Siempre tan directo, como siempre, Ezequiel empezó a reír. -Es un gusto conocerte Caleb, ¡Ay! Me encanto tu presentación, si
Intenté bloquear el número que me mando ese mensaje, pero por alguna extraña razón, me decía que el número no existía. ¿Cómo es posible que manden mensajes desde un número que no existe? Preferí no decirle a Sara y a Kenya esto. Posiblemente todo esto sea producto de mi imaginación, por todo lo que ha pasado los últimos días. Me arregle para ir al trabajo, Ezequiel me dijo que si aún me sentía mal, era mejor que no fuera y me quedara a descansar, pero estoy segura que si dejo de ir y Adam se da cuenta de eso, le puede dar mi puesto a otra persona y eso no sería para nada bueno, porque me esforcé mucho para estar en este puesto. Sara y Kenya no dejaban de molestarme con Ezequiel, estaban felices porque, al fin le había echo caso, después de casi dos años de insistencia de su parte. Al llegar al trabajo, entre al elevador y cuando las puertas se iban a cerrar, alguien metió la mano para impedir que estas se cerraran
Ezequiel era el hombre más increíble del mundo entero, era demasiado caballeroso y atento.Me acompaño hasta casa de nuevo, cuando estaba con él en la puerta para despedirme, podía escuchar los murmureos de Sara y Kenya del otro lado de la puerta; además, se veían las sombras.-¿Quieres pasar?- le guiñe el ojo y le di un beso en el cuello- sígueme la corriente- le susurre.-¿No están tus compañeras?- me contesto de igual manera, continuando con la broma.-No les va a molestar.-¿Qué no nos molesta?-susurro Sara-escucharemos todo.-Cállate, no hables tan fuerte- susurro Kenya.-¿Debemos comprar algo?- le pregunte mordiendo el labio tratando de aguantar la risa.-No, así está mejor, es más, podremos experimentar.
Sara me despertó, de una manera tan abrupta que hizo que me asustara.-Anna, despierta- me movía muy fuerte.-¿Qué pasa?- le conteste sentándome en mi cama, no sé que hora era.-Mira, encontré este tipo- empezó a manipular su celular y yo me froté los ojos.-¿Que quieres que vea?-Puse la foto del acosador en Google y me salió un perfil de Facebook, mira.Me enseño el perfil de un hombre, era igual a él, solo que sus ojos eran cafés, no azules.-Sara, él real tiene los ojos azules.-Pudo haber usado pupilentes.-Vive del otro lado del mundo.-Pudo haber tomado un avión y llego en unas horas, por eso está aquí.-Sara- la tomé de los hombros- me has pedido que no piense más en él, estoy convencida qu