REINA DEL ODIO. CAPÍTULO 68. Una visita inesperadaMi cerebro está embotado, pero no es solo el shock de lo que está pasando, es la acumulación de semanas de tensión, meses, años…Abrazo mi propio cuerpo, sintiéndome más pequeña de lo que jamás me había sentido hasta que siento una mano que alcanza la mía. Christian entrelaza nuestros dedos y mantiene mi mano entre las suyas, en su regazo, acariciándome el dorso con gestos suaves.Y yo no la aparto, no ahora, no cuando Regina está en el quirófano y lo único que podemos hacer es rezar porque salga de ahí con vida.Después de un rato, Christian suspira, rompiendo el silencio.—¿Quieres agua?Niego con la cabeza, no quiero nada, solo quiero que alguien salga por esa maldita puerta y nos diga que Regina va a estar bien.—No tenías que quedarte —murmuro sin mirarlo.—Sí tenía —responde sin dudar.Levanto la vista y me encuentro con su mirada, está cansado, preocupado y lo entiendo, estos también son sus amigos ahora y nos quiere… a unos má
REINA DEL ODIO. CAPÍTULO 69. Una abogada atrapadaTan pronto como Christian sale, el silencio se siente cómo, tal como ha sido siempre con Idris. Psicología del Derecho era su materia favorita, tenía más de psicólogo que de abogado y supo leerme en un solo segundo, pero también supo apoyarme y enseñarme. Gracias a él pude finalmente encontrar a Alma, y gracias a él entendí que mis sentimientos, por fuertes que fueran, no podían estar por encima del bienestar de mi hija; y que amar a veces también era “dejar ir”.—El amor tiene tantas formas y la gente se empeña tanto en encasillarlo en una sola —murmuro porque esa siempre ha sido su frase favorita y lo veo sonreír radiante.—Y veo que tú encontraste al tuyo —me dice y antes de que pueda responderle me levanta un dedo acusador—. Ni siquiera trates de negármelo, se le caen los calzones mentales al muchachito cuando te mira, se le nota a un kilómetro… y a ti se te huele.—¿Disculpa? —pregunto con tono socarrón y él me mira con esa expres
REINA DEL ODIO. CAPÍTULO 70. Un campo de batallaSalgo de mi cuarto sintiéndome un poco mejor y voy a la habitación de Regina. Solo Viggo puede estar adentro, pero en cuanto veo a Ruby ella me abraza con fuerza.—Va a estar bien —susurra contra mi cabello—. Todos vamos a estar bien. Pero no puedes darme más sustos. Quiero que te vayas a descansar ahora mismo.—Estoy bien —trato de quejarme pero ni siquiera me da la oportunidad.—Siempre dices eso —rezonga mi amiga, cruzándose de brazos—. Tú siempre cuidas de todos, Verónica. Ahora te toca dejar que te cuiden a ti. Te desmayaste, por poco me da algo cuando llegué y cada una estaba en un cuarto de estos. Por favor, necesito que te cuides porque ya no podemos con más estrés. Christian ¿puedes llevarla a tu departamento esta noche?Él se queda mudo porque obviamente no es su decisión.Y yo por mi parte sé que Ruby tiene razón, no sabría cómo estar sentada en una silla de estas por más tiempo. Sin embargo tampoco puedo evitar decir lo que
REINA DEL ODIO. CAPÍTULO 71. "No sé de lo que sería capaz"Me giro para mirarlo, y la expresión de Christian lo dice todo. No intenta justificarse, no intenta restarle importancia a la escena que estoy presenciando. Él sabe exactamente lo que esto significa y yo también. No necesito preguntarle nada, ni siquiera desde cuándo está pasando porque eso es evidente.—Bueno… —digo dejando mi pequeña cartera sobre una mesa, con una calma que no sé de dónde saco—. No hay nada que no se arregle con bolsas de basura y desodorante ambiental.Christian parpadea, como si mis palabras lo hubieran tomado completamente desprevenido.—¿Qué…?—Vamos a ordenar esto porque no me gusta dormir con las ratas —repito con un encogimiento de hombros—. Y tú vas a pedir comida, porque estuve hipoglicémica y tengo hambre.Me mira como si estuviera diciéndole que hay oro al final del arcoíris y mi estómago se encoge porque no quiero aceptar que soy la causante de esto. Algo dentro de mí me dice que no soy tan impo
REINA DEL ODIO. CAPÍTULO 72. El caos contigoMis ojos se enfocan en su costado, porque aunque lo estaba mirando simplemente no tenía el ángulo correcto, pero en cuanto le da la luz lo veo: un enorme hematoma se extiende desde sus costillas hasta la parte baja de su abdomen, con tonalidades que van del morado profundo al negro.Camino hacia él apresurada y no me importa cuánto retroceda, igual lo alcanzo y levanto su camiseta.—¿Qué demonios es esto? —pregunto, pasando suavemente los dedos por la piel amoratada.Christian apenas reacciona, solo baja la vista hacia donde estoy tocándolo y suspira.—No es nada… —¿No es nada? Tienes medio costado hecho un desastre, Christian… —le espeto con incredulidad—. ¡Por Dios dime que no te metiste en una pelea ni…!Y entonces lo recuerdo. Él estaba ahí cuando todo se salió de control. Cuando el disparo sonó, cuando la multitud se volvió un caos. Estuvo conmigo, sosteniéndome, cubriéndome con su cuerpo.—¡Maldición! Te patearon, ¿verdad? —Mi voz es
REINA DEL ODIO. CAPÍTULO 73. La esperanza.La cocina está en silencio. El único sonido es nuestra respiración y el goteo lento del grifo, que de repente parece ensordecedor. Sigo atrapada en este momento, en la forma en que Christian me mira, en el calor de su cuerpo a centímetros del mío, en el peso de sus palabras.—Mañana puedes fingir que tienes amnesia —murmura, con una expresión severa que jamás le he visto—. Después de todo, te di un buen golpe en la cabeza.Intento reírme, desviar la tensión con algo de sarcasmo, pero no puedo. Mi garganta está demasiado apretada, mi cuerpo demasiado tenso, mis emociones demasiado desbordadas como para pretender que esto no es algo más grande de lo que puedo manejar.—Eres un imbécil —susurro, porque necesito decir algo, lo que sea, aunque mi voz suene débil, aunque mis palabras no tengan peso porque… lo extraño. Maldición lo extraño tanto que yo también he estado por inercia en estas semanas.Christian apoya su frente en la mía y me mira con
REINA DEL ODIO. CAPÍTULO 74. Puedo sentir la tensión en cada músculo de su cuerpo aun por debajo de la tela; la calidez de su aliento y esta brutal necesidad que parece una segunda piel. Jamás he sentido esto, puedo jurarlo, tal como puedo jurar que no sé qué es. Parece hambre, sed, deseo, impotencia, desesperación.—¡Maldición! ¿Así es el sexo de reconciliación? —pregunto con un jadeo que casi me cierra los ojos y siento que Christian niega mientras me besa.—Ni puta idea, yo jamás me he reconciliado con nadie… —susurra y mi piel se eriza mientras la camisa baja sobre mis hombros, y mis manos se cierran sobre la piel de su espalda. —Pues mañana peleamos por quién lava los platos —gruño mientras siento sus besos bajando por mi cuello, mi hombro.—Mañana es… perfecto.Su boca se apodera de mis pezones con un hambre feroz, arrancándome un jadeo que no intento contener. Su lengua se mueve con destreza, provocando escalofríos que se expanden por todo mi cuerpo. Me tensa, me humedece, me
REINA DEL ODIO. CAPÍTULO 75. La mitad que me faltabaDespierto con la sensación de que apenas he dormido unos minutos, pero la luz tenue que se filtra por las cortinas me dice que ya casi es mediodía. Hay un extraño silencio en la habitación, un contraste abrumador con la intensidad de lo que pasó hace solo unas horas.Me giro lentamente en la cama, pero el lado de Christian está vacío. Aún está tibio, y eso significa que no se ha ido hace mucho. Cierro los ojos por un instante, tratando de procesar todo lo que ha pasado en los últimos días. Mi cuerpo está cansado, pero mi mente no deja de trabajar, dándome vueltas una y otra vez.Respiro hondo y me obligo a levantarme. Salgo de la habitación y lo encuentro en la sala, de pie junto a la ventana con una taza de café en la mano y el ceño ligeramente fruncido mientras revisa su teléfono. La luz le da un tono dorado a su piel, y por un momento me quedo observándolo en silencio. Hay algo en su postura, en la manera en que se mueve de un la