Recargado en la pared, herido, sintiendo la sangre bajar por su torso fue que recordó a su madre una vez más. Recordó su amplia sonrisa mientras le servía el famoso estofado de papas que le encantaba comer de niño. Extrañaba tanto a sus padres a pesar de haber pasado tanto tiempo.
Aun podía sentir la esencia de la sonrisa de su madre sobre sus recuerdos, la calidez de los abrazos de su padre. Había pasado tanto tiempo que no podía recordar con claridad sus rostros ni sus voces.
El día que los había perdido seguía estando tan claro en su cabeza y en su corazón. Seguía doliendo igual como dolía hace veinte años.
Desde los seis años había conocido su destino, el destino que lo había llevado hasta el lugar donde se encontraba en esos momentos. Desde pequeño se había prometido que nunca perdería a un ser querido por
La flama de la vela se apagó en el mismo instante que el frío aire entró a la carpa militar de color negro. El general gruñó en alto al quedarse en completa oscuridad dentro de aquella carpa, observando la poderosa tormenta que se había desatado fuera de la carpa y maldijo con rudeza antes de tomar la caja de cerillos.Con dificultad encendió una vez más la vela, observando la llama de fuego que bailaba al ritmo del aire. Tres soldados entraron por la abertura de la carpa, interrumpiendo la soledad del general mientras sus cuerpos goteaban gruesas gotas, estaban completamente empapados por la tormenta nocturna que se había desatado repentinamente.—¡Saluden!—gritó uno de los tres hombres, llevándose la mano a la frente. Siendo imitado por los otros dos hombres que lo acompañaban.—Descansen—dijo el general, levantándose de su asien
El aire del lugar tenía ese peculiar olor a muerte que tanto odiaba Jack. Lo habían intentado convencer de abandonar la misión pero tras varios minutos de negociación finalmente no lo habían logrado. Jack no lo había permitido y no porque no confiara en sus subordinados o mucho menos por que no confiara en Logan para tomar su lugar mientras él no estaba, sino que incluso estando herido había tomado la responsabilidad de su cargo. Confiaba plenamente en su equipo pero necesitaba estar con ellos para apoyarlos, para dirigirlos.Un suspiro salió de sus labios cuando las puntas de sus dedos tomaron la tapadera de metal del conducto de ventilación de aquel edificio repleto de enemigos. Quería ese territorio, lo deseaba y estaba ahí para recuperar lo q
El sonido que desprendía el agua de las regaderas de aquel edificio al caer el agua provocaba un sonido relajante que se escuchaba hasta el exterior de aquellas duchas. Fuera de ese lugar había unas cuantas soldadas, recargadas sobre la sucia pared de concreto. Estaban ahí con la única misión de evitar que cualquier hombre entrara a las regaderas mientras las civiles tomaban su primer baño después de horas. Todos habían pasado un día terrible, estaban cansados e incluso machacados. Sus cuerpos dolían y se sentían vacíos sin ninguna emoción que no fuera terror.Cleo estaba tan cansada que incluso sentía que terminaría por caer dormida bajo aquella regadera vieja, había tenido que servirles a todos como médico. Había curado cada mínima herida que había detectado y se había terminado por agotar hasta la última gota de ene
El cuerpo de Jack no se preocupaba por ocultar la molestia que sentía en esos momentos dentro de él. Su mandíbula tensa, su mirada oscura y penetrante le hacían perfecta compañía a la postura de arrogancia que mantenía pegada a la pared mientras observaba a la joven mujer que tenía frente a él, limpiándose la sangre que le escurría del labio.—Tienes que escucharme— pidió ella, finalmente animándose a hablar en aquella incómoda situación.—por favor— dijo, levantándose de la cama del soldado que la veía sin ninguna expresión en el rostro— ellas me han robado.—Siéntate— dijo él, hablando ún
El viento del desierto se sentía frío al golpear su rostro mientras la transportaban como mercancía en un vehículo con ventanas rotas. Al lado de ella Logan sudaba y temblaba por la pérdida de sangre que estaba sufriendo. Sus labios tiritaban con fuerza mientras intentaba controlar aquel vergonzoso movimiento que deseaba desaparecer.De vez en cuando sus miradas se encontraban, reflejando la preocupación que sentían el uno por el otro. Cleo estaba segura de una sola cosa y era que esos hombres no estaban ahí para herirla pero la idea de ver como Logan sangraba y sangraba frente a ella le parecía aterrador. Temía ante la idea de que el cuerpo de Logan finalmente colapsara ante ella en cualquier momento. Deseaba poder ayudarlo pero las ataduras sobre sus tobillos y sus muñecas se lo impedían. No le permitían moverse demasiado, necesitaba encontrar un modo de poder ayudar al hombre q
Había más de diez francotiradores en la zona, unos cuantos cazadores y probablemente un centenar de soldados a los alrededores que esperaban la más mínima orden para rafagearlo sin piedad mientras él no se podía mover ni el más mínimo centímetro. La cabeza le daba vueltas, intentando entender la situación en la cual se encontraba atrapado. Las imágenes de los últimos sucesos venían una y otra vez. Proyectándose en sus pensamientos como una terrible película de acción.Desde que había abierto los ojos solo pensaba en una sola cosa, en ellos. En ella. Estaba tan molesto por lo que estaba sucediendo a las afueras de ese lugar. Lo único que deseaba era huir de ese maldito lugar y encontrarse con su pelotón, con sus hombres para encontrar la mejor manera de recuperar a la gente que le pertenecía.Su cuerpo sufrí
Las luces dentro del submarino parpadeaban de vez en cuando mientras Cleo se sacudía entre las ataduras que mantenían sujetas sus extremidades a aquella silla de metal. Frente a ella había una gran computadora que mostraba algunos de los datos secretos del país. Tras ella había cinco hombres totalmente armados, esperando “pacientemente” a que la joven mujer se decidiera a aceptar las reglas que el jefe le había puesto.Desde que había llegado a ese lugar había pensado en una sola cosa. La idea de robarle datos e incluso grandes cantidades de dinero a su país iba en contra de sus creencias. Simplemente no podía hacerlo, su padre no le había enseñado lo que sabía para que en esos momentos deshonra su nombre y su alto rango.
Las manos ensangrentadas de Cleo se movían con agilidad sobre aquel teclado viejo y empolvado que había frente a ella, sus costillas palpitaban constantemente, recordando la dolorosa experiencia que había vivido hace unas cuantas horas atrás. De vez en cuando escupía una pequeña cantidad de sangre que su cuerpo le exigía expulsar de su interior.La habían descubierto mientras realizaba su plan de escape. Ese hombre que prometía casarse con ella la había descubierto intentando contactar a Jack y aunque al inicio había mostrado una amable sonrisa. Había terminado por herirla.—¿Lo tienes?—preguntó Josh, entrando a la habitación con una gran navaja entre manos— ¿Has sacado la información?—Solo he... solo he podido robar unos cuantos millones— contestó ella— unos cientos—susurró, avergon