Habían pasado tres horas desde que había salido de aquella base militar, los pies le dolían con cada paso que daba hacia adelante en aquel desértico lugar. Su cuerpo amenazaba con rendirse cada vez que frente a ella se encontraba un gran obstáculo. Había perdido de vista a unos cuantos reclutas y podía escuchar los vehículos militares a la distancia. Vigilando cada uno de sus movimientos, un extraño sonido la hizo detenerse a mitad del camino, obligándola a cubrirse el cuerpo con alguna de las protecciones que había en el lugar. Cleo se cubrió la cara al escuchar la ráfaga de disparos a sus espaldas.
La alarma de emergencia le hizo ver que aquella ráfaga no era ningún obstáculo que debía estar en aquella primera prueba. Con
Las manos de Jack se llenaron de sangre cuando clavó la punta de la navaja en el pecho del hombre rubio que lo veía con odio, tras de él pudo escuchar los pasos de los hombres que lo venían persiguiendo. Había varios hombres en el suelo, sin vida con la ropa totalmente agujereada por culpa de la ráfaga de metal que él había hecho hace unos minutos. Cada uno de los rostros de aquellos hombres muertos le parecía completamente desconocidos. Estaba en busca de aquel rostro que había visto hace años, aquel rostro que había intentado borrar de su memoria pero no lo había logrado. En esos momentos entendía por qué su subconsciente no le había permitido borrar ese rostro. Aquel hombre era el culpable de todo lo que estaba sucediendo y no pensaba descansar hasta que finalmente lograra encontrarlo y terminar con todo de una vez. Estaba harto de tener que pelear cuando quería
Toda la habitación de aquel hospital se encontraba en completo silencio, Cleo estaba recargada sobre una de las paredes, moviendo sus piernas con nerviosismo mientras volteaba una y otra vez a ver a aquel capitán que se encontraba hospitalizado. Se suponía que ella no se debería de encontrar en aquel lugar pero le parecía completamente imposible no permanecer a su lado. Todo había sucedido tan rápido que incluso aún se encontraba completamente confundida.Estaba totalmente segura de qué Logan había sido controlado por culpa de la droga que se encontraba en el ambiente, no podía creer cómo es que Jack había podido sobrevivir a aquella herida tan fuerte, tan profunda.Los médicos habían dicho que era casi completamente seguro que no pudiera hablar por un cierto tiempo y que con probabilidad tendría que permanecer en el hospital hasta que la herida de su c
Nuevamente las manos le temblaban sin control, había pasado mucho tiempo desde que sus manos habían temblado de esa manera. Sentía que perdía el completo control de ella misma en esos momentos. Estaba completamente aterrada y no encontraba una manera de poder escapar de ese terrible temor y terror que la perseguía. Nuevamente Jack estaba en peligro y sentía que en sus manos no estaba lo que necesitaba para salvarlo. Sentía que la posibilidad de salvarlo se había escapado de sus manos y no habría una manera en la cual ella pudiera interferir para verlo sonreír una vez más. Estaba completamente aterrada y todo su cuerpo lo reflejaba a la perfección. Todos a su alrededor podían notarlo, viéndola frente al cuerpo latente de Jack, paralizada con las manos completamente empapadas de la cálida sangre de su capitán favorito. Necesitaban encontrar una manera de poder conseguir que
La mañana siguiente Cleo sentía que su cabeza estaba dando completamente vueltas, no había podido conciliar el sueño por completo, extrañamente había podido dormir unas cuantas horas y es que todos los pensamientos estaban completamente saturados con la muerte. La enfermedad de su padre lo había tomado completamente desprevenida, siempre lo había visto completamente fuerte y nunca había imaginado que su padre fuera una persona que tuviera cáncer. Siempre había creído que su padre estaba completamente sano y que desafortunadamente tenía demasiado tiempo para tener que pelear con él. Ambos habían llegado a la conclusión de qué tenían que mejorar su relación, su padre no le había dicho cuánto tiempo le quedaba de vida pero era posible que le quedara poco tiempo. No quería admitirlo pero realmente estaba asustada, no quería imag
La pequeña flama de la vela bailaba al ritmo del frío aire que entraba por la abertura de la puerta de la casa de acampar. La pequeña casa de acampar se movía con cada golpe frío que proporcionaba la tormenta. Cuatro hombres corrieron cuesta abajo arrastrando a uno de sus compañeros, estaba herido y ninguno sabía si podrían salvarlo. El doctor esperaba por él en la casa de acampar pero primero tenían que conseguir llegar con vida. Su herida era grave y no le ofrecía muchas posibilidades de vivir. La bomba había explotado justo cuando él había intentado huir de la zona negra, así le solían llamar a las zonas de alto riesgo, a esas zonas a las cuales él tenía prohibido ir pero amaba ir.El doctor suspiró aliviado al observar llegar a los hombres que tanto anhelaba ver. Exigió que llevaran al hombre a la camilla vieja que había en el
UN AÑO DESPUESHabía dos niños gritando contra la ventana cuando ella decidió acercarse a ellos. Con una gran sonrisa les pidió amablemente que se alejaran de aquella gran ventana de cristal pero los pequeños parecían no querer responder a la petición que su linda profesora les estaba solicitando y en cambio decidieron gritar con más fuerza. Ella suspiró una última vez, así como solía hacerlo cuando estaba a punto de perder la cabeza. Nunca había explotado contra los niños pero tal vez por primera vez lo haría.—Sus mamis vendrán en un momento— dijo mientras intentaba sonreír de la forma más amablemente posible. Hace dos años cuando le ofrecieron ser cuidadora en aquel pequeño gimnasio de la ciudad nunca imaginó que estaría cometiendo un grave error. Cuidar a niños había re
La oscuridad del lugar era iluminada con una pequeña fogata que había creado el soldado con algunos artefactos que cargaba consigo para poder calentar sus cuerpos. La noche había caído fugazmente sobre ellos y no podían salir del lugar. Para ella, la esperanza de salir rápido de ese lugar se había esfumado desde hace tiempo. Las bombas seguían cayendo, se podía escuchar como destrozaban todo a su paso y solo era cuestión de tiempo para que los destruyera a ellos.—¿Cuál es tu nombre?— preguntó ella repentinamente, intentando conseguir una forma de romper aquel incómodo silencio que había en la tumba de concreto donde se encontraban encerrados. El alto hombre se quedó en completo silencio demostrándole a Cleo que había fallado en su misión.— ¿Te duele la espalda?— preguntó, recordando el golpe que habí
Había un hombre frente a ellos con una gran sonrisa de oreja a oreja. Su cuerpo envuelto de explosivos mientras mantenía sus brazos alrededor de la mujer que gritaba y suplicaba por su vida. Cinco soldados mantenían la mirada clavada en él, esperando las indicaciones de su capitán.Red light mantenía los brazos cruzados a escasos centímetros del hombre, sus gruesos hombros tensos subiendo y bajando al ritmo de su respiración intranquila, al espera del mínimo ataque. Le ganaba por unas cuantas cabezas de altura al hombre pero eso no significaba que no le robaba la calma. Aquel hombre incluso con unas cuantas armas sobre él, seguía manteniendo esa gran sonrisa en su rostro. Un ruidoso suspiro salió de los labios del soldado.—Ahora— dijo finalmente el capitán, justo antes de saltar ante el hombre y arrebatarle la pequeña mujer temblorosa que tem