— Patrañas ¿De dónde sacas todo eso? Sabía que acusar sin pruebas, puede mandarla a la cárcel — Amenazó Corina soltando bruscamente a su hijo, mientras Elizabeth se tapaba la boca para no vomitar — ¿Qué te pasa, reina? ¿Muy feliz de mi desgracia al punto de burlarte de mí?
— No me estoy burlando de…. — Respondía, pero no logró contener más, colocándose de pie rápidamente para dirigirse al baño siendo observada por todos.
— Te largas hoy mismo de esta casa — Sentenció mirándola fijamente, no iba a tener piedad con ella —, Con tu hijo.
— No me iré, porque dentro mío
Tras llegar a casa Gregory sonrió aliviado, puesto que su mejor amigo no había sufrido ningún daño ocasionado por el explosivo implantado en la camioneta.Envió a sus hombres a limpiar todo, puesto que no le conviene tener a la policía hurgando en sus incidentes, quitaron todo rastro de la camioneta quemada y borraron los videos de seguridad. No debían dejar nada que lo pueda ligar a la muerte de los Rossini así sea un asunto de venganza.—Gregory hijo mío qué te ha pasado— preguntó su madre preocupada al ver su camisa blanca manchada con sangre, él miró su hombro sabiendo que no tiene más que un simple rasguño del roce de una bala, pero podría usarlo a su favor para atraer a su reina.—n
s se abrazaban con cariño, Elizabeth despertó lentamente observando la cara de su amado pegada a la suya y no sintió miedo; sino al contrario encontró refugio dentro de sus abrazos como había sido en el pasado. Se quedó mirándolo fijamente un tiempo, acariciando su mejilla para recordar y reprimir al destino de porque los había separado de esa forma tan brusca y obscena.Gregory se dio cuenta de su tacto abriendo los ojos para visualizar a la mujer más hermosa que jamás haya conocido, porque aunque haya estado con otras íntimamente realmente el amor no se podía comparar a un interés sexual. Sabía lo que quería para su vida, por eso mismo luchaba por ella porque si la perdía, sabía que iba a ser para siempre y ahora que ella estaba embarazada menos podía darse ese
—Ya es momento de que te vayas— le informó Gregory a Corina entrando en la habitación que ella ocupaba, la dejó permanecer un rato más allí por su desmayo, porque por más que odie tenerla un minuto más a su lado comprende que la criatura dentro de su vientre no tiene culpa alguna de la víbora de madre que le ha tocado y mucho menos Emilio que es el único que le causa pesar al saber que al echar a su madre él tendrá que irse junto a ella.—Bien, me iré, solo dame una hora y abandono tu casa señor Gregory Bianchi el todopoderoso. Al fin se te ha cumplido el deseo, pero ten en cuenta que el karma cobra y caro; cuando llegaste a mi vida yo era muy feliz y mira que mierda has hecho de mí— Gregory sonrió observando los feos gestos que hace Corina cuando trata de hacerse la víctima.Corina aceptó marcharse calmadamente de la mansi&oacu
— Todo fue culpa de la reina de la mafia; ella me obligó — Sollozo con lágrimas de cocodrilo sorprendiendo a los dos agentes de policías que la estaban interrogando —, Ella sabe que, si mi suegra vive, no podrá lograr su cometido debido a que estoy en la mitad de su pedido. Pero por favor no vayan a publicar nada referente a esta información, la vida de mi hijo y la mía corren peligro. Esa mujer es muy violenta y peligrosa — fingió tener miedo, lloraba sin cesar, puesto que no le conviene que ellos alerten a Elizabeth, ella sabe que se está metiendo en terrenos peligrosos y al retar a Elizabeth de esa manera no sabrá cuál pueda ser su reacción. Piensa que ha salido con suerte que, aun la reina de la mafia no ha optado por matarla; era fácil, ya que según ella Elizabeth está acostumbrada a matar personas sin que le tiemble el pulso.
Elizabeth había conversado con su mejor amiga como hacía tiempo que no se permitía hacerlo, pidiéndole una y otra vez disculpa por haber desconfiado de su amistad, también le comentó sobre lo ciega que la tenía el odio y la sed de venganza. Odiaba a la vida porque primero permitió que les arrancaran a sus padres después todo el daño que le hizo Adriano aún vive en ella, le confesó que únicamente puede dormir en plena paz al lado de Gregory, que solo a su lado no tiene esas pesadillas que la atormentan cada noche. Y aunque sabe que la oscuridad en ella nunca se irá por más que trate quiere recuperar parte de lo que era porque sus hijos no merecen tener a una mafiosa y sicario como madre.Melissa lloró a su lado sintiendo en parte culpa de que su amiga esté en un mundo como ese porque siente que su futuro podría haber sido diferente al lado
Gregory decidió irse a su habitación en compañía de su amada Elizabeth, tenía una gran felicidad que nadie podía cambiarla debido a que había logrado recuperar la luz de su vida, después de tanto sufrimiento. Elizabeth se sentía mal por los sentimientos de Marcos, sabía que debía hablar con él pronto porque igual fue un pilar fundamental en su transformación, no como mafiosa si no para poder salir de todo el dolor especialmente el causado por Ariano, quien el trato peor que a una rata. Salió de sus pensamientos cuando sintió los labios de Gregory sobre su mejilla, haciendo que abriera los ojos brindándole una sonrisa mirando con amor. — No nos vamos a volver a separar — Susurro Gregory mientras unía su nariz a la de su amada —, Te daré tu tiempo, pero quiero que sepas que eres el amor de mi vida. — Tu también, mi dragón — Dijo co
Cinco minutos antes que de Gregory fuera por Corina, ella miraba a través de la pequeña ventana de cristal ignorando las tantas preguntas que su hijo le hacía; le respondería en su debido momento eso pensaba ella, pero lo que estaba presenciando era mucho más importante, ver ese beso entre Marcos y Elizabeth la hizo comprender que él no estaría de su lado, y que tenía que actuar sola, como debió de hacerlo desde un principio.— traicionero — soltó un bufido encontrándose muy molesta y cuando escuchó que alguien se acercaba se alejó de allí, total entendía que decirle a Gregory sobre ese beso era perder el tiempo, pues él no se molestaría en creerle.—Esa maldita lo tiene cegado— balbuceó airada.
—¿Qué haces desgraciado? — Manifestó acariciando su mejilla, cuando observo el suelo —, No lo toques, es mío — Susurro acercándose, pero había sido bastante tarde.— Lo siento, pero esto es mío ahora — Dijo con una sonrisa de oreja a oreja —, Te los tenías bien guardado ¿no? — Mencionó, pero Corina se lanzó encima de él para quitarle el sobre.Estuvo en su espalda un buen tiempo, mientras daban giros en medio de golpes hasta que se cansó lanzándola con fuerza al suelo; Corina cayó dándose con el filo de la silla cayéndole encima del abdomen mientras gritaba de dolor. Cogió el sobre, su chaqueta, llaves y salió de aquel sitio al ver como sangraba, Corina vio la misma escena sint