Capítulo 40.

Cinco minutos antes que  de Gregory fuera por Corina, ella miraba a través de la pequeña ventana de cristal ignorando las tantas preguntas que su hijo le hacía; le respondería en su debido momento eso pensaba ella, pero lo que estaba presenciando era mucho más importante, ver ese beso entre Marcos y Elizabeth la hizo comprender que él no estaría de su lado, y que tenía que actuar sola, como debió de hacerlo desde un principio.

— traicionero — soltó un bufido encontrándose muy  molesta y cuando escuchó que alguien se acercaba se alejó de allí, total entendía que decirle a Gregory sobre ese beso era perder el tiempo, pues él no se molestaría en creerle.

—Esa maldita lo tiene cegado— balbuceó airada.

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