C67- SOLO DÍ QUE SÍ, PRINCESA.La noche caía rápida y pesada sobre el bosque, y Susan avanzaba con determinación; sus botas golpeaban contra las piedras mojadas mientras cruzaba el río con un salto ágil.―Tenemos que llegar esta noche ―dijo, sin mirar atrás.Zander, que la seguía de cerca, negó con la cabeza, su tono grave y sereno contrastando con la ansiedad de Susan.―Es demasiado tarde para volver ―dijo él, deteniéndose en la orilla―. El bosque es peligroso cuando oscurece, Susan.Ella se detuvo en seco y giró hacia él. Su rostro estaba iluminado por los últimos rayos del sol, y sus ojos, llenos de una mezcla de frustración y preocupación, se clavaron en los de Zander.―Mi hermano necesita esta flor, Zander ―replicó, su voz quebrándose ligeramente.El alfa suspiró y su mirada se suavizó al verla tan vulnerable.―Lo sé, princesa ―respondió con un tono más bajo―. Pero que te pongas en riesgo no ayudará en nada. Tendremos que pasar la noche en la cueva y partir antes del amanecer.Su
C68- CADA SECRETO QUE GUARDAS.—Zander... —su voz tembló.—Dime que no lo sientes —sus dedos trazaron un camino por sus brazos—. Dime que no te estremeces cada vez que estoy cerca.Susan intentó escapar, pero él la acorralándola más contra la pared. Sus ojos brillaban con un hambre primitiva.—No puedo... —susurró ella.—¿No puedes qué? ¿No puedes resistirte? ¿O no puedes mentirme?—Ambas —admitió ella, con la respiración agitada.Una sonrisa depredadora curvó los labios de Zander.—Entonces deja de luchar.—Tengo miedo —confesó ella.—¿De mí? —sus labios rozaron su sien.—De lo que me haces sentir.Zander gruñó suavemente.—Bien —susurró hasta que una mano se posó en su cintura—. Porque lo que siento por ti me aterra y me obsesiona a la vez.Susan alzó la mirada, encontrándose con sus ojos ardientes.—¿Qué quieres de mí? —susurró.—Todo —su voz era puro pecado—. Tu cuerpo, tu alma... cada secreto que guardas.Sus labios rozaron su cuello.—Quiero hacerte olvidar cada dolor, cada heri
C69-NECESITO HACERTE MÍA.Los muslos de Susan temblaban cada vez que el aumentaba la presión, su cuerpo al borde del éxtasis.―Zander... voy... voy a...Sus palabras fueron interrumpidas por un grito de puro placer al correrse, el clímax la atravesó con una intensidad que nunca antes había experimentado. Pero Zander no se detuvo, su lengua siguió lamiéndola como si no tuviera suficiente de ella, como si fuera su comida favorita.Y cuando finalmente se apartó, sus labios brillaban, su pecho subía y bajaba con su propia excitación. Mientras Susan yacía allí, agitada y saciada, con el cuerpo aun hormigueando por las réplicas. Giró la cabeza para mirarlo, al hombre —no, al alfa— que acababa de reclamarla en todos los sentidos.Y solo podía pensar que quería más.La mirada de Zander se encontró con la de ella, una sonrisa posesiva curvando sus labios.―Necesito hacerte mía ―gruñó, con voz baja y primitiva.Y en ese momento, Susan supo que tenía razón. Siempre había sido suya. Solo que no lo
C70-ME HE ENAMORADO, HERMANO. El primer rayo de sol se filtró, el canto de los pájaros se mezclaba con el crujir suave del bosque despertando. Susan abrió los ojos y, por un instante, se quedó inmóvil, con el corazón encogido. El calor del cuerpo de Zander a su lado le quemaba la piel. Recordó sus manos, su boca, las palabras que dijo la noche anterior… y sintió una punzada en el pecho. «Esto fue un error», se dijo con la garganta apretada. Su corazón aún dolía, demasiado reciente, demasiado herido. La imagen de Nico, de su traición, su sonrisa falsa, la forma en que la usó, regresó como una bofetada. Y Zander no podía ser diferente. No podía confiar en él. No debía. Se deslizó fuera de la manta con movimientos suaves para no despertarlo, se vistió sin hacer ruido y salió al fresco de la mañana. El aire olía a tierra húmeda y hojas mojadas, y la brisa le acarició la cara como una advertencia. Caminó hasta el río. Necesitaba pensar. Sentir el agua fría. Apagar el fuego que
C71- LO QUE DEBO Y LO QUE DESEO.LIONA.Habían pasado dos días desde que Runa me dio la poción hecha con flor de plata. Dos días en los que Darius empezó a mejorar. No del todo—todavía le costaba moverse—pero ya no era ese cuerpo inerte que creía que se me iba a ir de las manos.Esa mañana estábamos junto al río. El sol filtraba la luz entre los árboles, dibujando manchas doradas sobre la piel de Darius mientras yo le lavaba las heridas con agua fresca y una tela suave. Me arrodillé a su lado, con cuidado de no lastimarlo. Cada movimiento mío era medido, casi como una caricia.El agua corría tranquila, pero yo no.Él no decía nada. Solo respiraba lento, como si concentrarse en no moverse fuera su única tarea. Y yo... bueno, yo trataba de no mirar demasiado.Pero era imposible.Las cicatrices sobre su torso empezaban a sanar, aunque seguían rojas y algo inflamadas. La piel alrededor se tensaba y se sentía caliente bajo mis dedos. Me detuve en una, justo debajo de sus costillas. Era más
C72- UN COMIENZO.LIONA.Me removí entre las mantas. Sentía el cuerpo caliente, como si algo me quemara por dentro. No podía dormir bien. Me retorcía, sudaba. Algo me jalaba hacia un lugar que no entendía… y, de pronto, lo sentí.El sueño me envolvió sin aviso.Estaba en un bosque. El aire olía a pino fresco y tierra mojada. Todo era demasiado real. Los colores más vivos, como si alguien hubiera subido el brillo del mundo. Las hojas crujían bajo mis pies y un murmullo suave corría entre los árboles, como si el viento hablara bajito.Entonces lo vi.Darius.Más joven. Su pelo más largo, desordenado como siempre. La misma mirada: esa mezcla rara de arrogancia y algo que dolía… como si ya supiera que iba a romperme. Estaba parado ahí, como si me hubiera estado esperando desde siempre.—¿Recuerdas esto? —me dijo, con esa voz suya que se metía directo bajo la piel—. El día en que nuestras vidas se cruzaron.Miré a mi alrededor. Y el lugar me resultaba conocido, pero todo estaba... distorsi
C73- ¿INTENTAS BORRAR LO QUE PASÓ ENTRE NOSOTROS?El claro del bosque estaba tranquilo, al menos en apariencia. El único sonido era el de los cuchillos chocando, una y otra vez, con ritmo firme. Susan entrenaba, centrada, los músculos tensos, la mirada fija.Zander la vio desde el borde del claro.Estaba quieto, los brazos cruzados, el ceño fruncido. Su mandíbula marcada se movía apenas, como si mascullara algo para sí. El lobo en su interior no paraba de moverse. Inquieto. Celoso. Mordiendo cada segundo de esa escena.Avanzó sin decir nada.El guerrero que entrenaba con Susan lo notó enseguida. Bajó el cuchillo y retrocedió medio paso. La tensión en el aire era tan obvia que hasta las hojas parecían haber dejado de moverse.—Vete —soltó Zander, seco.El otro dudó. Miró a Susan buscando una señal. Pero ella no dijo nada. Ni siquiera lo miró. Al final, el guerrero asintió, incómodo, y se alejó.Susan se cruzó de brazos, con la frente perlada de sudor.—¿Qué crees que estás haciendo?Za
C74- HABLAR CON LA VERDAD.LIONA.Iba rumbo a los galpones de la manada, y me detuve en seco al borde del claro.Las risas, los ladridos suaves, el sonido de hojas crujidas bajo patitas inquietas... todo eso me golpeó de golpe. Me quedé quieta, como si moverme pudiera romper algo sagrado.Y allí estaba el de nuevo. Como lo habia estado los últimos días.Darius.De pie entre un grupo de cachorros, agachado mientras uno se le colgaba de la espalda y otro le mordisqueaba la oreja. Él reía. Era una risa baja, que me hizo estremecer en el buen sentido. Su voz sonaba firme cuando hablaba, pero suave, paciente. Como si estuviera exactamente donde quería estar.Mi pecho se apretó sin aviso al verlo interactuar con los cachorros.«Sería un buen padre…» pensé.No sé por qué ese pensamiento me pegó tan fuerte. Tanto que me dejó inmóvil, como si hubiera dicho algo prohibido en voz alta.Y entonces me volvió a la mente ese sueño.Él mirándome como si fuera su hogar. Tocándome con una delicadeza qu