C75- ELEGIR MI FELICIDAD.LIONALa noche se sentía espesa.Silencio en la habitación se rompía con los suaves suspiros de los cachorros durmiendo. Estaban hechos un ovillo bajo una manta tejida, cálidos, inocentes. Me incliné despacio sobre ellos, pasándoles los dedos por sus suaves cabellos con cuidado, como si eso pudiera calmar también el desorden dentro mío.Me ardía el pecho.Estaba cansada.De fingir, de sostenerlo todo, de callarme lo que me rompía por dentro. Sentía un nudo en la garganta desde hacía días. Uno que no se aflojaba ni siquiera cuando sonreía.Y justo cuando creí que tenía un respiro, la puerta se abrió de golpe.El sonido me hizo girar de inmediato. Los cachorros se removieron en sus sueños. Uno gimoteó, otro estiró su manita.Y ahí estaba Gideon. De pie. Tenso. Con la mandíbula apretada, los ojos encendidos como si le acabaran de prender fuego por dentro.—¿Cuánto tiempo pensabas seguir jugando a este juego, Liona? —soltó, sin filtros.Me enderecé rápido, pero n
C76-EL BAÑO BAJO LA CASCADA.El agua caía con un murmullo constante, limpio, hipnótico. Susan estaba bajo la cascada, con los ojos cerrados, respirando lento. El agua le corría por el cuerpo, arrastrando el sudor, la tierra y parte del cansancio del día. En paz.Pero esa paz no duró. No porque algo malo pasara, sino porque lo sintió. Esa especie de electricidad que siempre la recorría cuando él estaba cerca. Abrió los ojos. Y vio a Zander. Apoyado contra un árbol, mirándola como si no tuviera vergüenza de nada.Ella no se sobresaltó. Solo lo miró, arqueando una ceja.—¿Vas a quedarte ahí mirando como un idiota o tienes algo que decir?Zander sonrió. Esa sonrisa. Siempre era la misma: medio descarada, medio encantadora.—Oh, tengo muchas cosas que decir —contestó con voz grave—. Pero no quiero arruinar el espectáculo.Susan soltó una risa seca. No bajó la guardia, pero tampoco se tapó. Se quedó donde estaba, dejando que él la viera si quería.—¿Eso es lo mejor que tienes? Pensé que era
77-INTENTO DE TREGUA.LIONA.Después de mi conversación con Gideon, no lo había vuelto a ver. No sé si él me está evitando o si simplemente se habia rendido.Tal vez sea lo mejor.Igual, yo, ya tomé una decisión. Amo a Darius. Es un hecho, innegable, profundo y doloroso. Pero eso no significa que lo voy a perdonar así como así.No después de todo lo que pasó.Sin embargo, hay algo más importante ahora: los niños. Son nuestros hijos y no tengo intención de separarlos, no después de todo lo que hemos pasado.Por eso le propondría una tregua. Un acuerdo.Ser buenos padres, aunque el pasado duela, aunque el orgullo esté herido. No he olvidado que Darius tiene una luna, Serena. Y seguramente lo espera en casa.Ese pensamiento me atraviesa el pecho como una lanza afilada, pero decido centrarme en lo que realmente importa: nuestros hijos, su futuro y nuestra nueva vida.Y en ese futuro, me veo abriendo un pequeño restaurante. Me gusta cocinar, y además quiero ayudar a lobos enfermos, ofrecer
C78-ELLA ERA MÍA.DARIUS.Me quedo inmóvil mirándola mientras se desviste. Mi lobo, aunque débil, se agita dentro de mí.«Tranquilo amigo, sé que aún no estás recuperado del todo, pero necesitamos verla», le susurro a mi bestia interior que gruñe en respuesta. «Mírala, es perfecta...»No puedo apartar mis ojos de ella.Hace apenas unas horas, cuando estuvo en mi habitación, casi pierdo el control. Jamás había sentido algo así por Liona, ese deseo tan intenso y salvaje. Y ahora estoy seguro: Serena hizo algo para confundir a mi lobo.Las palabras del viejo brujo cobran más sentido: Liona es mi destinada. Quizás la Diosa no lo hizo de la manera tradicional, pero no me importa. Ella es mi destino.Puedo verlo en sus ojos cuando me mira, en cómo su pulso se acelera cerca de mí, en su preocupación genuina. Su amor sigue ahí, vivo, latiendo. Y eso me da esperanza.Voy a conquistarla de nuevo, voy a darle el lugar que merece como mi Luna.Solo necesito resolver un par de asuntos primero: Gid
C79- MI LUNA.LIONA.—Liona —gruñe Darius, con voz baja y posesiva, el tipo de sonido que debería hacerme correr, pero solo consigue que mis muslos se tensen aún más—. Tu cuerpo siempre ha sido mío. Desde el primer momento en que te vi, lo supe. Este es mi derecho, y no voy a soltarte.No puedo hablar.Mi respiración se entrecorta mientras sus manos se deslizan por mis muslos, ásperas y deliberadas, su toque encendiendo cada nervio de mi cuerpo. El bosque que nos rodea está en silencio, salvo por el sonido de mis exhalaciones temblorosas y su respiración constante y depredadora.No espera una respuesta.Su boca está sobre mi piel antes de que pueda protestar, su lengua dibujando un lento y cálido rastro por la parte interior de mi muslo. Jadeo, mi cabeza cae hacia atrás contra el tronco del árbol detrás de mí. Sus dientes rozan mi carne, y siento un leve escozor seguido del calor de sus labios sellando la marca que ha dejado.Mi marca. Su marca.La sensación me da una sacudida directa
C80- SERENA ESTA EMBARAZADA.LIONA.Algo cálido y húmedo recorre mi abdomen, lento, deliberado, como un rastro de fuego que aún no se apaga. Entreabro un ojo y ahí están: esos ojos azules que me clavan, profundos como el mar en una tormenta, acompañados de una sonrisa que acelera mi corazón hasta hacerme creer que podría romperme el pecho.Darius.Su nombre resuena dentro de mí, un eco que despierta cada recuerdo de anoche. Su boca en mi piel, ardiente y posesiva. Sus manos recorriéndome como si fueran dueñas de cada curva, cada cicatriz, cada secreto que guardo bajo la piel. El modo en que me llevó a su habitación, sin preguntas, sin resistencia… porque no hubo ninguna de mi parte.Y ahora, bajo la luz del amanecer, mientras me mira como si yo fuera la única cosa que importa en este mundo, me debato entre el éxtasis y el terror.¿Fue un error?Pero él no me da tiempo a pensarlo.Se sube sobre mí, su cuerpo un peso familiar y perfecto, y su boca encuentra la mía en un beso que no pide
C81- TÚ Y NUESTROS HIJOS, SON MÍOS.DARIUS.Sentado en el borde de la cama, mi mente era un torbellino. Liona estaba frente a mí, su voz sonaba incrédula y escandalizada.—¿Estás diciendo que Serena te embrujó? —preguntó.Sentí una punzada en el corazón al verla así. No pude evitar sonreír un poco mientras le acariciaba la mejilla, intentando transmitirle calma.—Estoy casi seguro, mi amor. No hay manera de que ella sea mi destinada, no cuando siento esto por ti. Te amo, Liona, y... sé que Serena algo esconde.Mientras hablaba, mi mente volvía a los momentos en que Serena dijo que estuve con ella y aun después de tanto tiempo, no habia nada. Ni un maldito recuerdo de que me haya acostado con ella.Liona frunció el ceño y su cara reflejaba molestia y, detrás de eso, una sombra de miedo.—Pues no me sorprendería —dijo, tragando saliva mientras me miraba con determinación—. Ella trató de matar a nuestros hijos, Darius... y sé que tuvo que ver cuando los lobos rebeldes vinieron por mí. Es
C82- SOLO UNO SOBREVIVIRÁ.GIDEON.El aire en la habitación se volvió denso, cargado de tensión. Podía sentir el olor del licor mezclado con mi propia rabia, un aroma amargo que parecía envolvernos a ambos. Darius seguía ahí y no pude evitar soltar una risa amarga.—¿Ya te vas a largar de mi manada? —dije, con una sonrisa burlona.Darius no se inmutó. En cambio dio un paso hacia adelante, su mirada fija en la mía, implacable.—Me iré, Gideon, pero me llevaré a Liona y a sus hijos conmigo.Sus palabras fueron como un golpe directo al pecho.La mezcla de emociones me invadió, una ola de rabia y dolor que me atravesó. Sin pensarlo, tomé el vaso y bebí un trago más de licor, sintiendo cómo quemaba mi garganta y luego me puse de pie.—¡Eres un cabrón de mierd@, Darius! —mis ojos clavándose en los suyos—. Un maldito que solo se está aprovechando de la vulnerabilidad de Liona. Y sobre todo, de su miedo a perder a los niños.Darius no retrocedió, su rostro permanecía serio, decidido.—No esto