C61-DEJAME CURARLO.DARIUS.El rugido del Voragor me hizo temblar hasta los huesos. Esa cosa no era solo una criatura, era el mismísimo infierno encarnado. Vi cómo un joven lobo, que apenas había probado la transformación, intentó huir.No llegó lejos.El Voragor lo alcanzó con un movimiento brutal, sus garras atravesando su torso como si fuera papel. El grito del lobo se apagó en un instante, y su cuerpo cayó al suelo, inerte. El terror se extendió como un veneno entre nosotros.—¡Atrás! —rugí, mi voz rasgada por la urgencia—. ¡No se acerquen hasta que estén listos para pelear!Pero era inútil.La manada estaba paralizada, y en ese momento, Gideon dio un paso al frente. Sin dudarlo, comenzó a transformarse. Su cuerpo se alargó, su pelaje dorado brillando bajo la luz pálida de la luna. Era imponente, un alfa en toda regla. Rugió con fuerza y se lanzó contra el Voragor, sus colmillos buscando cualquier punto débil en esa monstruosidad.—¡Voy a ayudarlo! —gritó Liona, avanzando hacia la
C62- JUGAR SU JUEGO.MANADA CREPÚSCULOOcultos entre los árboles, Serena y Nico se entregaban a la pasión, creyéndose solos en el territorio de la manada. La respiración entrecortada de ambos se mezclaba con el viento nocturno.Nico deslizó sus labios por el cuello de Serena, besándola con avidez, mientras sus manos se aferraban a sus caderas con un deseo hambriento.—Te extrañé —susurró contra su piel, marcándola con cada palabra.Serena se rió, ronca, coqueta. Rodeó su cuello con los brazos, atrayéndolo más hacia ella.—Deja de hablar y sigue —pidió con una sonrisa juguetona.Nico rió con un deje malicioso, clavando los ojos en los suyos.—Las hormonas del embarazo sí que están haciendo mucho efecto —murmuró antes de besarla posesivamente, dominándola con el contacto. Luego se apartó apenas lo suficiente para verla a los ojos y agregó con una voz ronca y cargada de certeza—: Sin duda es mío.Serena se tensó de inmediato.Toda la calidez de su cuerpo se esfumó en un instante, y su ex
C63-EL TIEMPO JUSTO.LIONA.La habitación estaba impregnada de un aire pesado, casi irrespirable. El olor a hierbas medicinales mezclado con el sudor de la desesperación llenaba cada rincón. Darius yacía en la cama, su respiración dificultosa, cada inhalación parecía un esfuerzo titánico. Su piel, antes dorada y cálida, ahora era pálida como la ceniza, y venas negras se extendían por su cuello y brazos, como raíces malignas que drenaban cada fragmento de vida que le quedaba. El veneno no solo lo estaba matando; parecía devorar su alma.Mis manos temblaban mientras las colocaba sobre su pecho, intentando canalizar el don que me había sido otorgado.El ritual lobuno siempre había funcionado antes, siempre había traído alivio. Pero esta vez… esta vez no estaba funcionando.Ayla, habló en mi mente con su tono sereno pero firme.«Liona, esto está más allá de tus límites. Por más que lo intentes, no puedes hacer nada.»Su voz era como una daga en mi corazón.«No, tiene que haber una manera
C64- CONSUELO EN SUS BRAZOS.El sol apenas asomaba en el horizonte cuando Susan y Zander emprendieron el camino hacia el Bosque de Lirios Plateados. El aire estaba frío, y la bruma que rodeaba el lugar parecía envolverlos en un manto de misterio.Susan caminaba con pasos firmes, su mochila ajustada a los hombros y su mirada fija en el sendero. Zander, por otro lado, parecía disfrutar del momento, como si aquella misión no estuviera cargada de peligro.—¿Tan temprano y tan seria? —dijo el alfa, con una sonrisa divertida mientras estiraba los brazos—. Podríamos disfrutar del paisaje, ¿sabes? Dicen que este bosque es mágico... perfecto para parejas.Susan ni siquiera lo miró.—No somos una pareja. Y si quieres disfrutar del paisaje, hazlo en silencio.Zander soltó una risa suave y acortó la distancia entre ellos, caminando a su lado con una actitud despreocupada.—Esa actitud fría solo hace que quiera descongelarte, princesa —murmuró, su tono juguetón.Susan se detuvo y le lanzó una mira
C65-LOS HOMBRES COMO EL MIENTEN.LIONA.Estaba en el suelo, jugando con mis cachorros. Sus gruñidos juguetones y risas llenaban la habitación, y no podía evitar sonreír. Ya casi tenian tres meses, pero ya eran tan enérgicos y llenos de vida.Uno de ellos me mordisqueó los dedos con sus pequeños dientes, y otro, más audaz, intentó trepar por mi pierna. Eran tan parecidos a Darius… cada vez que los miraba, su imagen aparecía en mi mente sin que pudiera evitarlo.Sus ojos, sus expresiones… era como si una parte de él viviera en ellos.Justo entonces, la puerta se abrió de golpe, y una de las pupilas de Runa entró apresurada. Su rostro estaba tenso, y su voz temblaba al hablar.—Mi señora, el alfa está mal. Tiene un episodio de fiebre.Sentí que el mundo se detenía por un instante.Mi pecho se apretó, y el miedo me envolvió como una sombra. Tragué saliva, tratando de mantener la calma, pero mi corazón ya estaba desbocado. Me levanté rápidamente, dejando a los cachorros con una de las cuid
C66- LA FLOR PLATA.Susan caminaba en silencio, con Zander siguiéndola a cierta distancia. Pero la mente del beta estaba lejos de concentrarse en el camino. Las palabras de la noche anterior seguían resonando en su cabeza como un eco imposible de ignorar: Susan había tenido un hijo.Un gruñido bajo escapó de su garganta, molesto.Desde que lo supo, su territorialidad se había disparado, al igual que la inquietud de su lobo. Era un sentimiento que no podía controlar... ni quería.—Escupe lo que tienes atorado —dijo Susan de repente, sin girarse hacia él—. Me vas a desgarrar la espalda con tanto gruñido.Zander parpadeó, sorprendido por su comentario, pero en lugar de negarlo, aceleró el paso hasta alcanzarla.—Anoche tenías una pesadilla —soltó, directo al punto.Susan se tensó, pero no detuvo su marcha.—¿Ah, sí? Seguramente fue por tu fea cara —respondió sin mirarlo.—No, si hubiera sido mi rostro, habría sido un sueño placentero. Sin embargo, me extrañó lo que dijiste.Susan le lanz
C67- SOLO DÍ QUE SÍ, PRINCESA.La noche caía rápida y pesada sobre el bosque, y Susan avanzaba con determinación; sus botas golpeaban contra las piedras mojadas mientras cruzaba el río con un salto ágil.―Tenemos que llegar esta noche ―dijo, sin mirar atrás.Zander, que la seguía de cerca, negó con la cabeza, su tono grave y sereno contrastando con la ansiedad de Susan.―Es demasiado tarde para volver ―dijo él, deteniéndose en la orilla―. El bosque es peligroso cuando oscurece, Susan.Ella se detuvo en seco y giró hacia él. Su rostro estaba iluminado por los últimos rayos del sol, y sus ojos, llenos de una mezcla de frustración y preocupación, se clavaron en los de Zander.―Mi hermano necesita esta flor, Zander ―replicó, su voz quebrándose ligeramente.El alfa suspiró y su mirada se suavizó al verla tan vulnerable.―Lo sé, princesa ―respondió con un tono más bajo―. Pero que te pongas en riesgo no ayudará en nada. Tendremos que pasar la noche en la cueva y partir antes del amanecer.Su
C68- CADA SECRETO QUE GUARDAS.—Zander... —su voz tembló.—Dime que no lo sientes —sus dedos trazaron un camino por sus brazos—. Dime que no te estremeces cada vez que estoy cerca.Susan intentó escapar, pero él la acorralándola más contra la pared. Sus ojos brillaban con un hambre primitiva.—No puedo... —susurró ella.—¿No puedes qué? ¿No puedes resistirte? ¿O no puedes mentirme?—Ambas —admitió ella, con la respiración agitada.Una sonrisa depredadora curvó los labios de Zander.—Entonces deja de luchar.—Tengo miedo —confesó ella.—¿De mí? —sus labios rozaron su sien.—De lo que me haces sentir.Zander gruñó suavemente.—Bien —susurró hasta que una mano se posó en su cintura—. Porque lo que siento por ti me aterra y me obsesiona a la vez.Susan alzó la mirada, encontrándose con sus ojos ardientes.—¿Qué quieres de mí? —susurró.—Todo —su voz era puro pecado—. Tu cuerpo, tu alma... cada secreto que guardas.Sus labios rozaron su cuello.—Quiero hacerte olvidar cada dolor, cada heri