C26- LO QUE QUERIA SE HA IDO.El lobo detrás de mí me empujó con fuerza, casi haciéndome tropezar.—¡Camina más rápido! —gruñó con una sonrisa burlona—. Aquí no estás en tu castillo, Luna.Respiré hondo, intentando contener el dolor que me atravesaba como un cuchillo. Aun no entendía porque me llamaban luna y menos quien les habia dicho como llegar a mí. Pero no tenía tiempo para perder en eso, mi vientre ardía, y cada paso que daba era una tortura.Pero no podía detenerme. No podía dejar que ellos lo supieran. Mis cachorros… mis cachorros tenían que sobrevivir.«Por favor, resistan» les pedí en silencio, apretando los dientes mientras un sudor frío me recorría.Y de repente, de la nada, un grupo de lobos emergió de entre los árboles. Sus ojos brillaban con furia, y sin previo aviso, se lanzaron al ataque.El caos estalló.Los gruñidos y el ruido de dientes que chocaron llenaron el aire. Estaban en todas partes, pero yo, proveché la confusión. Mis piernas se movieron antes de que pudi
C27- SOLO UNO MURIÓ LIONA. Despierto de golpe. Y mi mente empieza a reproducir todo lo que pasó: el ataque de los pícaros, la pelea, la huida... y luego correr por el bosque. Mi cuerpo se siente pesado, y en cuanto trato de moverme, una punzada en el vientre me recuerda todo. Me llevo una mano al estómago, asustada. —Mis cachorros… —murmuro. —Están bien —responde una voz. Me giro rápidamente hacia la dirección de donde viene y veo a una anciana que me sonríe. La mujer se acerca con un cuenco de agua y me ofrece un poco. —Toma —me dice. No confío en ella, pero no tengo fuerzas para moverme. ―Vamos ―insta ―Han pasado muchos días. Debes estar deshidratada. Abro los ojos sorprendida y mi voz suena áspera cuando intento hablar. —¿Di… días? —logré preguntar. —Bebe un poco —repitió ella—. Luego podrás hacerme las preguntas que quieras. A regañadientes, tomé el cuenco y bebí dos sorbos. El agua calmó un poco el ardor en mi garganta, pero no mi ansiedad. Solo había una pregunta en
C28- RECHAZO INTERRUMPIDO.MANADA CREPÚSCULO.Tres días después del ataque de los pícaros, la manada Crepúsculo seguía contando víctimas. Y el Consejo de lobos Ancianos estaba reunido. La preocupación no solo venía por las pérdidas, sino por algo que consideraban aún más grave: el alfa, Darius, había abandonado la manada en su momento más crítico para ir tras una simple cocinera. Y para ellos, eso era inaceptable.La sala del consejo estaba llena. Los ancianos, los líderes de las familias más respetadas, y algunos guerreros estaban presentes. Pero Darius no parecía prestarles atención. Desde el día del ataque, específicamente desde que encontró el collar de Liona entre los cuerpos, se había encerrado en sí mismo. Estaba allí físicamente, pero su mente estaba en otro lugar.Un anciano de gran importancia rompió el silencio. —Esto es tu culpa, Darius. —Su tono era frío y severo—. Como alfa, no estabas aquí para liderar a tus guerreros. Las pérdidas que sufrimos son el resultado de tu
C29- A TI Y A TUS BEBÉS.LIONA.Horas después de que Runa se fue, me levanté de la cama con cuidado. La sanadora había insistido en que podía caminar un poco, pero que no debía exigirme demasiado por el bien de mis bebés. Planeaba hacer caso, pero necesitaba estirarme antes de volver a acostarme.Mis músculos estaban tensos después de tanto tiempo en reposo.Caminé despacio por la habitación, observando los frascos y hierbas que Runa había dejado organizados. Estaba pensando en cuánto tiempo más tendría que quedarme allí cuando la puerta se abrió de repente.Me congelé en mi sitio.El hombre que entró me miraba fijamente, y no podía apartar los ojos de él. Era… no encontraba otra palabra para describirlo: guapo, extremadamente guapo.Nunca salí de la manada Crepúsculo, pero estaba segura de que ningún hombre se le compararía. Tenía el cabello largo, hasta los hombros, de un color dorado que me recordaba al sol. Su rostro era masculino, con una mandíbula cuadrada y una barba bien mante
C30- EXPIAR SU CULPA.Estaba en mi estudio. La habitación estaba en penumbra, solo iluminada por la tenue luz de las velas. Me serví un trago de hidromiel y lo bebí de golpe. El líquido ardió al bajar, pero no me importó. Me serví otro y dejé la copa sobre la mesa.Cerré los ojos un momento, intentando calmar mi mente.Pero ahí estaba ella.Liona.Su sonrisa, su calor, su aroma.Todo de ella seguía grabado en mi memoria como una marca que no podía borrar. Podía verla tan claramente como si estuviera frente a mí, como si nunca se hubiera ido.Abrí los ojos de golpe, sintiendo cómo las lágrimas quemaban. Mis ojos estaban rojos, y no pude evitarlo. Tomé el collar que había sido suyo, el que encontré junto a su cuerpo y un sollozo escapó de mis labios, uno que no pude contener.La culpa y el dolor me carcomían.Porque todo era mi culpa. Yo debí haberla protegido. Yo debí haber estado allí. Cuidar de ella y darle el lugar que merecía. A mi lado, como mi reina. Pero no lo hice, no lo hice p
C31- DESEOS Y SECRETOS.Nico salió del estudio de Darius con el rostro serio, pero apenas cruzó la puerta, su semblante cambió. Caminó con paso rápido, mirando a su alrededor para asegurarse de que nadie lo viera. Y cuando estuvo seguro, se escabulló por un pasadizo secreto, uno que pocos conocían y que llevaba directamente a la habitación de la luna de la manada.Al llegar, la encontró esperándolo. Serena estaba allí, vestida con un camisón transparente que dejaba poco a la imaginación.—Llegas tarde —dijo ella con una voz seductora, mientras se apoyaba contra el marco de la cama con una sonrisa.Nico se lamió los labios, sus ojos recorriendo el cuerpo de Serena con lujuria. Y sin esperar más, comenzó a desvestirse de inmediato.—Estaba consolando a tu alfa —dijo mientras lo observaba con una expresión divertida—, pero... no escucha razones. Está sumido en su dolor por la muerte de la cocinera.Serena entrecerró los ojos, claramente molesta por lo que acababa de escuchar.—Pues tendr
C32- TIENES QUE ABORTAR.Susan caminaba de un lado a otro, con las manos inquietas y los pensamientos enredados. Cada tanto, se llevaba las uñas a los labios, mordiéndolas sin darse cuenta.—Nico... ¿por qué no llegas? —murmuró, su mirada fija en el camino oscuro.El sonido de unos pasos la sacó de su ensimismamiento. Su corazón se aceleró, golpeándole el pecho como un tambor. Giró rápidamente hacia la entrada y, al verlo aparecer, dejó escapar un suspiro de alivio.—Por la diosa... gracias a Dios —dijo, casi sin aire, mientras lo esperaba.Nico estaba ahí, pero su expresión era fría. Le dedicó una sonrisa, sin nada cálido en ella. Era mecánica, vacía. Suspiró antes de hablar.—Susan, será mejor que hablemos rápido, nena... sabes que...—Estoy embarazada —dijo ella, soltándolo de golpe.La expresión de Nico cambió al instante.Sus ojos se abrieron de par en par y por un momento pareció que no había entendido lo que acababa de escuchar.—¿Qué?—Estoy embarazada. Lo supe hoy —repitió Su
C33-RUMORES.El rostro de Susan se llenó de vergüenza. Sus palabras eran como cuchillos, cada uno más filoso que el anterior. Había dicho, sin ningún pudor, que ella era quien lo había buscado, que todo había sido culpa suya.—Así que mañana mismo vas a ir con una curandera del pueblo —continuó Nico, sin detenerse a medir el daño que estaba causando—. Le dices que vas de mi parte y tomas lo que ella te va a dar. No puedes esperar que el cachorro se forme, ¿entiendes?Susan lo miró, sus ojos azules ahora rojos, hinchados por las lágrimas que seguían cayendo, silenciosas. Su mente intentaba procesar lo que él acababa de decir, pero el dolor era demasiado.—¿Quiere decir que... que nunca me amaste? ¿Que...?Nico hizo un mohín de fastidio, como si la pregunta le resultara absurda, incluso molesta.—Tal vez deberías aprender a diferenciar entre "quiero follar contigo" y "te amo". Puede que te sea útil en el futuro.Susan se tambaleó, sintiendo que el suelo bajo sus pies desaparecía. El hom