C34-¡ARRUINADA!Susan sintió que el aire se le escapaba de los pulmones. Su hermano lo sabía. ¿Cómo? ¿Desde cuándo? Su mente iba a mil por hora, pero su cuerpo estaba congelado.—¿Lo sabes? —preguntó en un susurro, con los ojos buscando desesperadamente a Nico. Pero la presencia imponente de Darius la obligó a mirar al suelo.―Si, por supuesto que lo se. ¡Y todos en la manada lo saben!Ella se estremeció el aura enojada de Darius, era como un peso que la aplastaba.—Hermano... —intentó decir, pero Darius la interrumpió con un gruñido que la hizo retroceder.—No puedo creer que me hayas decepcionado de tal manera, Susan —su voz era baja, pero cargada de una furia contenida—. ¿Cómo fuiste capaz? ¡¿Cómo?!Susan tragó con dificultad. Su garganta se sentía seca, y el miedo se mezclaba con la culpa que la estaba consumiendo.—Hermano... perdóname. Sé que cometí un error, pero... estaba ciega. Yo...Darius negó con la cabeza, mirándola con desaprobación.—Ahora todo tiene sentido. Todas esas
C35- EL SE HABÍA ENAMORADO DE MÍ.LIONA.Acariciaba mi vientre mientras tarareaba una canción suave, una que mi madre adoptiva solía cantarme cuando era niña. No sabía si mis cachorros podían escucharme, pero me gustaba pensar que sí. Era mi forma de conectarme con ellos, de decirles que los amaba incluso antes de que llegaran a este mundo.La brisa fresca del bosque acariciaba mi rostro, y cerré los ojos por un momento, dejando que el olor a tierra húmeda y pinos me envolviera. De repente, algo apareció delante de mí.Una flor.Era una luzaria, una flor que solo crecía en los lugares más altos y fríos de la montaña.Sonreí al verla. Sabía lo que significaba.Gideon estaba aquí.—¿Fuiste al otro lado de la montaña por esto? —pregunté sin girarme, aunque ya sentía su presencia detrás de mí.—¿Y qué si lo hice? —respondió Gideon con esa voz suya, cálida y segura, mientras me tendía la flor.Tomé la luzaria entre mis manos, admirando su delicadeza, y luego le di una sonrisa coqueta.—¿Sa
C36- ERES MI PAREJA DESTINADA.Tragué saliva, intentando mantenerme calmada, aunque mi corazón estaba golpeando tan fuerte que sentía que él podía escucharlo.—¿Ocu—ocultándome? —pregunté, mi voz sonando más insegura de lo que quería.Gideon tomó mis manos entre las suyas, sus dedos cálidos cubriendo los míos.—Primero quiero que lo tomes con calma, ¿ok? —dijo con un tono suave, casi tranquilizador—. Y segundo... no voy a obligarte a nada.Mi pecho se apretó, y el aire que respiraba parecía más pesado.—Bueno... si soy sincera... sí estás asustándome —admití, tratando de mantener la compostura.Él sonrió, y sus ojos verdes brillaron con algo que no pude identificar.—Ayla Silvermoon —empezó, y su voz sonó más baja, más íntima—. No soy un hombre que abra su corazón fácilmente, pero desde que te vi... tú... me cautivaste.Sentí que mi respiración se detenía. No supe qué decir, pero él no parecía necesitar una respuesta.—Al principio pensé que solo era atracción —continuó, respirando ho
C37- LA LOBA ARIA.LIONA.El calor en mi vientre era insoportable, cada contracción me arrancaba un gemido que apenas podía contener. Mi respiración era pesada, y cada esfuerzo parecía llevarme al límite. Pero Gideon estaba a mi lado, su mirada firme y llena de preocupación me sostenía más de lo que sus palabras podían expresar. Y su mano apretaba la mía con fuerza, como si intentara absorber parte de mi dolor.—Estás haciendo un buen trabajo, Liona —me dijo, sus ojos brillaban con un orgullo que me hacía querer seguir adelante, aunque mi cuerpo estuviera al borde del agotamiento.Runa, se movía de un lado a otro, preparando telas limpias y revisando cada detalle.—Respira, Ayla. Vamos, respira conmigo —dijo. Intenté seguir su ritmo, aunque cada vez que lo hacía, una nueva ola de dolor me hacía arquear la espalda.De repente, sentí una presión más intensa, diferente. Y mi cuerpo sabía que era el momento. Grité, no pude evitarlo, y Gideon se inclinó hacia mí, sus labios rozaron mi fren
C38 - EL ALFA GIDEON BUSCA UNA LUNAEl ambiente en la sala era tenso, como si el aire mismo estuviera cargado de preocupación. Nico estaba frente a mí, hablando sin parar sobre la situación reciente de la manada, pero mi mente estaba en otra parte. Desde el día anterior, algo había cambiado. No podía dejar de pensar en Liona. Aunque nunca la había olvidado, su recuerdo ahora era constante, como una sombra que no me abandonaba.Y Fin, mi lobo, estaba inquieto, más de lo habitual. Había tenido que ir a correr en el bosque para liberar algo de esa tensión, pero ni siquiera eso había funcionado del todo.—Darius. ¿Me estás escuchando? —La voz de Nico me sacó abruptamente de mis pensamientos.—Lo siento, ¿qué decías? —Me aclaré la garganta, tratando de ocultar mi distracción.Nico me miró con una mezcla de exasperación y preocupación.—Te decía que necesitamos tomar medidas. Han aparecido lobos muertos, Darius. Asesinados por una criatura que nadie ha logrado identificar. Esto no es algo qu
39- UNA LUNA ADECUADA.MANADA CAZADORES.El ambiente en la sala del consejo estaba cargado de tensión. Gideon estaba de pie al frente, con los brazos cruzados y una mirada que podría hacer temblar a cualquiera. Sus ojos recorrían a cada uno de los lobos sentados a la mesa, como si estuviera evaluando cuál de ellos sería el primero en caer bajo el peso de su furia.—¿Por qué demonios toman decisiones sin consultarme? —gruñó, su voz resonando en las paredes de la sala—. ¿Qué clase de consejo es este si deciden por mí como si fuera un cachorro incapaz de pensar?Un viejo lobo, con una barba gris que parecía tan antigua como los árboles del bosque, suspiró y negó con la cabeza. Se inclinó hacia adelante, apoyando las manos en la mesa.—Fue por tu bien, Gideon —dijo con calma, aunque su tono no dejaba espacio para discusión—. Necesitas una Luna. Es algo que hemos discutido durante años. Y como te niegas a aceptar a las hijas de los líderes del clan, tuvimos que tomar medidas. Colocamos un
C40- OFICIALMENTE MI LUNA.LIONA.Los tengo en mis brazos, tan pequeños, tan perfectos. Sus cabellos oscuros y sedosos contrastan con sus ojitos azules, grandes y curiosos, aunque ahora están cerrados mientras se aferran a mí con diminutos puños.Son hermosos. Y son míos.Empiezo a tararear una melodía suave, mi labios apenas rozan sus frentes mientras los balanceo, sintiendo sus respiraciones acompasarse con la mía. Son tan pequeños, tan inocentes… y tan parecidos a él.Darius.El nudo en mi garganta es instantáneo.Los miro y veo su reflejo en ellos. Es una idiotez, pero deseo que esté aquí. Que los vea, que los sostenga, que los ame como yo los amo.Pero no.No puedo permitirme ese tipo de pensamientos. Me regaño a mí misma en silencio, empujando ese deseo al rincón más oscuro de mi mente. Darius es el pasado. Ahora soy Ayla. Y tengo que ser diferente.Por ellos. Por mí.Los acomodo en la cuna con cuidado, acariciando sus mejillas por última vez antes de apartarme. Respiro hondo y
C41- SU LUNA ESTA AQUÍ.Zander caminaba con fastidio junto a uno de los centinelas del castillo. Sus manos iban metidas en los bolsillos, su expresión era de pura resignación y frustración.—Podría estar disfrutando del masaje de una sexy hada en este momento —gruñó—, pero no, aquí estoy, esperando a una mujer que van a rechazar en cuestión de minutos. ¿Sabes cuánto me costó convencerlas de que nos bañamos en el manantial?El centinela a su lado soltó una carcajada.—Cuando el rey fae, Lorcan, descubra que te has estado ligando a sus hijas, estarás en problemas.Zander se encogió de hombros con indiferencia.—Si el viejo Lorcan no quiere que sus hijas se enamoren, que deje de hacerlas tan irresistibles. No es mi culpa ser encantador.El centinela negó con la cabeza, divertido. Al llegar a los límites del territorio, ambos escanearon la zona, pero no había señales de lobos acercándose.—Solo voy a esperar poco. Si la rechazada no aparece pronto, me largo.—Insisto, vas a estar en probl