Después de seguir viéndonos River y yo en la pequeña casa del árbol por unos días más, decidimos seguir visitando unas cuantas familias, pero como era de esperarse no obtuvimos respuesta.
Era viernes por la noche, hoy no nos veríamos ya que las celebraciones de Luviana seguían. River se disculpó diciéndome que no nos veríamos porqué Helena quería ir a la gran celebración.
¿Qué celebraban?
De niña me encantaba ir a la plaza central y ver todos los puestos rodeados de luz y pequeñas luces de bengala. La tradición era ir con tu mejor vestido o traje.
Los últimos años se seguían haciendo, la seguridad había aumentado pero eso no significaba que volviera hacer lo mismo de antes. Hace años que no íbamos.
Estoy sentada en mi cama con ropa doblada en pilas.
— ¿Brenna has visto mi vestido café sin mangas? — entra Grisel envuelta en su bata.
— ¿Vestido?
Más gente se reúne bailando en el centro. Yo solo observo parada aferrándome al brazo de Dagan.— ¿Brenna quieres que bailemos?— No creo ser tan buena.Dagan suelta un suspiro. No quiero decepcionarlo, ni muchos por una tontería. Música serena comienza a escucharse. Todos bailando al compás de las luces.Hazlo, me digo.— Vamos — dijo jalándolo del brazo.— ¿En serio?— Es música lenta, puedo hacerlo.Dagan me toma de la cintura y yo le rodeó el cuello con mis manos. Ambos fluimos como si en verdad supiera bailar. Recargo mi cabeza en su pecho y puedo sentir su latido.Tum, tum.Las lucen brillan a nuestro alrededor, y podría decir que si no hubiera tenido momentos en que mi corazón se agitara a causa de River, estoy segura que este sería el momento más romántico que he tenido.Hasta qué...&mdash
Dos días después hablamos con el dúo. Ellos aceptaron seguir ayudándonos, Foss nos aseguró que trataría de conseguir el mapa lo más pronto posible, tal vez tardaría unos tres días pero definitivamente lo haríamos.Era secreto de nosotros cuatro.Dagan no sospecho nada y Helena dejó de ir a la cabaña, ella me evitaba y lo entendía.Es lunes por la tarde, mi abuelo Grisel y yo iríamos a dar la vuelta a la plaza central. Eran los últimos días del agradecimiento a Luviana, por lo tanto también era el término de la buena mercancía; más que nada por el trueque.Pasábamos de puesto en puesto, estoy empujando la carreta hasta que nos detenemos en un puesto de papayas, las favoritas de Grisel.Poco después nos retiramos, esta noche habría una gran reunión en la cabaña. Grisel esta vez no quiso ir a la cabaña, jóvenes de su grupo harían otra y por lo tanto iría.Mi abuelo acepto darnos permiso,
Tenemos suficientes días para planear todo lo relacionado con ir a los laboratorios. Una de las cosas que más pensaba últimamente es que yo no formaba parte de los rain. No lo era. Pero mi madre sí, y por ello comencé esta búsqueda. Dagan ya se había levantado, pero antes de que se fuera, puso más ungüento en mis heridas.Mi piel se encuentra enrojecida y hay un poco de ardor. Dolor. Me levanto de la cama y busco mis botas, corro con dirección al baño; lavo mis dientes, amarró mi cabello en un chongo bajo, y salgo. Al bajar las escaleras River y Dagan se encuentran desayunando en la pequeña mesa. Agarro la silla que está en medio de ellos y me siento. — ¿Te sirvo huevos revueltos? — Sí, por favor. Dagan se levanta con dirección a la cocina. — ¿Te encuentras mejor? — pregunta River. — Lo estoy, me siento bien. — Yo tuve la culpa, sino te hubiera animado a que lo hicier
Me despido de los chicos, una vez más mentí que iría a casa. Sin embargo, el único que me sonríe es Foss. No soy tan buena mentirosa. Cojo mi mochila, chamarra e impermeable y me adentro en el bosque camino a la casa del árbol. El viento silba entre las ramas de los árboles, el olor a lluvia era más que evidente. Tenía que apresurarme. ¿Cómo le explicaría? ¿Qué sucedería? Preguntas y más preguntas rondaban por mi cabeza, no sabía el porque mi cuerpo reaccionaba de esta manera, últimamente no lo sabía. Una oleada de emociones me invaden abruptamente, como también ya era frecuente. Debo acelerar el paso. El sonido del río se escucha golpear contra las rocas. La hojarasca se queda en los bordes del mismo. Corro con dirección al árbol donde se encuentra la pequeña casita, al subir la escalerilla no hay nadie adentro. ¿Dónde está? Sé que está aquí, por su mochila botada en un rincón.
Mi mente razonó toda la noche. En el fondo sabía que el tiempo se acaba, y no podía detenerlo. Así como debía apresurarme para ir a los laboratorios, también debía enfrentar a Dagan. Aunque muy en el fondo sabía que lo nuestro había terminado. La culpa me estaba comiendo por dentro. ¿Qué le diría? ¿Cómo empezaría? Mi pecho dolía, dolía mucho. Si podía alejarme de ambos, todo volvería hacer como antes. Volvería a ser la Brenna de antes. Intentaría serlo y de nuevo mi vida sería simple. Grisel y mi abuelo aún duerme, y es cuando decido qué es la mejor oportunidad para revisar el folder que los chicos nos dieron. Adentro de el hay dos mapas, uno es el camino de cómo llegar y otro es de las instalaciones del laboratorio por dentro. Tengo que darme prisa, pero algo en mi interior me dice que no podré sola. Hazlo. Me visto, sujeto mi cabello en una coleta. Por último, aunque ya no
— ¿Cómo se supone vamos a entrar? — pregunta Dagan tocando el alambrado. — Tenemos que entrar, no será en vano todo lo que recorrimos. — digo. — Podemos treparla, alguien de nosotros se quedara aquí a fuera para asegurarse de que todo esté bien. Doy un suspiro y veo lo que tenemos justo enfrente. — Yo me quedaré, subiré a aquel árbol — señala, Dagan —. Podré verlos desde ahí, cualquier cosa que ocurra usaremos la radio. River asiente. — Entonces hay que darnos prisa. Dagan nos da un abrazo y deposita un pequeño beso en mi frente, River al ver esto se voltea y comienza a trepar la valla. Me giro para seguirlo. — Ten cuidado con las púas de arriba — grita Dagan. — Estaré bien, ahora ve y escóndete. Cuando llego a la cima, me es más fácil saltar, ya que abajo está River esperándome con los brazos estirados. Al voltear hacia Dagan este ya se hecho a correr, nosotros no tardamo
Mi cuerpo sigue sin responder, me rehuso a levantar la mirada. Todos esos cuerpos en los contenedores de cristal. Chicas y chicos desnudos, con cables y tubos conectados a su cuerpo. Cuerpos por todos lados. No todos están agua, en algunas cajas hay luces de diversos colores como si estuvieran en un clima diferente. Dejo de andar por la habotación, cuando mis piernas no me responden. Me giro al sentir a River parado detrás de mí, el me sostiene. — Tenemos que irnos de aquí — susurra contra mi cabello. — ¿Qué pasará con ellos? ¿Mi madre? River me toma por ambas mejillas y lo miro, su mirada es triste, imagino el porque. — ¡Brenna! ¡River! — suena la voz de Dagan a través de la radio — ¿Están ahí? River me quita la mochila para sacar la radio. — ¿Qué ocurre? — Militares están entrando al edificio, ¡tienen que salir de ahí ahora! — ordena. Introducimos la radio de n
La noche empieza a caer. Me quedo observando las pequeñas gotas que bajan por el cristal, poco a poco van formando líneas que no parecen tener fin, pero al final llegan al límite logrando desaparecer. Supongo que así es la vida, tomar un camino aceleradamente yendo en diferentes direcciones pero al final tomas la misma trayectoria del principio y es cuando ya has concluido. River se encuentra dormido recargado en la ventana, después de todo si captó mi indiferencia. Su mano se encuentra no muy lejos de la mía, estoy por tocar la cima de sus dedos pero la camioneta se detiene de golpe. — ¿Qué sucede? — pregunta Dagan. — No lo sé. — Helena se queda viendo hacia la carretera —. El motor se volvió a averiar, tendremos que seguir a pie. El lugar no está muy lejos de aquí si caminamos a través del bosque. — De acuerdo, tomemos nuestras cosas y vámonos. — interviene, River ya despierto. — Pero no podemos dejar la camioneta aquí —