Mi cuerpo sigue sin responder, me rehuso a levantar la mirada.
Todos esos cuerpos en los contenedores de cristal. Chicas y chicos desnudos, con cables y tubos conectados a su cuerpo. Cuerpos por todos lados. No todos están agua, en algunas cajas hay luces de diversos colores como si estuvieran en un clima diferente.
Dejo de andar por la habotación, cuando mis piernas no me responden.
Me giro al sentir a River parado detrás de mí, el me sostiene.
— Tenemos que irnos de aquí — susurra contra mi cabello.
— ¿Qué pasará con ellos? ¿Mi madre?
River me toma por ambas mejillas y lo miro, su mirada es triste, imagino el porque.
— ¡Brenna! ¡River! — suena la voz de Dagan a través de la radio — ¿Están ahí?
River me quita la mochila para sacar la radio.
— ¿Qué ocurre?
— Militares están entrando al edificio, ¡tienen que salir de ahí ahora! — ordena.
Introducimos la radio de n
La noche empieza a caer. Me quedo observando las pequeñas gotas que bajan por el cristal, poco a poco van formando líneas que no parecen tener fin, pero al final llegan al límite logrando desaparecer. Supongo que así es la vida, tomar un camino aceleradamente yendo en diferentes direcciones pero al final tomas la misma trayectoria del principio y es cuando ya has concluido. River se encuentra dormido recargado en la ventana, después de todo si captó mi indiferencia. Su mano se encuentra no muy lejos de la mía, estoy por tocar la cima de sus dedos pero la camioneta se detiene de golpe. — ¿Qué sucede? — pregunta Dagan. — No lo sé. — Helena se queda viendo hacia la carretera —. El motor se volvió a averiar, tendremos que seguir a pie. El lugar no está muy lejos de aquí si caminamos a través del bosque. — De acuerdo, tomemos nuestras cosas y vámonos. — interviene, River ya despierto. — Pero no podemos dejar la camioneta aquí —
Gaia me pareció una chica linda, ni se diga el como me trato, todo lo contrario a Helena. Pero aún así ambas eran ese tipo de chicas fuertes, decididas, seguras.Eran ese tipo de mujer que me gustaría ser.Serán buenas chicas para ellos.Si ellos son felices debería estar más que satisfecha, más que feliz.Sigo andando sin alejarme mucho del campamento, aún puedo ver el humo que asciende hacia el cielo gris. Bajo la mirada y enseguida algo llama mi atención, es una pequeña flor blanca como la que River me dio hace un tiempo.En realidad es una flor de lluvia, no es parcialmente blanca, sino cuando el agua la moja esta se vuelve transparente. No lo supe hasta que leí un libro de herbolaria, quede encantada y debo admitir que me dio pena seguir arrancándolas. Pero al ver esta decido no hacerlo, haré como si no lo hubiera visto, así como debería hacerlo con todo.Seguir y seguir, para no ve
El que hicieran reuniones hacían olvidar por un momento donde te encontrabas.No había militares que te reprimían, no había toques de queda y mucho menos preocupaciones por una lluvia que te arrebatara la vida.No las había ahora.Los chicos tienen pequeños instrumentos, desde ukeleles y armónicas, sonando para que el ruido de nuestras vidas se olvide.No hay lugar para el miedo.No lo hay para el temor.Solo existe un grupo de personas intentando vivir, sí vivir, porque el sobrevivir se comenzaba a dejar atrás.En el centro hay una hoguera con gente reunida, yo incluida.Chicos bailan y parlotean por todos lados, dejándose llevar por el ritmo.Cierro mis ojos y me dejo llevar por las notas, puedo asegurar que a Grisel y a mi abuelo les gustaría estar aquí.— ¿Te estás divirtiendo?Me giro a mi derecha y esta Gaia mirándome con ent
— Deberíamos irnos, los chicos se preguntarán donde estamos — me levanto aún sintiendo su mano sobre la mía.— Tú no quieres estar allí.— ¿Por qué lo dices? — River se levanta y se sitúa frente a mí.— Por Dagan.— Estás interpretando mal.Me alejo de él, pero no tarda mucho en tomarme por los hombros y pegarme contra un árbol.— ¿Qué estás...— ¿Estoy interpretando mal? ¿Crees que no veo lo que intentas hacer?— ¡Tú siempre crees saberlo todo, pero no es así! — levanto mi voz acercando mi rostro hacia él.— Intentas que Dagan te supere con Gaia — grita — ¡Intentas seguir alejándome a mí!— Tú no tienes ni idea — le apunto.— Yo sí, créeme que la tengo — me asegura —. Querer intentar buscarnos a alguien &iques
Corremos a través del bosque empapados por la lluvia. Esta se detuvo poco después. Al correr olvide por completo el dolor de mi pierna. River tenía la capacidad de hacerme olvidar las cosas. Casi siempre. Salimos de los árboles, yo primero y River viene detrás. Así tal vez no nos notarían. Pero fracasamos. Gaia viene corriendo hacia mí. — ¿Dónde estabas? — Uhm... yo — Gaia mira detrás de mí y ve a River salir. La veo sorprendida. — Gaia, relájate, solo caminamos. No es como si la hubiera besado o algo así, no ves que aún puede sostenerse por sí misma. Lo miro apretando los dientes. River pasa entre nosotras guiñándome un ojo. — ¿Fue mentira? ¿Por qué en este momento estás muy roja — dice Gaia en tono divertido. — No es por él —no del todo—. Es un efecto de la lluvia. Y es la verdad, es como si mi piel aún se estuviera adaptando. — Te
Soy acariciada desde mi pelo hasta mis labios. Froto mis ojos y los abro lentamente. Hay obscuridad a excepción de dos estrellas celestes mirándome.— No quería despertarte.Veo por encima de mi cabeza y veo la puerta de la camioneta, comienzo a descifrar mi alrededor y puedo ver que aún estamos en la jeep.— ¿Aún no llegamos?— Llegamos hace unas horas.— Pero, ¿Y los chicos?— En la cabaña.Si habíamos llegado, ¿Qué hacíamos aquí acostados en el asiento trasero?— Pero... — repito confundida.— No parabas de llorar y cuando lo hiciste supe que era mejor dejarte dormir. Todos estuvieron de acuerdo de que me quedara aquí contigo.Suelto un suspiro de alivio.— No puedo olvidar lo que ocurrió, Gaia...— Shhh, no pienses más en eso — toma mis mejillas —. Gaia siempre fue valiente, ella nunca
Al adentrarnos en la cabaña nos sumergimos en un ambiente triste, la habitación es fría. El único sonido es el de la madera consumiéndose por el fuego y la respiración pesada de West, quien se encuentra dormido en el sillón y ni se inmuta por nuestra presencia. River deja nuestras mochilas en el piso y se aleja quitándose su chaqueta mojada.— Será mejor que vaya a ver un momento a Helena, tú querrás ver a Dagan.Asiento.— Ve, ella te necesita — en verdad lo entendía, después de todo Gaia era su amiga y necesitaba a River.River me da un beso en la mejilla y sube las escaleras con dirección a su cuarto.Quito mi chamarra mojada tendiéndola cerca de la chimenea. Voy camino a la cocina y de la repisa saco el frasco de la manzanilla, pongo un pocillo con agua y lo dejo ahí hasta que esté lista.Al final lleno una taza, y voy con dirección a la habitación de Dagan. Golpeo la puerta una vez, despu
Las cosas siempre las encuentra uno mismo, pero las personas van y vuelven por sí solas. Sin embargo, nunca creí eso último.Me quedo quieta en lugar que estoy, como si hubieran apretado un botón que provocara que mi cuerpo dejara de funcionar. Mi mente sigue asimilando este momento.No puede ser real. Lo estás imaginando.La persona que tengo justo enfrente se acerca lentamente como si no quisiera asustarme, pero lo que no sabe es que en este momento mi cuerpo dejo de procesar el miedo.— Brenna, mi pequeña Brenna. — sujeta mi cara por ambas mejillas.Sin darme cuenta ya me encuentro abrazándola con lágrimas en los ojos, de estos caen muchas lágrimas.— ¿Dónde? ¿Cómo es que estás... viva? — titubeo.No le digo que una parte de mí ya había aceptado que no volvería.Y lo hizo.¿Pero por qué a hora?— T