Las reuniones se seguían haciendo no tan seguido, pero las había.
Grisel solo asistía a unas cuantas y esta vez no fue la ocasión. Al pasar alrededor de dos semanas logramos obtener información sobre las familias de los chicos que eran rain, solo era cuestión de ir a sus casas y hablar con sus familias. Esa sería la parte más difícil sin duda alguna. No sabríamos cómo reaccionarían sus familiares, podrían sacarnos a palos o peor, llamarían a los militares.
No tenía miedo, no después de lo que hable con Grisel, intentaría no tenerlo.
La lluvia cae de una manera en que no puedes salir, lo más razonable es quedarme; irme sería estúpido en realidad. Esperaría que la lluvia cesara, pero dudo que lo haga.
Era inoportuna.
Chicos siguieron llegando, obviamente eran rain, pues venían mojados con sonrisas bailando en sus rostros. Eran pocos de ellos, pero eso no evitaba que la sala de estar se viera concurrida.
— Con esta madera será más que suficiente.— ¿Segura?— Muy segura, además, no creo que aguantes por más tiempo la carreta — digo apretando su brazo.Dagan baja la carreta y va por mí.— ¿Me estás diciendo débil?— No claro que no, brazos de fideo.Claro que no eran así, pero el molestarlo era una de mis cosas favoritas, más cuando escuchaba su risa y enarcaba sus cejas.— Te voy a demostrar que no tengo brazos de fideo.Me echo a correr pero Dagan es demasiado rápido y ya se encuentra cargándome sobre el hombro.— ¡Bájame, bájame!— Te llevaré así todo el camino— La carreta, menso. — digo entre risas.Logro soltarme de su agarre, pero me sostiene por las caderas y se queda mirándome tan fijamente que creo que se ha ido por un momento, así que chasqueo los dedos frente a su cara.&mdas
Organizamos la información, cada uno tomo una lista de las familias y la dirección de sus casas. Al final éramos cuatro los que lo haríamos, Helena, acepto; no dudó cuando se enteró de que yo también iría.Cuidaba lo que era suyo.Foss y Bunker nos cuidarían desde algún punto estando alertas. Nos dividimos la búsqueda, no acabaríamos pronto, pero con lo que lográramos juntar antes del toque de queda sería de ayuda.He tocado alrededor de once puertas y solo abrieron cuatro. Ninguno de ellos quiso hablar, mucho menos escuchar. Es difícil que las familias te cuenten sobre sus hijos, no se atreven hablar y de pronto contárselo a unos niños que tocan a tu puerta.Voy camino a mi doceava puerta, la familia Pemberton. Me paro frente a la puerta y la golpeó una, dos veces.Nadie abre.Estoy por irme, cuando de la puerta se asoma una señora muy delgada con pel
Tomo una ducha rápida, antes del medio día, acorde de verme con River en el bosque.No iríamos a la cabaña, no queríamos que nos descubrieran que seguíamos en busca de los rain y mi madre.Hago la cortina a un lado y me envuelvo en una toalla. No tenía que preocuparme de la escuela por ahora, aunque en realidad nunca lo he hecho.Las festividades de Luviana estaban por iniciar y como mínimo durarían dos semanas. La gente se reunía en la plaza, sacaban su mejor mercancía para el trueque, otras de las cosas que hacían era sacrificar a alguien o incluso a sus pocos animales; dando gracias que ellos morían y no uno mismo.Los militares asistían, pero como siempre solo era para disfrutar del espectáculo.Voy a la habitación y Grisel aún se encuentra dormida. De mi cómoda saco unos vaqueros oscuros y camisa de cuadros azul marino con verde oscuro. Me pongo mi chamarra verde y mis botas estilo minero, desenredo mi pelo y subo la capucha.
Después de seguir viéndonos River y yo en la pequeña casa del árbol por unos días más, decidimos seguir visitando unas cuantas familias, pero como era de esperarse no obtuvimos respuesta.Era viernes por la noche, hoy no nos veríamos ya que las celebraciones de Luviana seguían. River se disculpó diciéndome que no nos veríamos porqué Helena quería ir a la gran celebración.¿Qué celebraban?De niña me encantaba ir a la plaza central y ver todos los puestos rodeados de luz y pequeñas luces de bengala.La tradición era ir con tu mejor vestido o traje.Los últimos años se seguían haciendo, la seguridad había aumentado pero eso no significaba que volviera hacer lo mismo de antes. Hace años que no íbamos.Estoy sentada en mi cama con ropa doblada en pilas.— ¿Brenna has visto mi vestido café sin mangas? — entra Grisel envuelta en su bata.— ¿Vestido?
Más gente se reúne bailando en el centro. Yo solo observo parada aferrándome al brazo de Dagan.— ¿Brenna quieres que bailemos?— No creo ser tan buena.Dagan suelta un suspiro. No quiero decepcionarlo, ni muchos por una tontería. Música serena comienza a escucharse. Todos bailando al compás de las luces.Hazlo, me digo.— Vamos — dijo jalándolo del brazo.— ¿En serio?— Es música lenta, puedo hacerlo.Dagan me toma de la cintura y yo le rodeó el cuello con mis manos. Ambos fluimos como si en verdad supiera bailar. Recargo mi cabeza en su pecho y puedo sentir su latido.Tum, tum.Las lucen brillan a nuestro alrededor, y podría decir que si no hubiera tenido momentos en que mi corazón se agitara a causa de River, estoy segura que este sería el momento más romántico que he tenido.Hasta qué...&mdash
Dos días después hablamos con el dúo. Ellos aceptaron seguir ayudándonos, Foss nos aseguró que trataría de conseguir el mapa lo más pronto posible, tal vez tardaría unos tres días pero definitivamente lo haríamos.Era secreto de nosotros cuatro.Dagan no sospecho nada y Helena dejó de ir a la cabaña, ella me evitaba y lo entendía.Es lunes por la tarde, mi abuelo Grisel y yo iríamos a dar la vuelta a la plaza central. Eran los últimos días del agradecimiento a Luviana, por lo tanto también era el término de la buena mercancía; más que nada por el trueque.Pasábamos de puesto en puesto, estoy empujando la carreta hasta que nos detenemos en un puesto de papayas, las favoritas de Grisel.Poco después nos retiramos, esta noche habría una gran reunión en la cabaña. Grisel esta vez no quiso ir a la cabaña, jóvenes de su grupo harían otra y por lo tanto iría.Mi abuelo acepto darnos permiso,
Tenemos suficientes días para planear todo lo relacionado con ir a los laboratorios. Una de las cosas que más pensaba últimamente es que yo no formaba parte de los rain. No lo era. Pero mi madre sí, y por ello comencé esta búsqueda. Dagan ya se había levantado, pero antes de que se fuera, puso más ungüento en mis heridas.Mi piel se encuentra enrojecida y hay un poco de ardor. Dolor. Me levanto de la cama y busco mis botas, corro con dirección al baño; lavo mis dientes, amarró mi cabello en un chongo bajo, y salgo. Al bajar las escaleras River y Dagan se encuentran desayunando en la pequeña mesa. Agarro la silla que está en medio de ellos y me siento. — ¿Te sirvo huevos revueltos? — Sí, por favor. Dagan se levanta con dirección a la cocina. — ¿Te encuentras mejor? — pregunta River. — Lo estoy, me siento bien. — Yo tuve la culpa, sino te hubiera animado a que lo hicier
Me despido de los chicos, una vez más mentí que iría a casa. Sin embargo, el único que me sonríe es Foss. No soy tan buena mentirosa. Cojo mi mochila, chamarra e impermeable y me adentro en el bosque camino a la casa del árbol. El viento silba entre las ramas de los árboles, el olor a lluvia era más que evidente. Tenía que apresurarme. ¿Cómo le explicaría? ¿Qué sucedería? Preguntas y más preguntas rondaban por mi cabeza, no sabía el porque mi cuerpo reaccionaba de esta manera, últimamente no lo sabía. Una oleada de emociones me invaden abruptamente, como también ya era frecuente. Debo acelerar el paso. El sonido del río se escucha golpear contra las rocas. La hojarasca se queda en los bordes del mismo. Corro con dirección al árbol donde se encuentra la pequeña casita, al subir la escalerilla no hay nadie adentro. ¿Dónde está? Sé que está aquí, por su mochila botada en un rincón.