— ¿Por que no habíamos visto estas fotos antes abuelo? — pregunta Grisel.
Estamos los tres sentados en la mesa con un montón de fotos esparcidas. Hay fotos desde mis abuelos, mis padres y nosotras de pequeñas. Son tantos momentos que ya había olvidado que volver a recordarlos hace que mi corazón se estruje.
— Mira Brenna, aquí estás toda llena de tierra.
Grisel me pasa la foto y yo río al verme, desde mi ropa hasta mi cara con el ceño fruncido
me encuentro toda cubierta de lodo.Recuerdo que ese día perseguíamos una rana y termine escondiéndome en un tronco.
Aún lo recuerdo.
— Recuerdo ese día.
— ¿Sí? — dice con tono de duda.
Asiento orgullosamente.
Mi abuelo sigue sacando fotos hasta que se detiene en una donde ambas estamos con mamá en el jardín que solía ser verde. No digo nada, solo cojo su mano dándole un apretón y él me
De pequeña mi abuelo y yo solíamos cazar pequeñas lagartijas, incluso pajaritos, pero eso nunca me agrado mucho.— Tienes que sujetarla así, y poner el dedo de esta forma.Apuntaba la resortera hacia un ave que se encontraba en la rama de un árbol. La piedra salió disparada al igual que el ave, esta callo y corrí rápidamente hacia donde cayó . Mi abuelo se acercó y coloco el ave entre mis manos.— ¿Qué sucede hija?— Jamás podrá volver a volar — conteste con lágrimas en los ojos.— Estará bien — la sujetó entre sus manos —. Tiene el ala rota, pero si la cuidamos podrá volar de nuevo.Fuimos a casa apresuradamente, Reynald vendo el ala, e incluso me dejó alimentarla.—¿Qué tipo de ave es?— Un cuervo — acaricia la cima de su cabeza —. Tienes un noble corazón, Brenna.— Si yo fuera un ave, no me gustaría q
La lluvia comenzó a caer, todo cruje alrededor; sin embargo, no se filtra el agua. Estamos sentados, aunque el espacio es reducido logramos adaptarnos.— De todos modos, ¿qué hacías afuera sin impermeable o paraguas? — pregunta con el ceño fruncido.— Solo buscaba flores — contestó tímidamente.Sé que me arriesgo por algo que puede parecer tonto en Luviana. Pero, no me cuestiona. Recargo mi barbilla sobre mis rodillas y suelto un suspiro.— Tranquila, la lluvia se detendrá y podremos irnos.— ¿Y si no lo hace?— Pues nos quedaremos aquí, tienes suerte de que supiera de este lugar.— Yo también lo sabía. De niña tuve que esconderme aquí — corrijo —, en realidad fue por culpa de un niño.Se ve dirigir mis palabras y me mira con una mirada,¿sorprendida?No estoy muy segura.— Detente, deja de mira
No puedo decir cuánto tiempo llevo aquí contando sus pestañas, pude haberlo sabido si la puerta no se hubiera abierto. — ¿Qué haces aquí Brenna? Rápidamente me levanto. — Y-o... yo solo, ya estaba por irme — digo nerviosa yendo por mis cosas. Dagan recorre media habitación hasta sentarse en el sillón vacío. Se queda observando el suelo con toallas hasta detenerse en River. — Lo sabes verdad — me detengo guardando mis cosas en la mochila. No, tú lo sabes. — Tú no pensabas decírmelo. — respondo. — Brenna... tenía miedo. — ¿Miedo? ¿Miedo de qué? — De que te fueras — me mira —. A nosotros nos quieren, tal vez muertos. No somos alguien con quienes deberías estar. — ¿Crees que eso será suficiente para alejarme? Dagan no contesta, solo baja la cabeza y suelta la respiración que parecía tener contenida. Dejo la mochila y me siento a un lado de él. — No me iré, soy
Al abrir los ojos, Grisel, ya no se encuentra en su cama. No es raro que ya este levantada. Estiro mi cuerpo y dejo que la relajación llegue. Me siento en la orilla de la cama, pero me levanto de esta, al ver una nota en el tocador desgastado de nuestra habitación: "Sé que estarás leyendo esto pasado de medio día, alcánzame en la farmacia de la señora Olivia" - Grisel." Olivia, es una señora delgada con el pelo sujetado en un moño apretado, ella suele darnos cajas de medicamentos que no entran en inventario.Mi abuelo ya es grande y los dolores en los huesos son más frecuentes. Ahora, los medicamentos eran más que necesarios. Voy con dirección al baño lista para irme. &n
Cuando mi madre desapareció no tuve la posibilidad de preguntarle las dudas que se me presentan ahora con más frecuencia.Ahora que soy joven, quisiera preguntarle lo que ella sabe del amor. Hubo una ocasión en que lo hice, nos encontrábamos sentadas en la mesa limpiando lentejas, ella traía su corto cabello suelto y llevaba un vestido de florecitas, también recuerdo que sus pies iban descalzos. — Mamá — la llame. — ¿Sí? — ¿Cómo te das cuenta que es amor lo que sientes? Mamá levantó la vista de la mesa centrándose en mí. — Digamos que hay diferentes tipos de amor. — ¿Diferentes tipos? ¿Y cómo sabrás diferenciarlo? — Uno de ellos es el amor que te tienes a ti mismo, si no tienes ese amor propio, ¿cómo podrías amar a otra persona? — Creo que el amor no es nada de lo que pienso. — Créeme, no lo es — dice pasando las semillas a un recipiente. — ¿Y por qué dices que amaré a otras p
Hay situaciones que se tornan incómodas y estar con Dagan y River en una misma habitación es una de ellas, creando un silencio que se podría tocar con las manos.Les enseñe la carpeta y decidieron que lo mejor era llamar a Bunker y Foss, ellos nos explicarían cada detalle. Nadie ha dicho nada después de eso, los tres nos encontramos alrededor de la mesa de centro. River está en un dispositivo que nos prestaron los chicos y Dagan ordenando papeles; yo solo observo a ambos.Dirijo mi mirada a River y este me atrapa haciéndolo, no pretendo apartar la mirada. Ni mucho menos él, parece. Nuestros ojos se mantienen unidos, puedo observar que su mirada es cansada, tal vez él también quiera terminar con todo esto.Nos quedamos mirando por un momento, hasta que siento a Dagan tomarme por la mano. Aparto la mirada y la dirijo hacia la unión de estás, River lo nota y se levanta dirigiéndose hacia el piso de arriba.— ¿Q-qu
Las reuniones se seguían haciendo no tan seguido, pero las había.Grisel solo asistía a unas cuantas y esta vez no fue la ocasión. Al pasar alrededor de dos semanas logramos obtener información sobre las familias de los chicos que eran rain, solo era cuestión de ir a sus casas y hablar con sus familias. Esa sería la parte más difícil sin duda alguna. No sabríamos cómo reaccionarían sus familiares, podrían sacarnos a palos o peor, llamarían a los militares.No tenía miedo, no después de lo que hable con Grisel, intentaría no tenerlo.La lluvia cae de una manera en que no puedes salir, lo más razonable es quedarme; irme sería estúpido en realidad. Esperaría que la lluvia cesara, pero dudo que lo haga.Era inoportuna.Chicos siguieron llegando, obviamente eran rain, pues venían mojados con sonrisas bailando en sus rostros. Eran pocos de ellos, pero eso no evitaba que la sala de estar se viera concurrida.
— Con esta madera será más que suficiente.— ¿Segura?— Muy segura, además, no creo que aguantes por más tiempo la carreta — digo apretando su brazo.Dagan baja la carreta y va por mí.— ¿Me estás diciendo débil?— No claro que no, brazos de fideo.Claro que no eran así, pero el molestarlo era una de mis cosas favoritas, más cuando escuchaba su risa y enarcaba sus cejas.— Te voy a demostrar que no tengo brazos de fideo.Me echo a correr pero Dagan es demasiado rápido y ya se encuentra cargándome sobre el hombro.— ¡Bájame, bájame!— Te llevaré así todo el camino— La carreta, menso. — digo entre risas.Logro soltarme de su agarre, pero me sostiene por las caderas y se queda mirándome tan fijamente que creo que se ha ido por un momento, así que chasqueo los dedos frente a su cara.&mdas