La lluvia comenzó a caer, todo cruje alrededor; sin embargo, no se filtra el agua. Estamos sentados, aunque el espacio es reducido logramos adaptarnos.
— De todos modos, ¿qué hacías afuera sin impermeable o paraguas? — pregunta con el ceño fruncido.
— Solo buscaba flores — contestó tímidamente.
Sé que me arriesgo por algo que puede parecer tonto en Luviana. Pero, no me cuestiona. Recargo mi barbilla sobre mis rodillas y suelto un suspiro.
— Tranquila, la lluvia se detendrá y podremos irnos.
— ¿Y si no lo hace?
— Pues nos quedaremos aquí, tienes suerte de que supiera de este lugar.
— Yo también lo sabía. De niña tuve que esconderme aquí — corrijo —, en realidad fue por culpa de un niño.
Se ve dirigir mis palabras y me mira con una mirada, ¿sorprendida?
No estoy muy segura.
— Detente, deja de mira
No puedo decir cuánto tiempo llevo aquí contando sus pestañas, pude haberlo sabido si la puerta no se hubiera abierto. — ¿Qué haces aquí Brenna? Rápidamente me levanto. — Y-o... yo solo, ya estaba por irme — digo nerviosa yendo por mis cosas. Dagan recorre media habitación hasta sentarse en el sillón vacío. Se queda observando el suelo con toallas hasta detenerse en River. — Lo sabes verdad — me detengo guardando mis cosas en la mochila. No, tú lo sabes. — Tú no pensabas decírmelo. — respondo. — Brenna... tenía miedo. — ¿Miedo? ¿Miedo de qué? — De que te fueras — me mira —. A nosotros nos quieren, tal vez muertos. No somos alguien con quienes deberías estar. — ¿Crees que eso será suficiente para alejarme? Dagan no contesta, solo baja la cabeza y suelta la respiración que parecía tener contenida. Dejo la mochila y me siento a un lado de él. — No me iré, soy
Al abrir los ojos, Grisel, ya no se encuentra en su cama. No es raro que ya este levantada. Estiro mi cuerpo y dejo que la relajación llegue. Me siento en la orilla de la cama, pero me levanto de esta, al ver una nota en el tocador desgastado de nuestra habitación: "Sé que estarás leyendo esto pasado de medio día, alcánzame en la farmacia de la señora Olivia" - Grisel." Olivia, es una señora delgada con el pelo sujetado en un moño apretado, ella suele darnos cajas de medicamentos que no entran en inventario.Mi abuelo ya es grande y los dolores en los huesos son más frecuentes. Ahora, los medicamentos eran más que necesarios. Voy con dirección al baño lista para irme. &n
Cuando mi madre desapareció no tuve la posibilidad de preguntarle las dudas que se me presentan ahora con más frecuencia.Ahora que soy joven, quisiera preguntarle lo que ella sabe del amor. Hubo una ocasión en que lo hice, nos encontrábamos sentadas en la mesa limpiando lentejas, ella traía su corto cabello suelto y llevaba un vestido de florecitas, también recuerdo que sus pies iban descalzos. — Mamá — la llame. — ¿Sí? — ¿Cómo te das cuenta que es amor lo que sientes? Mamá levantó la vista de la mesa centrándose en mí. — Digamos que hay diferentes tipos de amor. — ¿Diferentes tipos? ¿Y cómo sabrás diferenciarlo? — Uno de ellos es el amor que te tienes a ti mismo, si no tienes ese amor propio, ¿cómo podrías amar a otra persona? — Creo que el amor no es nada de lo que pienso. — Créeme, no lo es — dice pasando las semillas a un recipiente. — ¿Y por qué dices que amaré a otras p
Hay situaciones que se tornan incómodas y estar con Dagan y River en una misma habitación es una de ellas, creando un silencio que se podría tocar con las manos.Les enseñe la carpeta y decidieron que lo mejor era llamar a Bunker y Foss, ellos nos explicarían cada detalle. Nadie ha dicho nada después de eso, los tres nos encontramos alrededor de la mesa de centro. River está en un dispositivo que nos prestaron los chicos y Dagan ordenando papeles; yo solo observo a ambos.Dirijo mi mirada a River y este me atrapa haciéndolo, no pretendo apartar la mirada. Ni mucho menos él, parece. Nuestros ojos se mantienen unidos, puedo observar que su mirada es cansada, tal vez él también quiera terminar con todo esto.Nos quedamos mirando por un momento, hasta que siento a Dagan tomarme por la mano. Aparto la mirada y la dirijo hacia la unión de estás, River lo nota y se levanta dirigiéndose hacia el piso de arriba.— ¿Q-qu
Las reuniones se seguían haciendo no tan seguido, pero las había.Grisel solo asistía a unas cuantas y esta vez no fue la ocasión. Al pasar alrededor de dos semanas logramos obtener información sobre las familias de los chicos que eran rain, solo era cuestión de ir a sus casas y hablar con sus familias. Esa sería la parte más difícil sin duda alguna. No sabríamos cómo reaccionarían sus familiares, podrían sacarnos a palos o peor, llamarían a los militares.No tenía miedo, no después de lo que hable con Grisel, intentaría no tenerlo.La lluvia cae de una manera en que no puedes salir, lo más razonable es quedarme; irme sería estúpido en realidad. Esperaría que la lluvia cesara, pero dudo que lo haga.Era inoportuna.Chicos siguieron llegando, obviamente eran rain, pues venían mojados con sonrisas bailando en sus rostros. Eran pocos de ellos, pero eso no evitaba que la sala de estar se viera concurrida.
— Con esta madera será más que suficiente.— ¿Segura?— Muy segura, además, no creo que aguantes por más tiempo la carreta — digo apretando su brazo.Dagan baja la carreta y va por mí.— ¿Me estás diciendo débil?— No claro que no, brazos de fideo.Claro que no eran así, pero el molestarlo era una de mis cosas favoritas, más cuando escuchaba su risa y enarcaba sus cejas.— Te voy a demostrar que no tengo brazos de fideo.Me echo a correr pero Dagan es demasiado rápido y ya se encuentra cargándome sobre el hombro.— ¡Bájame, bájame!— Te llevaré así todo el camino— La carreta, menso. — digo entre risas.Logro soltarme de su agarre, pero me sostiene por las caderas y se queda mirándome tan fijamente que creo que se ha ido por un momento, así que chasqueo los dedos frente a su cara.&mdas
Organizamos la información, cada uno tomo una lista de las familias y la dirección de sus casas. Al final éramos cuatro los que lo haríamos, Helena, acepto; no dudó cuando se enteró de que yo también iría.Cuidaba lo que era suyo.Foss y Bunker nos cuidarían desde algún punto estando alertas. Nos dividimos la búsqueda, no acabaríamos pronto, pero con lo que lográramos juntar antes del toque de queda sería de ayuda.He tocado alrededor de once puertas y solo abrieron cuatro. Ninguno de ellos quiso hablar, mucho menos escuchar. Es difícil que las familias te cuenten sobre sus hijos, no se atreven hablar y de pronto contárselo a unos niños que tocan a tu puerta.Voy camino a mi doceava puerta, la familia Pemberton. Me paro frente a la puerta y la golpeó una, dos veces.Nadie abre.Estoy por irme, cuando de la puerta se asoma una señora muy delgada con pel
Tomo una ducha rápida, antes del medio día, acorde de verme con River en el bosque.No iríamos a la cabaña, no queríamos que nos descubrieran que seguíamos en busca de los rain y mi madre.Hago la cortina a un lado y me envuelvo en una toalla. No tenía que preocuparme de la escuela por ahora, aunque en realidad nunca lo he hecho.Las festividades de Luviana estaban por iniciar y como mínimo durarían dos semanas. La gente se reunía en la plaza, sacaban su mejor mercancía para el trueque, otras de las cosas que hacían era sacrificar a alguien o incluso a sus pocos animales; dando gracias que ellos morían y no uno mismo.Los militares asistían, pero como siempre solo era para disfrutar del espectáculo.Voy a la habitación y Grisel aún se encuentra dormida. De mi cómoda saco unos vaqueros oscuros y camisa de cuadros azul marino con verde oscuro. Me pongo mi chamarra verde y mis botas estilo minero, desenredo mi pelo y subo la capucha.