El resto de la semana Drako se comunicó conmigo por teléfono, es normal que tenga tanto trabajo además de que surgió un viaje de última hora que lo alejo de Italia por un par de días. Se que es parte de su profesión que desaparezca en el aire, aunque debo confesar que me siento extraña de solo pensar que le puede suceder algo. Estuvo al pendiente de mi en todo momento, con llamadas y mensajes de texto. Me hubiera encantado tenerlo junto a mí pero comprendo que el deber lo llama y no puedo ser tan egoísta como para retenerlo a mi lado, a mí no me gustaría que el fuera asi conmigo.—¿Qué usaras? —dijo mi madre al abrir el closet y mirar toda mi ropa.—¿Por qué? —me seque el cabello apenas acababa de salir de la ducha.—Es sábado amor y quiero que salgan a divertirse, además estoy segura de que Drako vendrá a verte.—Se supone que está de viaje.—No sabía eso —frunció el ceño —¿Cuándo se fue?—El jueves.—Ese no es un problema para el dragón.—¿Dragon?— Eso es lo que significa su nombre
—Por lo regular siempre uso el condón femenino.—¿Flavio no se cuida? —llevo un trozo de carne hasta su boca.—Si.—¿Entonces?—El siempre cuido de su salud con el preservativo al igual que yo lo hice de esa manera, pero la diferencia es que también me cuido con las pastillas. En términos generales son dos métodos los que uso.—Con uno es más que suficiente.—Lo mismo pensé, pero… es una cuestión de gustos y preferencias.—Conmigo tendrás dos opciones — observe como su manzana de Adán se movió al instante en el que paso el líquido que previamente tomo—¿Te cuidas tu o me cuido yo?—Ambos.—No nena, solo puedes escoger uno.—Seguiré con el método —dije decidida.—¿Qué efectos secundarios tiene en tu cuerpo?—Pues… mmh, me duelen los senos en mi periodo, creo que solo eso.—Ok —recargo los codos en la mesa para inclinar su cuerpo hacia mi —. Ya no tomaras nada de pastillas ¿de acuerdo?—Pero… ¿entonces? —dije confundida.—Usare condón.—¿Solo eso?—Si, solo eso —la seguridad con la que l
Drako.El olor de la esencia de Agnes aún está impregnada en mi piel, preferí no ducharme y permanecer con sus mieles cubriendo la capa externa de mi armadura. Juro que quería hacerla mía en ese instante, pero se bien que ella se merece algo mucho menor que un simple acoston en mi biblioteca. Me costó mucho dejarla en su hogar, necesitaba con urgencia pasar la noche a su lado, aunque soy consciente de que no debo ser tan posesivo. Esta noche fue espectacular, es el comienzo de algo nuevo para ambos.—Buen día señor —dijo la ama de llaves al entra a mi habitación —. La reservación en el hotel está confirmada.—¿Especificaste los detalles?—Si. El gerente se hará cargo de que todo este como usted lo ordeno.—Mmh.—Me retiro —dijo al salir.—¿Te quedaras a desayunar? —dijo el profesor Roberts.—Si.—Ayer vi que Agnes estuvo aquí.—Aja —peine mi cabello con un poco de cera.—¿Ya acepto? —se quedó de pie mirándome por el espejo.—Si.—Solo te ruego que no seas el animal que sueles ser con
Al llegar al hotel, el rostro de Agnes paso de ser uno de completa felicidad a uno de preocupación y un tanto de deseo. La sujete de la mano para brindarle más confianza y hacerla sentir segura. En el elevador sonreí al escucharla suspirar, está muy nerviosa y se perfectamente por que es. No debe ser nada fácil entregarse a un completo desconocido. Se que entre los dos existe una fuerte conexión física y sexual, pero para una dama como ella, también es importante el aspecto emocional. En el pasillo antes de entrar a la lujosa habitación cubrí sus ojos con uno de los pañuelos que previamente tomé de mi closet antes de salir de la residencia.—¿Qué haces? —dijo con una enorme sonrisa en sus labios.—Tranquila —la guie al interior de la alcoba y sin duda los encargados del hotel realizaron un excelente trabajo con la decoración. Con rosas blancas y velas del mismo color, le dieron al espacio una nueva vista… aquella que es más romántica para una noche de pasión o mejor dicho, en mi caso,
Llegue a la residencia a bañarme, de nuevo, y cambiarme de ropa para ir directamente a la oficina. Ni siquiera tenía ganas de desayunar, asi que solo bebi un vaso de jugo de arándanos que la ama de llaves muy amablemente me entrego antes de subir a la camioneta. Los empleados me saludaron en cuanto me vieron cruzar el umbral de las puertas de la compañía, enseguida leí el informe que recibi de mi secretaria.—Señor Marchetti tiene una junta con los directivos a las nueve de la mañana —dijo la chica.—En quince minutos.—Si señor —la señorita corría detrás de mí con varias carpetas entre sus brazos —. La señora Deniska llamo esta mañana para informar que no podría asistir a la reunión.—Excelente ¿algo más? —detuve el paso para mirar a la secretaria.—Es todo señor.—Mmh —encendí la portátil y comencé a enviar los correos que tenía pendientes del fin de semana. Confirme mi asistencia con el idiota de Ahmad, de nuevo requiere de mis servicios para trasportar su mercancía. Estos últimos
—Bastardo.—¿Te dolió? Ups, creo que si —soy muy cruel.—Ya lo vemos —con un leve empujón me alejo de su cuerpo para ponerse de pie.—Alejate de Agnes o de lo contrario sufrirás las consecuencias ¿queda claro Bruno? —le lance una mirada de odio y rencor.—Entendí muy bien la amenaza.—Que buen perro eres, nunca dude de tus capacidades —azoto la puerta al salir, la molestia que le provocaron mis palabras dudo mucho que pueda disiparse en unas horas —. Llama a la señorita Bianchi, necesito su presencia en mi oficina —le dije por el teléfono a la secretaria. A los pocos minutos escuche sus tacones impactarse en el pulido piso del pasillo.—Señor Marchetti —dijo con su sensual voz.—Ven —la tome ligeramente de la cintura y la lleve hasta el sanitario. Inmediatamente Julio cerro las persianas de la oficina y se colocó en la puerta para que nadie pudiera molestarnos.—¿Qué sucede? —levanto sus brazos y acuno mi rostro entre sus manos.—Me tienes muy duro mujer —bese con hambre sus labios —.
Toda la semana me mantuve inquieto, deseoso de sentir su cuerpo junto al mío. Por las noches no puedo conciliar el sueño, duermo por ratos y eso no me ayuda a descansar como necesito. Las ganas inmensas que tengo de hacer mía a Agnes no se han ido, creo que hasta se intensificaron más desde que se entregó a mí por primera vez, parece que mi instinto y mi subconsciente se han puesto de acuerdo ya que en ningún momento del día dejo de pensar en ella… en la bella sonrisa con la que refleja la felicidad de su alma.—Señor Marchetti, el licenciado esta esperándolo en la sala —dijo la ama de llaves al entrar al despacho.—Enseguida estoy con el —esta tarde después de salir de la oficina no pude invitara cenar a Agnes ya que por cuestiones de trabajo tuve que irme lo más rápido posible —. Licenciado —me acerque a él y estreche su mano con fuerza.—Un gusto verlo señor Marchetti.—¿Qué es lo que tiene para mí?—Los documentos de su divorcio —extendió el folder —. Por fin un juez pudo obligar
—Que lo disfrutes —después del placentero encuentro en donde la hice mía, tuvimos que sentarnos a desayunar. Es obvio que lo que menos quiero es comer, pero tengo que hacerlo solo por salud.—Huele bastante bien —no miento, el olor del desayuno era fabuloso. Mi saliva se hizo agua de solo imaginar el sabor.—Espero te guste.—Mmh—casi gimo del placer que me provoco masticar el primer pedazo de esa maravilla. Se que para muchos es un platillo demasiado sencillo, pero créanme cuando les digo que para mí es un manjar que pocas veces he probado. Además de que es un alimento hecho por la mujer que quiero a mi lado el resto de mi vida.—No exageres, no es para tanto.—Me encanto —la explosión de sabores era exquisito, entre dulce y salado.—Ok —suspiro —¿Qué haremos en todo el día?—¿Quieres ir de compras?—Pues… —se quedó pensativa.—Eso es un sí.—No dije eso.—Tus ojos lo dicen por ti —seguí comiendo —. Se que tienes una obsesión por las zapatillas y me gustaría tener un par de ellas de