—Buen día —dije al saludar a las secretarias.—El señor Marchetti programo una junta a las nueve de la mañana.—Gracias —abrí la puerta de mi cubículo. Al observar el desastre casi me da un infarto de solo pensar en que tenía que organizar de nuevo todos los documentos que ayer utilice para los informes.Apilé las carpetas y fui colocando las hojas dentro de los aros, estaba punto de terminar el primer tomo cuando un enmicado se resbalo y cayó al suelo. Al levantarlo la esquina de mi escritorio tenía un tornillo afuera de la estructura de metal y rasgo mi falda partiéndola desde mi muslo hasta llegar a la cresta iliaca.>No fue la mejor decisión que tuve en la mañana de colocarme una tanga delgada de color negro debajo de la falda. La prenda no es tan corta pero ahora que prácticamente se partió en dos se ve más provocadora de lo que era antes. Busqué en mi bolsa algo que me ayudara a cocer la tela, pero no encontré nada. Les pregunte a las secretarias si tenían hilo y
Algunas de las personas que se encontraban en el pasillo me miraron extrañamente, seguramente no comprendían la forma de la prenda que usaba, pero al menos no le prestaron tanta importancia. En mi cubículo llame a mi madre y le pedí que me enviara un pantalón de vestir color negro. Poco tiempo después el oficial de seguridad me entrego el paquete, enseguida fui al sanitario y me cambié de ropa. A partir de hoy voy a procurar traer en mi coche y en mi bolso una muda. Esto no puede volver a sucederme. Abrí la ventana de mi oficina al recibir el mensaje de texto de mi novio, dudé en leer la notificación de la aplicación.Flavio: hola, mi amor, quiero verte ¿Qué te parece si esta noche vienes a mi casa y cenamos juntos?Agnes: está bien amor, llegare a las siete.Flavio: perfecto. Cuidate mucho, besitos.Agnes: besos.>De nuevo en la sala de juntas los directivos de las áreas explicaron a detalle la estrategia que tenían en mente. Mi objet
Drako.El incidente con la hija de Carlotta me tiene mal… muy mal. La extravagante figura de su cuerpo es un manjar para este pobre servidor que está obsesionado con el placer y la belleza. Jamás imagine que mi nana pariera a una mujer tan exquisitamente bella como lo es Agnes Bianchi. Es obvio que detrás de las sensuales prendas con las que suele cubrir su desnudez se oculta una piel tersa y pálida. Lo descubrí en el instante en que le agradecí al destino por haberme permitido mirar tan perfecta obra de arte. Fue increíble la manera en la que sus mejillas se sonrojaron cuando su falda termino de romperse. Enloquecí con la diminuta tanga que portaba ese día. Estuve a punto de arrancarle la ropa interior para hacerla mía. Controle mis instintos porque sé que la pelinegra es una parte fundamental en la vida de la persona que me crio desde muy pequeño—Señor Marchetti, lo esperan en la sala de juntas —hasta el momento la secretaria ha desempeñado muy bien sus labores, no puedo quejarme d
El resto de la junta se desarrolló con tranquilidad a pesar de que el ambiente se transformó en uno más hostil después de lo sucedido con los dos seres que más detesto en este planeta. Al finalizar con la reunión me comunique con Hayden quien me había comentado que tomaría un par de semanas de vacaciones ya que su estado de salud no era tan bueno como antes, excedió del tiempo de trabajo y ahora su sistema le está pasando factura.—Señor, el profesor Robert desea verlo —dijo la secretaria por el intercomunicador.—Hágalo pasar.—Te ves ridículo en esa silla.—Es solo envidia la que sientes —sonreí de lado —¿Cómo estás? — me levanté para saludarlo con un fuerte abrazo.—Mejor, casi me muero.—No me avisaste de nada de eso ¿de qué te enfermaste?—Una zorra me dejo seco —su risa era contagiosa.—Imbécil —negué con la cabeza —. Por un momento pensé que te había dado un infarto o peor aún que las hemorroides no te dejan vivir en paz.—¡Cierra el pico, lo de mis hemorroides es un secreto! —
Agnes.Regrese temblorosa a mi nueva oficina, es increíble que Drako Marchetti me haya pedido semejante cosa. Es alucinante, ni siquiera supe que decirle. Fui una tonta al no dejarle claro la clase de persona que soy, el piensa que por el poder que posee en la empresa y al parecer en todo el mundo puede chantajearme tan fácilmente. Aunque tengo que confesar que me pareció muy excitante la manera en la que me invito a jugar su sucio y perverso juego. Tiene algo en su mirada que me desnuda cada vez que me ve, aun no comprendo cómo es que me hace sentir tan indefensa y acorralada con su simple presencia. El tono de su voz provoca vibraciones en el fondo de mi corazón, son como imanes que me guían a acercarme a su piel y percibir el aroma tan delicioso de su perfume. Estoy enloqueciendo y debo calmarme si quiero que todo salga bien.—Vida mía —dijo Donato —. Me envió el señor Lombardi, necesita tu presencia en el área de marketing.—Voy para allá.—Te alcanzo enseguida, iré a visitar a mi
Es estresante que Flavio quiera vigilarme de la manera en la que lo hace. No le veo el sentido a que se quede por más de una hora en el estacionamiento esperando a que termine mi horario laboral. Hace poco discutimos sobre el tema del matrimonio, esta tan concentrado en su futuro que se olvida de pedirme opinión.—Agnes —sonrió al verme.—Hola —lo salude con un beso en la mejilla como su fuéramos dos personas que apenas se acaban de conocer.—Quiero invitarte a cenar.—No puedo, estoy muy cansada. Lo siento.—Está bien, entonces ¿Qué te parece si vamos a tu casa y me muestras la ropa que compraste aquella vez?—¿Cuál? —es estúpido que quiera arreglar las cosas con eso.—La lencería, amor.—Flavio, no te gustan esas cosas asi que… dejalo estar ¿quieres?—Necesito que confíes en mí.—Lo hago, pero no trates de aparentar lo que no eres. Ambos sabemos que la extravagancia no es lo tuyo —el CEO estaba haciendo tiempo para irse, seguramente quiere enterarse del chisme por sus propios medios
—Tu padre me aviso lo que le sucedió a tu mamá. Vine a verla en cuanto pude —dijo Flavio al instante en que abrí la puerta.—Esta arriba en su habitación.—Subiré a verla.—Ok. Terminare de preparar la comida —abrí la nevera para sacar las papas y comenzar a rebanarlas en cubitos. Le baje a la flama al escuchar el timbre de la casa —¡Voy! —limpie mis manos con agua y jabón en el fregadero.>—Señor Marchetti —me hice a un lado para permitirle el acceso.—¿Cómo sigue Carlotta?—Mejor.—Subiré a verla.—Esta Flavio con ella. Sí gusta puede esperar en la sala.—Mmh —prefirió quedarse de pie y mirar por la ventana. Por mi parte regrese a lo que estaba haciendo en la cocina. Prepare el recipiente con un poco de mantequilla y deposite las rebanadas de papa en el interior para después cubrirlas con una capa de carne sazonadas con especias y trozos pequeños de verduras. Finalice con una salsa de tomate. El delicioso platillo se cocería en el horno.—¿Ya?
Disfrutamos de la comida en silencio, por supuesto que salieron a la luz un par de cosas que le competen a las dos familias, pero nada lo suficientemente relevante como para que el ambiente fuera hostil. Varias veces me sorprendí mirando al CEO como una loca enamorada, es una locura que mi sistema me arrastre a algo que obviamente no quiero hacer, pero… es que ¿Cómo puedo ocultar lo que me hace sentir con su presencia? Es tan varonil que a veces pienso que no es real, todo en el grita locura, perversión, aventura y mucha pero mucha sensualidad. Solo con decir que el olor de su perfume es amaderado con fragancias de menta en combinación con aromas más dulces. La forma en la que se viste, con tanta elegancia, los trajes negros lo hacen ver divino además de que los músculos que adornan su cuerpo son tan perfectos a la vista. Los tatuajes… eso, eso me hace enloquecer. La rudeza con la que aflora su carácter.>—Hijo ¿puedes ayudarme a subir hasta mi cama?—