Edgar.—¿Todo está listo? —a primer ahora de la mañana Dorien sugirió que usáramos la camioneta blindada con vidrios polarizados para que Agnes pudiera ir al hospital. También se habló con la clínica sobre la situación por la que estamos pasando, claramente el director acepto que ingresáramos por el área de ambulancias.—Si, señor. Todo está preparado para la señora Agnes —dijo la mano derecha del griego.—Bien —giro el rostro para verme —. Mis hombres se están dispersando en toda la ciudad para garantizar que lleguen con bien al hospital.—También mi guardia está vigilando el interior de la clínica. No habrá ningún problema.—¿Agnes ya desayuno? —el señor es bastante agradable.—Si, aunque la mitad de la comida la devolvió.—Esos malestares son cada vez más intensos —es obvio que está preocupado por su nieto y por la salud de su nuera.—Hablé con Agnes y le propuse que nos fuéramos a Colombia. Usted también en bien recibido en la finca —se quedó pensativo por varios segundos.—Creo q
Un par de dias después.Me quede hasta tarde trabajando en el ordenador en el despacho. Los contratos aumentaron con la visita que le he hecho a diversos empresarios que se dedican al área del café. Es obvio que el producto que manejo es de excelente calidad al igual que los precios que les ofrecí por lo sacos. Algo que me favorece ya que no es de mi agrado permitir que todas las semillas se echen a perder solamente por la avaricia de querer ganar más. La finca siempre ha proporcionado los mejores granos y siempre será asi.—Amor —escuche a Agnes entrar al despacho —. Ven a dormir —beso mi cuello.—Enseguida estoy contigo —apague el ordenador, afortunadamente puede enviar el ultimo correo.—No puedo dormir sino estás conmigo.—Vale, ya voy amor —me puse de pie y sujeté su cuerpo entre mis brazos —¿Cómo te sientes?—Tengo antojo.—¿De qué? —cerre la puerta de la habitación y enseguida la coloque sobre la cama.—Cerezas con chocolate.—Iré a buscarlas.—Ok —cubrió su cuerpo con el edred
—¿Lista? —acomode mi cabello con mis manos.—Si ¿Qué le diremos a mi madre? —tomo su bolso.—La verdad, que estamos saliendo y pues vamos a vivir juntos.—¿Le diremos lo de Colombia?—No veo problema en ello.—Ok, solo mantente a mi lado —sus manos esteban frías.—Calmate y respira, no pasara nada.—Confió en ti —suspiro varias veces.—Todo saldrá bien, ya lo veras —nos despedimos de Dorien antes de irnos. Hicimos el mismo procedimiento cada vez que salimos a algún lugar, la infinidad de camionetas con hombres armados que nos acompañan es abismal parece que el presidente es el que se está trasladando a un sitio. Se que es necesario tanta seguridad, pero a veces si es molesto. El departamento de la señora Carlotta es bastante lindo, se encuentra en un complejo en un área de la ciudad de un nivel económico alto. Solo espero que no se sorprenda por mi presencia.—¡Hola, hija, bienvenida! —abrazo a Agnes con mucho cariño —¿Como estas?—Bien mamá.—Qué bueno —la señora dirigió la vista hac
Drako.—Habla —me recargue en la silla cuando observe el rostro de América en la pantalla.—Deberías preguntarme si me encuentro bien o si necesito algo. Siempre eres muy distante con las personas que estamos a tu alrededor. Eso es un fastidio a la larga.—Aja —pellizque el puente de mi nariz con bastante frustración. Ella más que nadie sabe que no me interesa lo que los demás piensen de mí.—Bien, por lo que veo te vale un sorbete lo que me pase, asi que comenzare diciéndote lo poco que se dé la chica a la que vigilo. Es todo un reto acercarme a ella, parece que siempre esta vigilada por los gorilas con los que vive.—Mmh —moví mis dedos al recargarlos sobre mis piernas.—Hace dias estuve hablando con ella, de hecho, ya no me dejan entrar a la residencia desde que llego un hombre. eso me pareció bastante extraño.—¿Qué hombre? —enseguida me entro la curiosidad.—Pues si lo supiera te diría su nombre y hasta lo que le gusta comer, pero me temo que yo también estoy en el mismo dilema q
—Ya puedes retirarte. Estaremos en contacto como es costumbre.—Si señor. Que tenga un lindo día.—Mmh.Continue con todo el trabajo que tenía sobre mi escritorio. Envie y recibi correos además de que me reuní con varios clientes que querían hacer negocios conmigo. Por lo regular en cada cita demoro de dos a tres horas, cosa que me provoca un intenso dolor de cabeza por el estrés. Imprimí los informes que mi secretaria le estregaría a los directivos para el mes siguiente y con todo en orden me despedí del personal más confiable que tengo en la oficina, el mismo hombre que me notifica cualquier cosa que tenga que ver con la empresa. Afortunadamente nadie sabe quien es, un punto más a mi favor, asi los demás encargados se mantendrán al margen.Recogí el arreglo floral que encargué en una de las mejores florerías de Italia. Un sentimiento de culpa se alojó en mi corazón al recordar que en mucho tiempo no he visitado a mi madre en el cementerio. Necesito hablar con ella, aunque solo sea p
—Hola, bienvenido ¿en qué puedo ayudarlo? —dijo la señorita de recepción cuando me acerque a la ventanilla.—Necesito hablar con el director del hospital. Es sobre un asunto privado sobre uno de sus pacientes.—Comprendo. En estos momentos no se encuentra el director, pero el encargado de área puede recibirlo.—Mmh —espere en la ventanilla a que la chica me indicara el numero de la oficina.—Lo está esperando. Suba al elevador y al fondo a la derecha encontrara el despacho del director.—Gracias —seguí las indicaciones que me dio la chica. Enfermeros y doctores caminaban en los pasillos trasladando a enfermos o simplemente haciendo su rutina nocturna. Antes de entrar llame a la puerta, no quiero encontrar algo indebido.—Adelante —el doctor se encontraba sentado detrás del escritorio —. Dígame ¿en qué puedo ayudarlo? ¿señor…?—¿Cuál es la condición de salud de Agnes Bianchi? —me mantuve de pie e ignoré la segunda pregunta que me hizo.—¿Disculpe? —es completamente normal que actúe de
—¿Qué haces aquí? ¿Cuándo volviste? —pregunto ilusionado o con la esperanza de poder entablar una conversación como antes lo hacíamos.—Mmh —me quite los lentes —¿Qué tanto ocultan?—¿Qué? —la pregunta que le hice lo desconecto de lo que realmente quería saber.—Ya sabes a lo que me refiero.—La verdad es que no lo se.—¿Qué es lo que le sucede a Agnes?—¡Es eso! —comenzó a reírse —. Creo que fuiste tú el que la mando a matar ¿Cómo crees que se siente?—Ese no es el caso y lo sabes bien Dorien.—Jodete —sonrío —. Ya tiene a otro hombre que si puede cuidarla.—Mide tus palabras —lo sujete de la solapa de su traje —¡¿Qué mierda esta haciendo ese colombiano en tu casa?!—¿Celos? —su maldita sonrisa me molesta.—No, claro que no. Una ramera como Agnes ya no me interesa —y de pronto sentí un intenso dolor en mi mandíbula. El idiota de Edgar me dio un golpe —. Vaya —escupí la sangre que tenía en el interior de la boca —. Ahora veo que la puta con la que antes me acostaba ya tiene a un pende
Edgar.—¡Pero ¿Qué te sucedió?! —no era mi intención asustar asi a Agnes cuando me vio llegar a la residencia, pero me temo que el momento no pudo ser inevitable. Espero que la impresión que cause en ella no le afecte a mi hijo.—No te asustes mi amor —la sujete de la mano cuando tome asiento en el sillón —. Estoy bien, solo fueron unos cuantos golpes.—¿Qué fue lo que paso? —Agnes dirigió la mirada hacia Dorien.—Drako y el resolvieron sus asuntos pendientes en el centro comercial—es verdad lo que dijo el señor. Hace tiempo que su hijo y yo debíamos aclarar todos los sentimientos que teníamos almacenados en el cuerpo. No puedo quejarme, ambos resultamos heridos y considero que sanaremos mucho mejor.—¡¿Qué?! —sus ojos se abrieron de par en par. Estoy seguro de que no podía creer lo que su suegro le dijo.—Dorien, por favor dejanos solos —desabotone mi camisa.—Ok —dudo por varios minutos, pero al final decidió irse de la sala.—Agnes siéntate aquí, por favor. Tenemos que hablar de al