Capitulo 129.

Desperté con una intensa sed. Recorrí de arriba abajo el techo que parece ser de arena o barro. El ambiente a mi alrededor era cálido y fresco. El rostro de una anciana fue lo único que observe antes de que incorporaran mi cuerpo para poder sentarme sobre la cama. Al principio me sentí mareada y con nauseas, pero poco después me adapté a la posición.

—¿Cómo te sientes? —me acerco una tasa con agua tibia.

—Bien… me duele la cabeza —bebi de golpe el líquido.

—Es normal, aun estas recuperándote.

—¿Qué me paso?

—¿No lo recuerdas? —sonrió con tristeza —. Bien, lo único que sabemos es que Ahmad te trajo hasta aquí para salvarte la vida, estabas muy débil por el disparo que recibiste en tu pancita —como por instinto lleve mis manos hasta esa área —¿Te ocurre algo?

—No —negué con la cabeza —¿Por qué el señor Ahmad me trajo aquí?

—Eso es obvio, mujer, ya eres de su propiedad.

—¿Qué? No entiendo lo que está diciéndome —estaba muy confundida.

—Es simple, ahora le perteneces a ese hombre.

—Pero ¿
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