Agnes gritaba con desesperación mientras cubría sus oídos del ruido. La tome del cabello y arrastre su cuerpo por el piso. Sin querer una de las balas perforo su abdomen, el líquido rojo comenzó a salir y temí lo peor. Con rapidez rompí la blusa que traía puesta y revisé la herida. Coloque un tapón de ropa en el pequeño agujero con la intención de detener la hemorragia.—Me duele —valientemente posiciono sus manos en la herida.—Todo va a estar bien —si ella muere es seguro que yo también.Cuando intente moverme unos brazos me sujetaron del cuello enviándome directamente al suelo. El hombre que me sometía era bastante fuerte y pensé que sería mi fin. Con destreza cambiaron los papeles y de la nada ya estaba luchando cuerpo a cuerpo con el imbécil que intentaba colocar su arma muy cerca de mi cabeza. Golpeamos nuestros cuerpos con odio y rencor.—¡¿Quién eres?! —le di un cabezazo en su nariz.—Soy… —la sangre no lo dejaba hablar bien —. Me enviaron… para cuidar a… la señorita.—¡¿Quién
Drako.>—Ahmad se llevó a Agnes —las palabras de Dorien me carcomen el alma —. Mis hombres ya se encuentran buscándola en toda Roma. Es muy probable que se la haya llevado a su país.—Tenemos que movernos rápido ya que ese idiota es una bomba de tiempo y en cualquier momento puede cometer una pendejada irreparable—dijo el profesor Roberts.—Lo más seguro es que se haya obsesionado con Agnes. No encuentro otra forma de explicar lo que sucedió —dijo Dorien.Ellos seguían conversando sobre el tema mientras que por mi parte perdí la razón del tiempo y también de la charla. Lo único que me importa es la pelinegra que se encuentra en las manos de un enfermo que posiblemente le haga daño. Tengo que encontrarla antes de que pueda perderla ¿Cuál fue el error? ¿En que falle? La realidad es que fue mi culpa y siempre ha sido asi.—¿Qué informo la policía? —el profesor estaba bastante angustiado.—Las muestras de ADN que se encontraron en el lugar corre
—La cosa se transformó en una acalorada discusión en donde Donato intento sacar a Agnes del departamento, algo que se lo impedí porque deseaba asesinar a la italiana para vengarme de todo lo que me hizo.—¡Pedazo de mierda! —lo golpe con el cortador de metal en el rostro.—Asesine a Donato como a un perro —comenzó a reírse como un demente —. Ni siquiera la muerte estaba preparada para llevárselo al más allá.—Aja —Dorien estaba tranquilo pero sus ojos demostraban lo contrario.—Alguien estaba vigilando los pasos de Agnes ya que poco tiempo después una lluvia de balas nos ataco sin previo aviso. Fue entonces que la pelinegra salió herida, intenté ayudarla, pero no pude.—¿Por qué? —pregunte.—Pelee a mano limpia con el sujeto que la estaba vigilando. Entre los golpes Agnes se alejó de nosotros para poder huir. Afortunadamente terminé con la vida del idiota y pude arrastrar de nuevo a la chica al interior.—¿Sus heridas eran de gravedad? —lo sujete del cuello.—Si. Pude controlar un poc
Una semana después.Las horas transcurren con lentitud y cada tic tac del reloj enloquece mis sentidos llevándome a un abismo de dudas y preocupación. Tuve que enviar a varios de mis hombres a Egipto para que obtengan información. Las llamadas a mi móvil se detuvieron, todo el personal que está a mi cargo se encuentra en el campo de batalla tratando de dar con el paradero de Agnes. Tal parece que el persa sabe esconderse entre el insoportable sol de los faraones. No he podido dormir y dudo mucho que lo haga mientras la conciencia y el dolor no me dejen hacerlo. La comida no es una opción para mi asi que preferí mantenerme de pie con el dulce y embriagante sabor del coñac.>La pregunta retumba en mi mente una y otra vez mientras que el corazón late en mi pecho desbocado y sin rumbo. Estoy desesperado por saber si Agnes se encuentra bien, necesito tener la certeza de que aun esta con vida. Me mata… me envenena el cuerpo sentir esto que tengo atorado en medi
—Aja —di media vuelta y subi a la camioneta. Desde que Agnes desapareció Carlotta no ha querido ni hablarme, se la pasa escondida en su habitación llorando su dolor, la comprendo, no es nada fácil vivir con la angustia.En el hangar mis hombres y los de Dorien se organizaron para llevar todo lo necesario. Afortunadamente el colombiano no se ha enterado de nada de lo sucedido ya que tuve que pagarles a los medios de comunicación una fuerte cantidad de dinero para que mantengan sus aberrantes bocas cerradas, además de que he enviado a Bogotá a más de cinco guardias para que vigilen todo lo que hace el psicólogo.Esta vez no encontré paz entre los cielos. Nada puede tranquilizarme, creo que encontrare consuelo y alivio cuando encuentre a Agnes ya sea viva o muerta. Planee todo lo que se haría al aterrizar en las fronteras de Libia, desde ese lugar nos trasladaríamos hasta Egipto para no llamar la atención ya que varios aeropuertos estaban intervenidos por la guardia de Ahmad. Las horas d
Jartum, Sudan.Región de Darfur.Agnes.Siento en el rostro los rayos del sol, aún estoy muy débil no sé qué es lo que me han hecho, pero siento las piernas y los brazos adormilados como si tuviera un cinturón rodeándolos, impidiendo que la circulación de mi sangre sea buena. El abochornante calor provoca una incomodidad inusual en mi piel, todo el tiempo estoy sudando. A ratos estoy inconsciente y en ocasiones estoy despierta, pero no logro reconocer a nadie a mi alrededor. Las mujeres que me acompañan tienen el rostro cubierto y emanan un olor a hojas secas de hierva buena y menta con esencias de romero. Días atrás estuve en un hospital, lo sé porque varios médicos estuvieron al pendiente de mi salud. Me duele el abdomen con el movimiento de arriba abajo del vehículo en el que me trasportan. Un idioma extraño prevalece en mis oídos y me temo que no soy capaz de reconocerlo.>—¡Rápido! —escuche la voz de un hombre.>—¡Ya la están
Desperté con una intensa sed. Recorrí de arriba abajo el techo que parece ser de arena o barro. El ambiente a mi alrededor era cálido y fresco. El rostro de una anciana fue lo único que observe antes de que incorporaran mi cuerpo para poder sentarme sobre la cama. Al principio me sentí mareada y con nauseas, pero poco después me adapté a la posición.—¿Cómo te sientes? —me acerco una tasa con agua tibia.—Bien… me duele la cabeza —bebi de golpe el líquido.—Es normal, aun estas recuperándote.—¿Qué me paso?—¿No lo recuerdas? —sonrió con tristeza —. Bien, lo único que sabemos es que Ahmad te trajo hasta aquí para salvarte la vida, estabas muy débil por el disparo que recibiste en tu pancita —como por instinto lleve mis manos hasta esa área —¿Te ocurre algo?—No —negué con la cabeza —¿Por qué el señor Ahmad me trajo aquí?—Eso es obvio, mujer, ya eres de su propiedad.—¿Qué? No entiendo lo que está diciéndome —estaba muy confundida.—Es simple, ahora le perteneces a ese hombre.—Pero ¿
Afganistán.Agnes.Intente salir de la habitación en la que me tenían cautiva, grite y golpee las paredes con lo primero que encontré, nada sirvió ya que nadie acudió al llamado. Parecía que estaba sola en esa enorme alcoba. No tenia ventanas y la luz del sol se colaba por pequeños cubitos que transportaban el aire del exterior al interior.—Carajo —desprendí el velo que traía en la cabeza —¿Qué voy a hacer? —con la desesperación que sentía lo único que hice fue sentarme en el suelo a llorar —. Dios mío, ayudame —le rogué al ser poderoso que se apiade de mí.El silencio no me ayudaba mucho a tranquilizar mis nervios. Las constantes ideas que pasaron por mi cabeza eran cosas aberrantes, entre ellas, el simple pensamiento de que una vez más iba a ser abusada por un idiota que cree que le pertenezco. Estoy a nada de enloquecer y seguramente cometeré una tontería. Desconozco el lugar en donde me encuentro y muy probablemente este en uno de los pises en los que los talibanes gobiernan, un