Mateo
Después de unos minutos volvieron a entrar, una voz se me había familiar, no sabía de dónde, era de una mujer – si lo matas ahora no te darán nada, te conviene tenerlo vivo – es el único que nos podría reconocer – ¿y que hay de los niños? Lloran, van a llorar todo el tiempo – parta estas –Noto cuando abren la pesada puerta – hasta aquí llegaste – el encapuchado se acerca a mi tratando de quitarme a los niños, uno de ellos termina cayendo de mis brazos y eso fue todo – no duraras mucho, te concedo tus últimos momentos con tus hijos – pude sentir como la sangre caliente bajaba por mi abdomen.Los niños gritaban y lloraban, los habían tratado de arrancar de mis brazos, Ostyn trataba de subir a ellos de nuevo, tambalee tratando de tomarlo, pero no pude, caí sentado con Rey en mis brazos, y Ostyn corre a los míos de nuevo.Cuesta mantener la concentración y mantenerme despierto.Los gritos afuera seguían, discutían entre ellos, ya no podía saber de qAlexandra Están bien, los niños ahora duermen en mis brazos, a Mateo lo han operado y solo hay que esperar que despierte, el doctor dice que no tardará mucho, perdió bastante sangre, por lo que ya lleva toda la noche durmiendo. Lo trasladamos a la clínica en la cuidad a penas terminó la operación, este hospital no tiene la seguridad que necesito para él. El doctor se me había a hacerlo, no había pasado ni una hora de la operación y yo ya tenía un helicóptero esperando para trasladarlo. Nos fuimos todos con él, en su habitación mandé a colocar cuneros para los niños, mientras que con Bruno nos acordamos en un sofá. No los dejaría solos, no por ahora – pequeña hay que ir – esperemos a que despierte – le pido a Bruno, el solo se aferra a mi más fuerte, tampoco lo quiere dejar. Helena y Helen estaban en el departamento de Bruno que es más cercano a la clínica. No fue problema que los niños se quedarán ahí, de todas maneras el piso había sido desalojado. <
-quiero escuchar lo que tiene que decir – le digo a Lourdes -quiero saber que le hice para que llegara a esto – el capitán se le acerca y le retira el cubrebocas – eres una maldita, no tengo que darte explicaciones – me acerco en silencio al capitán viendo que tiene un cuchillo en su cinto ¿Señora? – dejé nos solas - Alexandra- Bruno déjenos solas – Bajo protestas todos salen de la habitación – ahora me dirás todo Andrea – suéltame y verás lo que te digo – amenaza ella, en este momento todo lo que podía sentir se a esfumado, no hay miedo, no hay amor, no hay pena, no hay odio, solo ella y yo en un lugar vacío. -¿Quieres saber cómo murieron mis hermanos Andrea – no me interesan tus hermanos – mi mamá estaba loca, en su cabeza no había nada ¿Quieres saber lo que hay en mi cabeza ahora Andrea? – el cuchillo tenía una hoja afilada, su grito fue fuerte y ensordecedor, no me molestó en lo absoluto, la sangre en su pierna cae en un hilo – Te metiste con mis hijo, y con Mateo –
Bruno El comportamiento de Alexandra me asusta, salimos de la habitación dejándola sola ahí, escuchamos un grito al que no le prestamos atención, hasta que poco después escuchamos un segundo grito, el capitán trata de abrir la puerta, pero estaba cerrada por dentro, - Alexandra abre la puerta – le grito mientras goleó para que escuche, golpeó y la llamo varias veces. Nos desesperamos todos ahí afuera, el capitán maldecía por haberla dejado ahí sola – mierda con que a eso se acercó - ¿Qué pasa? – le pregunta Lourdes – saco mi cuchillo - ¿Cómo no te fijaste cuando lo hizo – le grito al hombre – no la sentí, no sé cómo pasó, cuesta sacarlo – Por mi cara caía un sudor frío, me estaba desesperando la espera, ella no salía y se escuchaban más gritos, tampoco sabíamos que estaban hablando, no se escucha nada a través de esas gruesas puertas. Después de unos minutos me rendí con la puerta – se abrió – anuncia Lourdes – Alexa…- la veo salir con una mirada frita y sus
Lourdes “han pasado ya casi dos meses desde que el avión se estrelló con al menos 10 empleados de la multinacional Makris, aún no se encuentran todos los restos de los tripulantes, uno de ellos eran la secretaria de Alexandra Makris, Andrea Styl y el hijo menor del reconocido empresario Gabriel Búlgaris, Román Búlgaris” Hace dos meses -¿Qué aremos? – la pregunta de Harrison me da vueltas, no sé que hacer con ellos, Bruno nos dijo que hiciéramos lo posible por deshacernos de ellos dejando a la vista que nadie se puede meter con ellos, Andrés fue clara diciendo que si tuvieran otra oportunidad lo aria de nuevo. Esta mujer se escondió muy bien durante tanto tiempo, odiando no solo a Alexandra, si no que a toda la familia y a quien tuviera que ver con ellos. -los aremos desaparecer, somos buenos para eso – le digo a Harrison -yo estoy medio loco, pero esta chica ni alma tuvo, mira- una de las puñaladas en las piernas desgarro por completo el músculo de la pierna, estaba a simpl
Alexandra Llevo estos dos meses durmiendo sola, los gritos de Andrea me despiertan todas las noches que termino amaneciendo en el dormitorio de los niños, las noches son largas, si no fuera por el maquillaje se verían ojeras terribles. Mateo salió a las dos semanas de la clínica, debía hacer reposo para que no hubiera problema, volvió hace poco a trabajar, y para que no tuviera carga trabaja solo medio día en su oficina en la sala de ventas. No soy capaz de mirar a la cara a Bruno, después de lo que hice no me siento yo misma, perdí una parte de mi ese día, recupere a mis hijos y a Mateo, pero perdí parte de mi alma. -señora ya le reserve el avión para que los lleve a su isla – Mía me saca de mis pensamientos – le hablaré al señor Bruno para que se haga cargo está semana de lo que sea necesario – solo si tú vienes Mía – la interrumpo antes que siga hablando, a echo mucho por mi estos meses, se merece descansar también, sobre todo si a soportado mi genio estos días - ¿Señora pe
Mía Nunca me atreví a buscar de nuevo a Alexandra, la veía siempre que tenía una reunión con Lourdes, las que fueron más recurrentes desde que le llegaron las amenazas, vi todo lo que pasó aquel día, sus ojos perdidos, su alejamiento con Bruno y Mateo. Estaba tan cerca y a la vez tan lejos, yo era la que menos derecho tenía de sentirme así, de extrañarla, de quererla, era injusto para mí, para mi novia que pasó semanas tratando de arreglar nuestra relación, cada día que estaba con ella pensaba en Alexandra. Desde que comencé a trabajar como su secretaria, por petición de Lourdes, me aleje más de mi novia, no por qué ser su secretaria demandará mucho, era casi el mismo trabajo que con Lourdes, si no por qué estando más cerca de Alexandra todo cambiaba, a pesar de sus cambios de humor, de que era más fría, no solo conmigo, en estos dos meses muchos se alejaron de su lado sin saber por qué se comportaba así, las únicas que quedamos cerca de ella fuimos Lourdes y yo, y
Sus manos recorren mi cuerpo, no puedo evitar hacer lo mismo, de la nada quedo sin la blusa y mi brasier – Nicol – su lengua aprieta mi pezón – Nicol basta – la alejo de mi, tratando de recuperar el control – cuando me pediste elegir no solo elegí mi trabajo Nicol, también elegí estar sola, no quiero lastimarte – el típico “no eres tu, soy yo” ¿Verdad? – si lo quieres así, te quiero pero ya no te amo, y no quiero que me mal entiendas, no estoy con nadie, solo quiero tiempo para mí – le dije mientras trataba de ponerme algo de ropa, no dijo nada – necesito tu llave – sus mejillas estaban empapadas en lágrimas, me tira las llaves dándome un golpe en el pecho y sale dando un portazo. No la quiero dejar entremedio de algo que se que no pasará, no sería justo para ella que estemos juntas mientras yo pienso en otra, otra que tengo todos los días conmigo, otra con la que are un viaje que no es precisamente de negocios, otra con la que ya la engañé una vez. Me baño y arreglo par
Alexandra Al poco tiempo del despegue nos quedamos todos dormidos, por primera vez no soñé con ese día, en mis sueños estaban Bruno y Mateo, recordando la primera vez que estuve con los dos juntos, en un lugar muy parecido a dónde vamos ahora. En un parpadeo llegamos a la isla, la azafata que está con nosotros nos despierta para avisarnos que habíamos llegado, no me di cuenta en qué momento aterrizamos o si el piloto habló, creo haber sido la última en despertar, los gemelos siguen durmiendo, lo que quiere decir que no despertarán en toda la noche. Aún dudo de como actuar con ellos, mi pecho está apretado, un nudo en la garganta cada vez que los veo – ve, habla con ellos, los necesitas tanto como ellos a ti – me dice Mía mientras terminamos de bajas las - tengo miedo – ellos no, solo ve – aún no entiendo cómo Mía fue capaz de aguantar estos meses, fui completamente una idiota con ella, con todos. Acosté a los niños en sus camas, debe ser por lo menos