Mañana es el gran día.
El día en el que mi amiga, mi mejor amiga unirá su vida para siempre con el hombre que ella ama. Al menos ella tendrá un final feliz. Al menos su amor no fue manchado por las mentiras, el odio, el rencor y la desconfianza.
Ella está en mi casa, en mi habitación, frente a un espejo de cuerpo entero con su vestido de novia, hoy es su última prueba del vestido. Yo estoy sentada en una butaca de espaldas a ella.
- Abi, me veo gorda.
-Melissa por favor. No te ves gorda, estás hermosa. Puede que hallas subido un poco de peso pero tal vez es el estrés de la boda.
Ella se voltea y comienza a caminar hacia mí.
- No Abi, tú no entiendes.
Ella toma mi mano y la posiciona sobre su vientre. Yo me quedo por un instante mirando su mano y la mía. Luego alzo mi vista y me encuentro con sus ojos. Ella traga en seco, tiene los ojos cristalinos.
- Melissa tú estás...
Ella asienta en silencio. Yo abro mi boca en señal de
Renato está gritando mi nombre por toda la casa.¿Por qué Tomasa no me avisó? O mi tía.Cierto, mi tía no está y Tomasa está durmiendo.¡Abigahil!Él está cerca, lo puedo sentir. Alexander y yo arreglamos nuestra ropa. Yo lo miro a los ojos y pongo un dedo en mis labios en señal de que haga silencio. Salgo del estudio y cierro la puerta.- Abigahil.Me sobresalto al voltearme y encontrar a Renato tras de mí.- ¡Renato!¿Qué haces aquí?Él toma mis manos.- ¡Abigahil! ¡Tengo buenas noticias!Él está sofocado, como si acabara de correr kilómetros enteros. Él traga en seco.- Mi padre hizo los arreglos pertinentes para que podamos casarnos mañana Abi junto con Melissa y Rodrigo.No no no no Renato- Renato escúchame te...tengo algo que...- ¡Abi!¿Sabes lo que eso significa? Ya no tienes que temer más por el futuro de tu hijo, de nuestro hijo.¡No! ¡No! ¡No! ¡No!Abro los ojos como plato
****Este capítulo lo tenía guardado, lo iba a publicar pero nunca me decidí dónde ponerlo, creí que la historia estaba mejor sin él.********Pero honestamente, amo esta escena y la quise compartir con ustedes. Cabe destacar que Abigahil le dice a Renato que quedó embarazada todo por una simple noche,pero recuerden que sólo se necesita una noche para quedar embarazada, eso no significa que no hayan ocurrido otras más. Recuerden igual que ella dice que él no merece sus noches en desvelo, bueno, esta fue una de ellas.****No puedo dormir,por más que quiero no puedo. Amanda ayer se comenzó a sentir mal una vez más. Alexander no me dirige la palabra desde el día de mi estúpido desliz,por suerte, lo puse en su lugar y tengo algo de tranquilidad. Él no me habla a no ser para cosas necesarias como la dieta que debe seguir Amanda o los horarios de sus medicamentos.Necesito tomar aire, necesito salir de aquí sino voy a explotar. Mi mente y mi cuerpo van a explotar con tanta
Septiembre de 1863. Veracruz. México.—Mañana vuelve Abigahil de España.—Lo sé Constanse. Debo preparar todo para su llegada. Sabía que llegaría este momento, pero no pensé que el tiempo pasara tan de prisa.Estoy fumando un cigarrillo en mi habitación. Constanse, mi amante, me espera acostada en su cama. Esta noche no tengo deseos de hacer el amor, aunque esa son unas de las cosas que más me gustan en este mundo.Abigahil, la volveré a ver después de tantos años. Aún no estoy preparado. Nunca lo estaré.—¿Cuánto tiempo ha pasado?—Once años, creo... Puede que doce no estoy seguro.Once años, cinco meses y seis días.—¿Crees que sabe ?—¿Saber qué?—De lo nuestro, nuestra relación clandestina.—No lo sé, y no me interesa, ella es solo mi esposa por papeles y lo sabes.
Estaba sin palabras, las primeras frases de mi esposa luego de no habernos visto por casi unos once largos años habían sido quiero el divorcio.Cómo si eso fuera posible, estamos en la segunda mitad del siglo XIX, el divorcio es como un mito. No sabía qué decir, demonios, era la segunda vez en esta mañana que me pasaba lo mismo.—Jajaja...Estalla ella en una carcajada. Con una de sus delicadas manos tapa sus labios. Respira. Me mira divertida.—Era una broma, para romper la tensión. Dime Alexander.¿Cómo has estado?—Pues... Bien.Digo suave y entonando mi mirada entre Bill y ella, aún estaba digiriendo la bromita pesada.—Debes estar cansada, el viaje fue largo ¿Cómo está Europa?Pregunto agarrando su maleta la cual era más pesada de lo que parecía.—Cada vez más grande y más ruidosa.Dice ella mientras caminamos en dirección al coche que nos espera para volver a la Hacienda. Ella sube al coche
Las Delicias era la Hacienda más hermosa que jamás haya visto. La amaba con todo mi ser. Por desgracias, había pasado mucho tiempo desde la última vez que había estado a este lugar. Se había deteriorado un poco, pero seguía siendo espléndida, su encanto no había disminuido ni un instante. Era una construcción al estilo colonial español. Tiene tres pisos. En la entrada hay un hermoso jardín lleno de flores silvestres y árboles frondosos. En la parte trasera hay un terraza al aire libre. Luego...están las plantaciones de café y cacao. También hay un río. Recuerdo que él y yo nos divertimos muchísimo en ese río.No puedo evitar volver a sentirme mal. Muy mal. Mi vida...mi vida era perfecta. Él se encargó de destruirla. Lo odio.Llegamos a la terraza al aire libre. Hay varias mesas con invitados muy distinguidos. Hay también en el centro una mesa cubierta de postres y refrigerios. Una banda toca música muy alegre y las personas se ven muy animadas conversando mientras
Tomasa me mira incrédula. No podía creer lo que estaba escuchando. Yo aún estaba arrodillada frente a ella.—¿Qué...? Pero...sé que su papá te casó muy niña.—Así es, con trece años.—Y sé además, cómo fuí testigo de la unión que había una cláusula en el contrato matrimonial que Alexander no podía tocarte ni un pelo hasta que cumpliera la mayoría de edad.—Exacto. Y...si mal no recuerdas, él me echó hacia Europa al mes de casarnos.—Niña Abi, él se preocupaba por su educación. Él la envío a estudiar.—¡Mentira! ¡Mentira Tomasa! Él me echó de mi hogar porque le molestaba, porque para él había sido sólo un contrato.Siento las lágrimas en mis ojos. No respiro bien. Sólo puedo ver el suelo arrodillada ante mi nana. Sólo podía llorar en silencio. Ella toma mi barbilla y alza mi cabeza delicadamente para buscar mis ojos. Me mira con tristeza.—Yo pensé en alguno de sus viajes por Europa, él había ido a verla y... Ya sabe.—Otra sarta
No sabía qué hacer. No quiero que sospeche de mis intenciones, pero tampoco quiero estar con él.Miro sus ojos molesta.—Si el caso es que me quieres tener vigilada, no hay problema, yo me voy con ustedes.Trato de levantarme de mi asiento, pero su mano me detiene. Incluso su tacto me quemaba¡Dios lo desprecio! Él termina de fumar y me mira confundido por mi actitud.—Mi intención no es molestarte Abigahil, sólo que eres mi esposa y quería pasar tiempo contigo.Sus palabras me atravesaban cómo dagas. No quería su compañía, no quería su presencia en mi vida. Esposa...¿Cómo se atreve en mencionar esa palabra frente a mí? Sonrío un poco.—No es necesario Alexander, yo estoy bien. Si quieres verme puedes venir todos los días, pero he estado lejos por mucho tiempo, mi propia familia es una extraña para mí. Por favor, dame tiempo.Con la poca fuerza que me queda tomé su mano y lo miré a los ojos, él suspiró y en señal de rendición tomó
Me doy un largo baño antes del baile. Tomasa preparó una tina con pétalos de rosas, mis favoritas. Luego, me preparo con ayuda de ella. Entro en mi vestido rojo sangre y arregla mi largo cabello rubio en un peinado semisuelto, dejandolo recogido delante y cayendo el resto de mi cabello en mi espalda hasta mis glúteos. Mis senos se ven redondos y apetitosos y mi cintura luce aún más estrecha de lo que normalmente es gracias al corsé rojo también. Mis orejas y cuello son adornados por rubíes. Mi maquillaje es sencillo, pero resalta mis ojos.Cuando Lady Marion llega eran pasadas las 9:00 p.m.—Por lo visto, la puntualidad no es tu fuerte Lady.—Mis disculpas My Lady. Está hermosa.—Gracias, usted igual.Tomasa toma mi mano antes de subir al coche. Me ruega porque me quede a su lado, pero rechazo la oferta y le pido sólo su bendición.Las Delicias queda a unos veinte minutos de la ciudad, así que vamos muy rápido.—¿Le puedes decir a tu c