Avanzamos despacio hacia el interior de la acogedora habitación; esta se hallaba cálida y algo obscura. No tenía mucho que resaltar, solo una cama matrimonial con sabanas blancas y algunas almohadas que daban la impresión de ser cómodas; también, había un sofá mediano color beige cerca del muro delante de mí. Toda la fachada resplandecía de un color blanco opaco y el techo estaba hecho de madera clara como el mismo piso. Asimismo, a mi derecha, se alzaba una televisión de 50 pulgadas colgada en la pared poco adornada y, justo debajo de ella una cómoda café con detalles cincelados.
Tomé asiento en la cama, y pude apreciar la calidad del colchón al instante, era como estar sentada en las nubes o en una pila de algodón. Esto era exactamente lo que necesitaba mi cuerpo entero y mi mente; relajarse de los acosadores pensamientos e imágenes perturbadoras. Me sentía segura, gracias a Müller y amaba esa peligrosa sensación de confort que solo él lograba transmitirme.Cerré los ojos poEstaba a punto de lograrlo o eso creía. Los nervios me jugaban una mala pasada ¿y como no hacerlo? Ambas miradas dominantes me observaban cada uno de mis movimientos; por un lado, estaba Müller quien me miraba con ternura y lujuria, inspirándome confianza y el impulso necesario para proseguir.Luego, estaba William, su amigo; no había ternura en su mirada, solo una profunda seriedad que encajaba tan bien con el fuego de sus ojos ¿con quién debía iniciar?Inhalé e instintivamente estiré mi mano izquierda hacia Müller; deslizando mis dedos por su dureza y por aquel bulto hinchado que deseaba probar, le sonreía con malicia, demostrándole que yo también podía ser una chica mala si me lo proponía.Resultaba exquisito el movimiento de mis dedos por encima del oscuro pantalón me entusiasmaba, me llenaba de orgullo, pero no era suficiente…Neces
Debía estar loco cómo para destrozarme el vestido en un lugar desconocido, rodeada de personas desconocidas y, sí que lo estaba ¿Cómo se suponía que volvería a casa? O ¿saldría de la habitación sin sentir que el alma se me escapa de las manos?Mi idea era pasar desapercibida, pero esto… Estaba asombrada.Sin palabras, observando como mis pezones se endurecían poco a poco, apuntando amenazantes hacia Müller, quien no le importaba en lo absoluto mi vestimenta desgarrada o mi creciente enojo.Bueno, aún no sabía si estaba de verdad enfadada, porque, pese a, que mi cerebro gritaba cualquier tipo de grosería, mi cuerpo, en cambio, ansiaba ser tomado ahora mismo por ambos hombres, en especial por él ¿a quién debía obedecerle? ¿A mi cerebro o a mis hormonas?—Eres un desgraciado —pronuncié, avanzando
Me imaginé a William mirando entre mis muslos y se me estremeció el sexo. Me sentía tan pesada y mi coño latía humedecido. A continuación; un líquido viscoso y helado, cayó sobre mis nalgas, humedeciendo sin control mis piernas, mi coño y las sábanas. No tuve tiempo de reaccionar, porque alguno de los dos inició a frotarme sin control la colita, desatando chipas de placer. Pensé que eso sería todo, pero estaba equivocada. Me tomaron de nuevo como una pequeña muñeca de trapo y me colocaron de cuatro encima de William, era extraño, de todas las maneras posibles ¿debía decir algo? ¿Besarlo o contarle un chiste? Solté un grito cuando lo sentí presionado contra la entrada de mi vagina; estaba tan qué duro que automáticamente mi cuerpo sucumbió a él. Estiré la mano y le clavé los dedos en los músculos de los hombros, a la espera que se sumergiese, sin embargo, se limitó a rozarme su glande por mis jugos. Me tensé cuando el colchón cedió ante el peso de Müll
Tremenda suerte.Sin embargo, quería creer que no era tan malo como parecía ¿Cuánto había visto? ¿Acaso había podido reconocer a Müller?Pero claramente mi súplica desesperada había logrado captar su atención y encender una chispa de curiosidad en su interior; en mi mente, a pesar de haber pasado ya una hora de aquello, aún continuaba bailando su sonrisa malévola y sus grandes ojos oscuros zarandeando por todo mi cuerpo, a la vez que me juzgaba por mi atrevida vestimenta y maquillaje, sin embargo, no se detuvo en mí y con gesto de estupor vislumbró la figura desordenada del señor Müller.Mi cuerpo titiritaba en solo recordarla… lo reconoció… algo en mí lo sabía…—Me devolví, preferí regresar porque me preocupaba que mamá se quedara sola en casa y más, cuando hab&iacut
Historia definitiva de Querido señor Müller.Advertencia:Este libro puede contener escenas que pueden ser delicadas para cierto público, se recomienda discreción.Los nombres, personajes, lugares e incidentes son productos de la imaginación del autor o han sido usados de manera ficticia y no deben ser interpretados como eventos reales.Queda totalmente prohibido la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, sea electrónico, mecánico, por fotocopia, por grabación u otros, así como la distribución de ejemplares mediante alquiler o préstamo publico, sin el permiso expreso del autor, salvo en casos de extractos breves citados en artículos de crítica o reseña. De lo contrario, se tomarán medidas legales.Todos los derechos reservados.Contacto: garciaandrea101202@gmail.comSinopsis:Morga
Renania del norte- Westfalia, 19 de agosto del 2021Querido señor MüllerSu anterior carta me ha dejo sin palabras, es por eso que he tardado tanto en responderle… Es solo que, me parece interesante que un hombre que es buscado por media ciudad para matarle, un hombre, que no posee celular, computadoras ni ningún medio tecnológico pueda estar al tanto de adonde voy y como estoy vestida. Me intriga a montones, quisiera saber su paradero, señor Müller y visitarlo algún finde semana, claro si se puede. Se que estoy poniendo mi vida y la suya en peligro con mis cartas, aún más con mis intensas ganas de volverlo a ver, pero si no estoy mal, entre usted y yo, quedaron algunos asuntos ardientes por resolver.Respondiendo el ultimo comentario de su carta “estabas robando miradas con tu hermoso vestido color rosa, un poco corto a mi parecer, pero estabas divina” ¿En serio, señor M
Mi nombre es Morgan Fischer y trabajo para el magnate Adam Hoffmann, mi día a día es una montaña rusa, no suelo poseer ni un minuto de libertad. Soy su asistente hace siete años y cada día me esfuerzo por hacer mi trabajo de la mejor manera posible. Pero con mis treinta y nueve años recién cumplidos, me he dado cuenta que he trabajado día y noche, ganando mi dinero con esfuerzo y ofreciéndoles todo a mi familia, pero, olvidándome por completo de mí.Quedé embarazada desde muy joven y desesperada logré conseguir un trabajo con el magnate Adam Hoffmann, empecé siendo una chica de limpieza; con un salario no tan bueno, pero con ayuda de mis padres puede mantener a mi hijo y pagar mis estudios. Actualmente soy su asistente, ganando un buen salario en el cual, por fin, puedo darle una buena vida a mi hijo, ofreciéndole la oportunidad de asistir universidad privada y con un apar
—Sí —le respondí, llenándome al instante de la típica timidez que me perseguía a todos lados cuando intentaba ser atrevida, aunque lo fuera un poco —digo —me aclaro la garganta— no me interesa la verdad ver sus armas, ni nada que tenga que ver con usted, señor Müller…le pido con muchísimo respeto que se retire de mi casa con esa arma, podría lastimar a alguien inocente.Me erguí, repasando con la mirada a las personas presentes. Todos estaban en sus asuntos, ignorando por completo al enorme tigre salvaje que me acorralaba contra la esquina de la pared. Pero, me negaba a mostrarme vulnerable.—¿Segura? —inquirió. Yo me limité mover la cabeza de arriba hacia abajo, deteniéndome unos segundos, para admirar su abdomen —¿muy segura? Si salgo por esa puerta…no nos volveremos a ver, mis negocios me impiden quedarm