Confesiones

Era difícil encontrar las palabras correctas para describir lo bien que me sentía, eludiendo el dolor físico, mentalmente me hallaba en paz, relajada como si tuviera veinte años menos; viviendo en una película de romance.

Estaba cómoda en aquella cabaña; donde no existía el ruido de la ciudad o los vecinos chismorreando como cada día sucedía. Tampoco había televisor, computadoras o teléfonos; todo en aquella cabaña se resumía en un sofá grande de cuero, una pequeña mesa oscura con dos sillas. En la cocina, había un fregadero de esos que ya no se utilizaban, una cocina con gas un poco empolvada y un refrigerador mediano completamente vacío. Para nuestra suerte, Müller había traído una olla pequeña llena de fideos en salsa blanca, tenía una buena pinta y su olor abría mi apetito.

Aún no habíamo

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo