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Capítulo 4 | La carta cambió todo.

Cuando bajo lentamente las escaleras, su corazón le seguía martilleando. Esperaba que los nervios no fueran totalmente evidentes, pero no solía ocultar muy bien sus emociones.

Al llegar a la recepción se sentó en la sala de espera para descansar un poco. Si él descubría esa carta, su mundo se desmoronaba.

Vale, sí, se la quería dar en un principio; pero también reconoció que no podía irse ahora, cuando la empresa enfrentaba algunas... crisis, crisis que ocultaban muy bien, pero la realidad es que la caída del dólar afectó sus inversiones en la bolsa. Tenían algunas deudas con los bancos y eso generó un sin fin de efectos dominó.

Necesitaba recuperar la m*****a carta.

Pero como si alguien estuviera escuchando sus pensamientos, unos segundos antes de que finalmente decidiera levantarse e ir en busca de la carta, su jefe apareció saliendo del ascensor.

Joder. ¿Y ahora qué?

—Será mejor que nos pongamos en marcha, Amira ya llegó al evento —avisó en cuanto llego a su lado.

Thalía estaba muy sorprendida con eso.

— ¿Tan rápido? —Frunció el ceño—. Apenas estamos saliendo de aquí.

Él asintió con una mueca de disgusto.

—Me temo que nuestro informante fue muy claro, ella ya está ahí y debemos darnos prisa antes de que nos la ganen.

Por lo tanto, no tardaron en salir del edificio y subirse al coche que ya les esperaba. Alessandro era un fanático de los coches deportivos, era algo así como su marca personal. Sinceramente, dejó de intentar aprenderse las marcas después del quinto.

Estar encerrada en un pequeño espacio con él la abrumaba en sobremanera, su aroma se intensificaba, y la cercanía le ponía nerviosa. El aire acondicionado no ayudaba en lo absoluto, le dio frío.

Tragó saliva.

—No tardamos en llegar, Natasha me llamó para decirme que pasaría a la oficina por un abrigo que olvido la última vez.

—Oh, sí... El que trajo de Italia, ¿verdad? Se ve muy costoso —comentó ella.

Aless bufó.

—Sí, estaba como loca cuando me llamó, es de un diseñador reconocido y lo iba a usar para el desfile de la semana que viene.

El desfile de moda. Casi lo olvidaba, su prometida solía ir a muchos de ellos para sugerirle al diseñador cosas, y casi siempre le hacía caso así que debía saber muchísimo sobre eso. Algo que desde luego, ella jamás entendería, ese no era su mundo.

— ¿Me pasas mi perfume, por favor? Está en la caja al lado del seguro de mano, siento que necesito un poco más —pidió Alessandr.

«¿Más?», gimió mentalmente. «Así estás perfecto».

Ella asintió, sin embargo.

—A la orden. —Abrió la caja y encontró su perfume, era muy elegante y olía riquísimo. Le encantaba cuando él lo usaba.

Estaba destapándolo cuando por alguna extraña razón, el objeto salió volando, y termino debajo del asiento de Aless. Alzó la mirada asustada y sorprendida.

—No puede ser, ¿en serio Thalía? —Su jefe parecía más divertido que enojado, y eso fue un ligero alivio—. Anda, recógelo, no me puedo detener, estamos en periférico de alta velocidad.

El aire se le atascó en la garganta.

—¿C-cómo? ¿Ahí... abajo? —Le tembló la voz.

—Pues claro, ¿no esperas que lo haga yo, cierto? A menos que tengas ganas de morirte hoy mismo.

No pudo hacer más que suspirar y asentir en silencio, tenía toda la razon. Estaba siendo irracional. No era una gran idea dejar que él detuviera el carro en un carril de rápida o recogerlo mientras conducía.

—Aquí voooy —avisó.

Se acercó más a él, y no pudo evitar que sus ojos lo mirasen con miedo, pero no la estaba mirando. Tomó suficiente aire como si estuviera a punto de bucear, y se agacho a la altura de sus piernas.

Tragó saliva.

M*****a sea, sus ojos nuevamente no pudieron evitar mirarle... Ahí abajo. El aire se le atascó en los pulmones. Esto era más difícil de lo que se hubiera imaginado.

— ¿Todo bien?

El repentino sonido de su voz le hizo soltar un grito de pavor.

— ¡Me va a matar del susto! —exclamó, llevándose la mano al pecho y lanzándole una mirada de reproche.

Una pequeña sonrisa apareció en sus labios y su intento de enojo se evaporó en segundos.

—Pues es que te quedaste ahí, quieta como una estatua y me preocupe.

Bufó.

—Está bien, lo volveré a intentar, pero por favor, no me asuste señor Belicov —le rogó.

—De acuerdo, adelante entonces.

Con un poco más de seguridad y aplomo, se agacho para recoger rápidamente el perfume del suelo... Pero volvió a cometer un estúpido error, porque al querer hacerlo rápido, le golpeó... ahí, en sus pelotas.

— ¡MALDITA SEAAA, THALÍAAA! —gritó, y su voz en verdad estaba llena de dolor.

Asustada como el demonio, hizo lo que se hace cuando alguien se golpea: masajeo el area del impacto.

¿El problema?

Eran sus pelotas.

Ese día probablemente los cables que conectaban su cerebro con la lógica se desconectaron, porque no se podia ser tan idiota en menos de un minuto de manera natural.

— ¡¿Qué haces?!

— ¡Discúlpeme!

Cuando creía que todo ya estaba lo suficientemente loco, notó una dureza en su mano. Porque, claro, su mano se quedó ahí inmóvil mientras lo miraba con ojos asustados.

Y lo siguiente que vio, la asustó mucho más: su jefe cerro los ojos.

—Quita tu mano, o no respondo. En serio —dijo con los dientes apretados.

Apartó la mano con rapidez, tenía ganas de llorar de la vergüenza.

—Yo... yo lo siento, jefe. Le prometo que no volverá a pasar, le juro que fue un momento de estupidez pasajero.

Alessandro se rió.

— ¿Tú crees? Bueno, es que no sé por qué tengo la impresión de que esto fue producto de tu extraño subconsciente.

Abrió los ojos sorprendida por sus palabras.

— ¿Perdón? —Su voz era solamente un hilo estrangulado, el aire a su alrededor parecía tenso, cargado de mucha pesadez. El tema que tocaban no era muy bueno, al contrario, era un terrero peligroso.

Él suspiro, y se detuvo frente a una verja. No se había dado cuenta de que en realidad, ya estaban frente a una mansión 

—No sé cómo decirte esto sin sonar arrogante, pero...

Entonces se acercó a su oído, y le susurró unas palabras que le paralizaron el corazón:

—Leí tu carta, Thalía.

«Oh... m*****a sea. Eso lo cambiaba todo, absolutamente todo», pensó con pánico.

Lulú Diaz

¡Hola! Espero que les guste, es mi primer libro aquí. Actualizo tres capítulos a la semana, añadan este libro a su biblioteca :)

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