Había pasado una hora, el tiempo le había parecido eterno a Nora y Sofía quienes habían ido a buscar a Elliot al aeropuerto. El Chef había estado de viaje debido a un proyecto de trabajo que finalmente había culminado, y apenas estuvo listo tomó el primer avión de regreso a su hogar.
El proceso de duelo de Elliot tras la muerte de Marlene lo llevó a viajar a Italia en busca de paz y tiempo para sanar. Pero le surgió una oportunidad para ampliar sus conocimientos, haciendo que se quedara dos años más en la ciudad. Sin embargo, cuando se enteró de la alegre noticia del matrimonio de su hermano, no pudo evitar regresar a Nueva York de inmediato. Aunque había tenido sentimientos románticos hacia Nora, sabía que no debía interferir en el amor que ella y Jeremiah compartían.Decidió superar esos sentimientos y enfocarse en su sueño de abrir su propio restaurante, el cual se encontraba cerca del hotel de su hermano. Quería apoyar a Jeremiah de todas las formas posibles yLa lluvia arreciaba con fuerza en la ciudad, mientras Nora caminaba por las calles mojadas en busca de aquella clínica que había sido su último recurso. Su hermana había intentado todo lo posible para quedar embarazada, y junto con su cuñado habían agotado no solo todos sus ahorros sino también sus esperanzas. Nora, que la noche anterior había confesado a su hermana lo que estaba por hacer, aun sentía un nudo en su estómago.¿Sería capaz de llevar a cabo su plan de manera clandestina? Pero no había opciones, no podía permitir que su hermana cayera en la depresión y la tristeza a la que la habían conducido los innumerables tratamientos de fertilidad fallidos. Lo haría, era por su familia, era por el bienestar de todos.Estaba dispuesta a ir por ello.Nora se encaminó al lugar sintiéndose nerviosa, su vida estaba a punto de cambiar pero valdría la pena. Entró en la clínica, el lugar era pequeño pero agradable, las paredes pintadas de blanco estaban adornadas con algunos cuadros y había
Retomó la marcha y se dirigió a casa de su hermana para darles la noticia a ella y Oliver. Bajó del taxi luego de haberle pagado al chófer y subió los escalones, e introdujo la llave en la cerradura. Entró al interior del cálido hogar que se encontraba en silencio.—¡Ya llegué! —anunció.Irena salió de la habitación junto a su esposo y corrieron a abrazar a la joven.—Estoy tan agradecido contigo, eres un ángel —emitió Oliver besando la frente de Nora.—¿Estás segura de lo que has hecho? —preguntó su hermana.Irena se sentía agradecida pero preocupada por la decisión de su hermana de ofrecer su vientre para quedar embarazada. Además que también estaba en juego la relación de Nora con su novio.—Sí, estoy segura. Quiero darles lo que tanto han estado buscando, aunque debemos esperar los resultados —dijo Nora recordando lo que le había explicado el doctor.—¿Y qué pasará con Dylan, le has dicho de lo que estás haciendo? —preguntó Irena.—Le contaré, he quedado con él esta noche para ha
Esas palabras comenzaron a repetirse una y otra vez en su cabeza. Dylan se quedó unos segundos sopesando en todo, y cada vez le parecía extraña la idea de concebir un bebé por inseminación.—Esto es una locura. ¿Cómo puedes hacer algo así? ¿Cómo puedo confiar en que no me estás ocultando algo más grande? —la miró receloso.—¿Qué estás diciendo? —intentó acercarse a él pero su novio retrocedió —. Dylan, esto es algo que he estado pensando mucho si debía o no hacer y me ha costado tomar la decisión. No sé que estarás imaginando, pero créeme que no te estoy ocultando nada.—No lo sé, Nora. Me siento confundido e inseguro en este momento ¿Cómo puedo confiar en que no me estás mintiendo? Nora lo miró con ojos llenos de lágrimas. La reacción de Dylan la tomó por sorpresa. Ella esperaba que él fuera más comprensivo, pero ahora incluso dudaba de su fidelidad.—¿Cómo puedes ser capaz de desconfiar de mí? —preguntó dolida —. Te amo, Dylan, eres mi mejor amigo y el chico del que he estado enamo
Por otro lado, Nora salió del consultorio con una sonrisa gigante en el rostro, emocionada por la aventura que acababa de empezar. Con su mano sobre su vientre, Nora supo que aquel bebé era el más deseado de todos, y que lo quería con todo su corazón aunque le perteneciera a su hermana.Iba tan ensimismada en sus propios pensamientos que no se percató de Jeremiah quién venía caminando por el pasillo sintiéndose impotente por lo ocurrido. Sin percatarse de ella, tropezó con Nora haciendo que esta casi perdiera el equilibrio y cayera al suelo, pero él la sostuvo antes que esto ocurriera.—¿Estás bien? —preguntó mirándola con preocupación.Nora lo miró con sorpresa, no imaginó que era el mismo hombre que había visto semanas atrás.—S-sí, sí. Lo siento —titubeó ella observando de cerca los ojos de aquel hombre.Eran de un azul tan intenso que por un breve instante se perdió en ellos. Pero entonces volvió a la realidad y se separó de Jeremiah como si de pronto su cercanía fuera demasiado p
—No quiero que discutamos esta noche, no de nuevo. Solo disfrutemos de nuestra compañía y mañana conversamos, ¿vale? —dijo Irena entre su pecho.—Lo siento cariño, perdóname por todo —murmuró Oliver al darse cuenta lo mucho que les estaba afectando a ambos aquella situación —. Yo...—Shhh, mañana hablamos —interrumpió ella colocando un dedo en sus labios.Oliver asintió y acercó su rostro al de Irena, la besó con ternura, demostrando lo mucho que la amaba. Por otro lado, Nora observaba a la pareja desde la puerta de su habitación, escondida para no arruinar la reconciliación de su hermana y cuñado. Sonrió contenta antes de cerrar la puerta y entrar a su dormitorio dándole privacidad. Irena y Oliver decidieron salir a cenar fuera de casa, querían pasar un tiempo en pareja para conversar mejor. Antes de irse le dijeron a Nora que no tardarían en regresar pronto, sin embargo no fue así.Las manecillas del reloj se movían lentamente, marcando las diez de la noche. Nora se encontraba en
Cuatro años después...—Te llamaré si ocurre algo, aunque estará en buenas manos, no te preocupes —aseguró Sofía dedicándole una sonrisa que tranquilizó a Nora.—Vale, me marcho —dijo ella dirigiéndose a la salida del pequeño local—. Gracias por cuidar de Zoe.—No tienes qué agradecer, es una niña encantadora —ladeó la cabeza mirando a la pequeña jugando en el suelo.Nora se despidió de su amiga y se encaminó hacia la estación de buses. Mientras aguardaba allí, sacó su móvil para revisar la hora asegurándose que no llegaría tarde a la entrevista de trabajo. Sin embargo, los minutos pasaron y parecía no haber ningún transporte que llegara a pesar de la espera. Resignada, Nora decidió ir a pie hasta el lugar donde se dirigía; el hotel Beaumont. Nora caminaba por las calles de la ciudad con nerviosismo. Hacía unas semanas que había dejado su trabajo con Sofía, su antigua jefa, quién tenía un pequeño negocio de comida pero que desafortunadamente no le había ido del todo bien en el local
El edificio era impresionante, una estructura alta y majestuosa que se elevaba hacia el cielo. Cuando cruzó la puerta principal, se encontró en un vestíbulo enorme y elegantemente decorado. Había una gran cantidad de personas circulando por allí, conserjes atendiendo a los huéspedes, personas que llegaban y salían de la recepción, personal de limpieza que iba y venía por los pasillos.Nora no podía dejar de admirar la belleza del lugar. El hotel estaba decorado con buen gusto y tenía el ambiente cálido y acogedor que se esperaría de un lugar tan sofisticado. A pesar de la magnitud del edificio, todo parecía cuidadosamente diseñado para que fuera fácil orientarse.Finalmente, Nora llegó a la oficina donde se reuniría con el gerente del hotel. Se sintió un poco intimidada por el tamaño y la elegancia del espacio, pero se dio cuenta de que el gerente era un hombre amable y cortés. Después de charlar con él durante unos minutos, Nora salió de la oficina sintiéndose más aliviada y optimist
Nora iba de camino al hotel, sintiéndose un poco ansiosa de comenzar su primer día en aquel majestuoso lugar. Se había levantado temprano para llevar a su hija a la guardería y emprendió camino al edificio que no quedaba muy lejos de allí. Después de la muerte de Irena y Oliver, ella había tenido que mudarse a un apartamento pequeño en el barrio de Brooklyn debido a las deudas que poco a poco se fueron acumulado e incluso tuvo que hipotecar la casa donde había vivido más de cinco años con su hermana y cuñado. Nora llegó al hotel Beaumont e ingresó a su interior dirigiéndose hacia la puerta que decía "solo personal autorizado" y entró sin molestarse en tocar antes. Adentro se encontraban sus compañeros de trabajo quienes al verla le dedicaron una mirada curiosa, provocando que ella se sintiera un poco cohibida.—Oh, que bueno que llegaste Nora —habló el mismo hombre de ayer acercándose a Nora.Era Joseph, el gerente que le había dado el trabajo. Le sonrió.—Aún falta diez minutos par