Por otro lado, Nora salió del consultorio con una sonrisa gigante en el rostro, emocionada por la aventura que acababa de empezar. Con su mano sobre su vientre, Nora supo que aquel bebé era el más deseado de todos, y que lo quería con todo su corazón aunque le perteneciera a su hermana.
Iba tan ensimismada en sus propios pensamientos que no se percató de Jeremiah quién venía caminando por el pasillo sintiéndose impotente por lo ocurrido. Sin percatarse de ella, tropezó con Nora haciendo que esta casi perdiera el equilibrio y cayera al suelo, pero él la sostuvo antes que esto ocurriera.—¿Estás bien? —preguntó mirándola con preocupación.Nora lo miró con sorpresa, no imaginó que era el mismo hombre que había visto semanas atrás.—S-sí, sí. Lo siento —titubeó ella observando de cerca los ojos de aquel hombre.Eran de un azul tan intenso que por un breve instante se perdió en ellos. Pero entonces volvió a la realidad y se separó de Jeremiah como si de pronto su cercanía fuera demasiado para su estabilidad mental.—Me disculpo, no me fijé en ti —dijo antes de retomar la marcha y caminar hacia la salida.Durante el camino a casa, Nora no pudo ser capaz de sacar de su mente aquella mirada azulada. Recostó la cabeza en la ventanilla del taxi pensando en aquel hombre apuesto que la había sostenido en sus brazos. Sacudió su cabeza tratando de pensar en otra cosa y se concentró en la noticia que había recibido del doctor.Le tomó menos de diez minutos llegar a la residencia donde vivía junto a su hermana y cuñado.Abrió la puerta ingresando dentro de la casa encontrando a Oliver e Irena en el comedor.—¿A dónde fuiste tan temprano? Te estábamos esperando —preguntó su hermana al verla.—¡Se consiguió el resultado! —exclamó Nora sacando el papel que le había dado el doctor.Su hermana la miró, y una sonrisa se deslizó por el rostro de Nora al mostrarle la prueba de fertilidad. Irena y Oliver compartieron una mirada rápida antes de acercarse a la joven abrazándola con fuerza.—Gracias, de verdad muchas gracias por lo que estás haciendo por nosotros, estaré en deuda contigo... yo...—su oración quedó a medias, un sollozo brotó de la garganta de Irena quien no había podido retener las lágrimas de felicidad.Nora se separó de ambos y agarró la mano de cada uno, mirándolos con cariño.—Ustedes me han dado todo, son mi familia y verlos sufrir me parte el corazón. Estoy completamente segura que este bebé tendrá los mejores padres del mundo —acarició su vientre —. Ambos merecen ser felices...Envolvió a su hermana entre sus brazos quien no dejaba de llorar.Su cuerpo se sentía algo extraño, había una diferencia en él, y es que ahora dentro de ella crecería el hijo que tanto habían buscado con anhelo su hermana y cuñado.—Cuéntame, ¿qué te recomendó el doctor? —inquirió Irena secando con el dorso de su manos las lágrimas.Nora estaba por hablar, cuando el móvil de Oliver comenzó a timbrar.—Disculpen, debo atender —se retiró del comedor para responder la llamada.—¿Trabajo? —preguntó Nora al notar cómo su cuñado se había tensado ante la inesperada llamada.Irena resopló.—Es un cliente importante, ese hombre es tan meticuloso que cualquier error podría costarle el trabajo a Oliver —emitió echándole una mirada furtiva a su esposo quien parecía estresado —. En fin, háblame de todo lo que el médico te dijo.Nora sonrió recordando la felicidad que había sentido al escuchar al doctor decir que estaba embarazada.Por otro lado, Oliver escuchaba a su cliente quejarse del diseño que días antes le había parecido perfecto y ahora le hallaba defecto. No entendía que le encontraba mal si él mismo había elegido el diseño de la mansión.Pero Jeremiah era un hombre difícil de complacer, nunca estaba de acuerdo con nadie y creí tener siempre la razón en todo.—Te daré dos meses para que termines, si no lo tiene listo antes de este tiempo entonces cancelaré el negocio —habló Jeremiah finalizando la llamada.Oliver suspiró.Cada día se sentía más presionado, pero no podía echarse para atrás ya que estaba en juego no solo su trabajo sino también una gran suma de dinero. Había aceptado aquel negocio aunque sabía que Jeremiah no se la pondría fácil, y estaba en lo cierto.***Tres meses después...—¡Oh, está pateando! —chilló Irena tocando la barriga de su hermana.—Lo ha comenzado a hacer más frecuente —dijo Nora sintiendo al bebé moverse.—Debe ser única la sensación, ¿no?—Lo es, no sabría cómo describir lo que realmente se siente, pero es extraño y al mismo tiempo emocionante —expresó Nora y su hermana sonrió —. ¿Ya han decidido que nombre le pondrán?—Umm, Oliver y yo queremos que tú lo elijas —comentó Irena haciendo que una sonrisa se dibujara en el rostro de la joven.—¿De verdad? —ella asintió —. Pues déjame decirte que he buscado y ninguno me ha llamado la atención todavía, pero encontraré uno bonito, lo prometo.—Confiamos en tí, de seguro le pondrás un lindo nombre a nuestra bebé —acarició su barriga.Nora sonrió.Se habían enterado que tendría una niña, esto llenó de felicidad a los padres del bebé que llevaba en su vientre. Desde ese momento, comenzaron a prepararse para la llegada de su pequeña, comprando ropa, juguetes y todo lo necesario para asegurarse de que no les faltara nada. Además, comenzaron a pensar en la decoración de la habitación de la bebé, pintando las paredes de un color suave y escogiendo una cuna y una cómoda en tonos blancos. Estaban emocionados por conocer a su hija y verla crecer juntos como familia.—¿A qué hora llegará Oliver? —cuestionó Nora.—Tal vez un poco tarde, me avisó que le ha surgido un inconveniente en el trabajo —comentó Irena un tanto desilusionada.Su hermana lo notó.—¿Estás bien? —se atrevió a preguntar aunque no quería parecer metiche.—Sí, solo estoy cansada —desvió la mirada de su hermana menor quien la observaba fijamente.—¿Segura? —indagó Nora.Irena suspiró profundamente.—Últimamente Oliver no está siendo el mismo, pasa la mayor parte del tiempo en el trabajo y regresa tarde a casa. Siquiera podemos tener una conversación normal, siempre está cansado y eso me agota... —bajó la mirada al suelo ocultando las lágrimas que no tardaron en aparecer —. No sé que será de nuestro matrimonio si esto continúa así. Yo solo quiero que las cosas vuelvan a ser como antes, cuando nos reíamos juntos y disfrutábamos de cada momento.Nora asintió, comprendiendo la angustia que su hermana estaba viviendo. Se inclinó hacia ella y secó sus lágrimas.No le gustaba ver llorar a su hermana mayor, esa que además era como una madre para Nora.—Lo siento tanto, Irena. Debes estar pasando por un momento muy difícil. Pero, ¿has intentado hablar con Oliver sobre cómo te sientes? Creo que sería lo mejor —sugirió Nora a pesar de no ser una experta en el tama, ya que no estaba casada.Irena sacudió la cabeza.—No he querido presionarlo, sé que está muy ocupado con su trabajo, sobre todo en ese proyecto que debe terminar cuanto antes. Pero a veces siento que me está ignorando por completo —expresó con expresión triste y dolida.Nora le tomó la mano con cariño.—Debes hablar con él, Irena. No puedes seguir guardando todo esto dentro de ti, necesitas decirle cómo te está haciendo sentir esta situación. El matrimonio es trabajo en equipo y es importante que ambos lo hagan juntos para superar esta situación —intentó animarla a tomar la iniciativa.Irena asintió, agradecida por las palabras de su hermana. Tenía razón en lo que le decía, no podía seguir esperando a que las cosas se solucionaran por sí solas. Tenía que enfrentar la situación y hablar con su esposo. Hablar con Oliver sería difícil, pero sabía que era necesario si quería salvar su matrimonio. Nora la abrazó y ambas se quedaron en silencio, sintiéndose unidas en su relación de hermanas y apoyo mutuo.Nora decidió ir a su habitación para descansar, el embarazo la hacía sentir exhausta y sin energía. Mientras tanto, su hermana se quedó preparando la cena con la esperanza de poder hablar esa misma noche con su esposo.Horas más tarde, Oliver estacionó el auto fuera de la casa y entró a su hogar, dónde se sorprendió al ver a Irena esperándolo en la sala. Ella se levantó al notar la presencia de su esposo, y se acercó a él sin vacilar. Lo rodeó con sus brazos.Oliver no dudó en devolverle el gesto, apretándola a su cuerpo con cariño.—No quiero que discutamos esta noche, no de nuevo. Solo disfrutemos de nuestra compañía y mañana conversamos, ¿vale? —dijo Irena entre su pecho.—Lo siento cariño, perdóname por todo —murmuró Oliver al darse cuenta lo mucho que les estaba afectando a ambos aquella situación —. Yo...—Shhh, mañana hablamos —interrumpió ella colocando un dedo en sus labios.Oliver asintió y acercó su rostro al de Irena, la besó con ternura, demostrando lo mucho que la amaba. Por otro lado, Nora observaba a la pareja desde la puerta de su habitación, escondida para no arruinar la reconciliación de su hermana y cuñado. Sonrió contenta antes de cerrar la puerta y entrar a su dormitorio dándole privacidad. Irena y Oliver decidieron salir a cenar fuera de casa, querían pasar un tiempo en pareja para conversar mejor. Antes de irse le dijeron a Nora que no tardarían en regresar pronto, sin embargo no fue así.Las manecillas del reloj se movían lentamente, marcando las diez de la noche. Nora se encontraba en
Cuatro años después...—Te llamaré si ocurre algo, aunque estará en buenas manos, no te preocupes —aseguró Sofía dedicándole una sonrisa que tranquilizó a Nora.—Vale, me marcho —dijo ella dirigiéndose a la salida del pequeño local—. Gracias por cuidar de Zoe.—No tienes qué agradecer, es una niña encantadora —ladeó la cabeza mirando a la pequeña jugando en el suelo.Nora se despidió de su amiga y se encaminó hacia la estación de buses. Mientras aguardaba allí, sacó su móvil para revisar la hora asegurándose que no llegaría tarde a la entrevista de trabajo. Sin embargo, los minutos pasaron y parecía no haber ningún transporte que llegara a pesar de la espera. Resignada, Nora decidió ir a pie hasta el lugar donde se dirigía; el hotel Beaumont. Nora caminaba por las calles de la ciudad con nerviosismo. Hacía unas semanas que había dejado su trabajo con Sofía, su antigua jefa, quién tenía un pequeño negocio de comida pero que desafortunadamente no le había ido del todo bien en el local
El edificio era impresionante, una estructura alta y majestuosa que se elevaba hacia el cielo. Cuando cruzó la puerta principal, se encontró en un vestíbulo enorme y elegantemente decorado. Había una gran cantidad de personas circulando por allí, conserjes atendiendo a los huéspedes, personas que llegaban y salían de la recepción, personal de limpieza que iba y venía por los pasillos.Nora no podía dejar de admirar la belleza del lugar. El hotel estaba decorado con buen gusto y tenía el ambiente cálido y acogedor que se esperaría de un lugar tan sofisticado. A pesar de la magnitud del edificio, todo parecía cuidadosamente diseñado para que fuera fácil orientarse.Finalmente, Nora llegó a la oficina donde se reuniría con el gerente del hotel. Se sintió un poco intimidada por el tamaño y la elegancia del espacio, pero se dio cuenta de que el gerente era un hombre amable y cortés. Después de charlar con él durante unos minutos, Nora salió de la oficina sintiéndose más aliviada y optimist
Nora iba de camino al hotel, sintiéndose un poco ansiosa de comenzar su primer día en aquel majestuoso lugar. Se había levantado temprano para llevar a su hija a la guardería y emprendió camino al edificio que no quedaba muy lejos de allí. Después de la muerte de Irena y Oliver, ella había tenido que mudarse a un apartamento pequeño en el barrio de Brooklyn debido a las deudas que poco a poco se fueron acumulado e incluso tuvo que hipotecar la casa donde había vivido más de cinco años con su hermana y cuñado. Nora llegó al hotel Beaumont e ingresó a su interior dirigiéndose hacia la puerta que decía "solo personal autorizado" y entró sin molestarse en tocar antes. Adentro se encontraban sus compañeros de trabajo quienes al verla le dedicaron una mirada curiosa, provocando que ella se sintiera un poco cohibida.—Oh, que bueno que llegaste Nora —habló el mismo hombre de ayer acercándose a Nora.Era Joseph, el gerente que le había dado el trabajo. Le sonrió.—Aún falta diez minutos par
Mientras tanto, Nora en su labor del día, fue interrumpida por una llamada por parte de la niñera quien no solía comunicarse con ella a menos que le hubiera pasado algo a su hija.Alarmada, atendió la llamada luego de disculparse con la chica que le estaba explicando cómo servir las bebidas calientes.—¿Bueno? —dijo después de ir un momento a las escaleras de emergencia del edificio.—Nora, disculpa que te esté llamando en horas de trabajo. Pero es urgente, Zoe se ha lastimado en el parque y no ha dejado de llorar —sus palabras hicieron que Nora se alertara —. La hemos revisado y parece no haberse hecho daño...—Enseguida voy para allá —emitió Nora sin dejar que la niñera terminara de hablar.Regresó de vuelta a la cocina y le explicó la situación al chef Elliot quien le permitió abandonar el trabajo por aquella emergencia que le había surgido a Nora. —Gracias —dijo ella antes de salir de allí.Caminó a toda prisa por las calles de la ciudad, sintiendo su corazón bombear con fuerza.
Nora llevó a su hija al living del hotel, que quedaba ubicado en el cuarto piso del edificio. Estaba arriesgando su empleo al haber traído a la niña a aquel lugar donde solo podían estar los empleados y huéspedes. Sin embargo, al no ver a nadie allí, le pidió el favor al chef Elliot que la ayudara a ocultar a la niña hasta que terminara su turno.—Este es un lugar seguro —dijo el chef luego de asegurase que no hubiera algún empleado cerca.Nora y Zoe cruzaron la estancia del living. Aquel lugar era un espacio amplio y confortable que invitaba al descanso y la relajación. La decoración era elegante y moderna, con una paleta de colores neutros y claros creando una atmósfera serena y acogedora. En el centro del ambiente se encontraba un sofá de gran tamaño y diseño sofisticado, con cojines suaves y mullidos que invitaban a sentarse y disfrutar de una buena conversación o leer un libro.A su alrededor también había varios muebles como butacas, mesas auxiliares y un mueble de TV. La ilumi
Zoe corrió por todo el living para no ser cargada por ninguno de los dos hombres de seguridad que intentaban alcanzarla. La niña se subió al sofá provocando que Jeremiah abriera los ojos desmesuradamente al ver lo que estaba haciendo en uno de sus sofá preferidos. —¡Oye niña! Bájate inmediatamente de allí —ordenó pero la pequeña siguió caminando encima del sofá.Los guardias reaccionaron rápidamente y comenzaron a rodear el sofá, intentando atrapar a Zoe sin dañar el mueble. La niña, con una sonrisa traviesa en el rostro, saltaba de un lado a otro, esquivando hábilmente sus intentos.—¡No me atrapan, no me atrapan! —decía la niña entre risas.Los dos hombres de seguridad no sabían que hacer al respecto, nunca antes habían estado en una situación parecida. Por otro lado, Jeremiah los miró enojado.—¡No se queden ahí parados! ¡Atrápenla! —gritó Jeremiah, frustrado por la falta de acción de los hombres de seguridad.Al ver que sus empleados no servían para nada, Jeremiah se acercó al s
—Es un ogro, ¿cómo ha podido despedirlos? —decían algunos, en desacuerdo.Por otro lado, Nora quién se encontraba en la cocina terminando de lavar los trastes, escuchó a uno de sus compañeros hablar del tema. —¿Los despidió? —preguntó Sam, sorprendida al igual que la mayoría.—Y eso no es todo, los ha insultado con sus palabras. Que humillante —agregó Leandro, uno de los meseros.—Vaya, que escándalo. De seguro le contarán a los medios lo que ha hecho el director —habló la chica más alta.El chef se percató de lo que estaban diciendo, y se acercó a ellos dispuesto a acabar con la conversación que tenían.—Sí es así, eso solo le concierne el señor Jeremiah —emitió Elliot haciendo que los tres se sobresaltaran al oírlo —. Aún sus turnos no han terminado, no es hora de estar hablando.—Sí señor —cada uno se fue por su lado.El chef ladeó la cabeza, observando a Nora quien rápidamente desvió la mirada al ser atrapada por él. Nora sintió intriga, quería conocer quien era ese director del