Mis ojos lo analizan sin pudor.
Ese cabello rubio, castaño miel, va perfectamente peinado hacía atrás. Pero tengo deseos de desordenarlo con mis dedos.
Ese traje azul oscuro le queda magnífico, y la camisa blanca con dos botones sueltos le daban un aire sexy.
Nos observamos por unos segundos, su mirada devoraba cada esquina de mi cuerpo.
Abre la puerta para que pase, entro, y escucho como cierra la misma. Miro el interior de la habitación.
Hay una mesa para dos en el balcón, está perfectamente decorada. Tiene dos lirios rojos en el centro de la mesa.
Marcus me agarra de la mano e intento obviar las sensaciones que su toque provoca en mi cuerpo. Esa electricidad que viaja por mis venas cuándo lo tengo cerca.
Me encamina hacia la mesa.
—¿Cómo supiste qué los lirios son mis flores favoritas? —inquiero. Él me saca una silla para que me siente—. Gracias.
—Un pajarito —sonríe y toma asiento fren
MarcusPor más extraña que a veces parezca, sé, porque algo dentro de mi me lo dice, que ella no me engañaría como lo hizo Clara.Suspiro.Todavía siento algo por esa mujer.Su traición me duele, y la herida sigue igual. Latente. Tampoco es como que haya pasado mucho tiempo desde que me enteré.Saco mi billetera, dónde aún conservo una pequeña foto de ella. Vuelvo a guardarla.Me quito la ropa y me pongo un pantalón de piyama.Me acuesto y me pongo a darle mente al tema de Génesis.Mi bella Génesis, ¿qué estoy haciendo? Pues no lo sé. Dejo que las cosas vayan sin control.Ella es tan difícil, es un enigma que estoy dispuesto a descubrir. Ella y sus ojos verdes. Sus labios rellenos. Me encanta besarla, sentir su piel a escasos centím
Estoy soñando, estoy soñando.—Eres tan hermosa... —susurra acercándose.—No —pongo mi palma para detenerlo.Fortaleza, Génesis, que el hecho de estar desnuda no te amedrente. Que sus pozos azules mirándote como si fueras una diosa no te doblegue.—No me pidas eso, Gen —cierra los ojos por unos segundos.—No me digas Gen, no eres nada mío para tener esas confianzas —espeto duramente.Le quito la toalla y me la pongo.Demonios, quiero llorar.Maldito ruso, como quiero besarte, golpearte, abrazarte, es una disyuntiva que me corroe por dentro.Me toma por los hombros y me mira directamente a los ojos. Azules y verdes en un batalla campal.—¿Por qué no me crees cuándo te digo qué ella fue quién me besó? —su mirada anhelante comienza a derrumba
Termino de ingresar al despacho. Me sirvo un Whisky antes de sentarme frente a él.—Alguien nos robó, asaltaron la bodega que está a las afueras de la ciudad —exclama, pasándose una mano por su cabello castaño.—Eso es imposible, esa bodega está bien resguardada —pronuncio asombrado.—Esto está muy raro, Marcus —espeta enfadado—. Casi nadie sabía sobre esa bodega.—Hay que investigar, tal vez haya un infiltrado —sugiero bebiendo un trago.—Ya empecé con eso, tengo a mi mejor hombre —teclea algo en la computadora—. ¡Dimitri!A los segundos un hombre alto, cabello negro y de facciones gruesas, entra. Debe rondar entre los treinta y algo.—¿Señor? —es ruso, su acento lo delata.—Dimitri, quiero presentarte a mi amigo, Marcus Rusakov —levanta la mirada del computador.Me saluda con un asentimiento de cabeza, que correspondo al instante. Pero hay algo en él que no me gusta, sus ojos me miran con molestia.—
Su cara, oh, aquél bello rostro que me ha encandilado en estos últimos días, me ve furioso. Pasa varias veces las manos por su cabello, lo veo, y sus ojos están inyectados en sangre, conclusión final:Está tremendamente enojado.—Estoy esperando una respuesta —masculla.—¿Por qué te interesa? —pregunto.Sus ojos se dirigen a mi, frunce su entrecejo y aprieta sus puños.—Porque me da la puta gana, ahora responde —se acerca, frente a mi se ve más alto, más imponente.Sus ojos azules agua, destilan furia pura. Su pecho sube y baja conforme su respiración se agita.—Es mi amigo, es como mi familia —mi respuesta lo hace fruncir el ceño.—No te creo, te acuestas con él, ¿verdad? —sus palabras cargan veneno.Oh, quieres insultarme, y me estas hablando mal. Si crees que me echaré a llorar estas muy equivocado.—¿Sabes qué? ¡Piensa lo que se te de la puta gana! —grito—. ¡Insúltame! ¡habla todo lo mal de mi que
El vestíbulo estaba lleno de gente, yo seguía con mi mano agarrando el brazo de Nikolay.Estaba ataviado en un traje negro, con una camisa blanca y una corbata azul oscuro. Se veía impresionante. Su cabello estaba bien peinado, sin dejar ningún riso suelto.Nos introducimos en la multitud, y ahí fue que lo vi...Marcus...Iba acompañado de una chica hermosa, realmente sensual. Su cabellera negra caía maravillosa por su espalda. Su vestido negro era divino, y hacia juego con el traje del maldito.Oh, Dios mío.¿Por qué tiene qué estar tan bueno?Una punzada de celos me atraviesa cuando él pone su mano en la de ella, le sonríe tan abiertamente.Estoy votando chispas...Maldigo en mi mente unas quinientas veces al ruso, y cierro los ojos buscando calmarme.—¿Ocurre algo? —pregunta Nikolay en mi oído.Sigo mirando al ruso maldito, que, en ese preciso momento mira en mi dirección. Sonrío, y gi
Sus ojos me ven con un brillo especial, no encuentro las palabras para expresarlo.Su mano acuna mi mejilla y le regala una suave caricia... Una que se siente magnífica. Sonrío y dejo un beso en su mano.Se acerca, y con suavidad se adueña de mis labios. Su beso toma intensidad al instante, y sus fuertes manos se apoderan de mi cintura.Se aleja de mi, y me regala esa hermosa sonrisa baja bragas que me debilita.—Eres tan hermosa. —susurra, toma mi mano y la besa—. Te quiero, Génesis, no sabes cuanto. Es una sensación extraña, que me llena de felicidad.Me hala y su pecho colisiona con el mío.Sus palabras me alegran el alma, y me endulzan la vida, y aunque siento lo mismo, me da miedo decirlo. Expresar mis sentimientos fue lo único que no aprendí en esta vida.—Marcus, yo... -—Shh... —pone un dedo en mis labi
Lo miro, y no puedo evitar sonreír...Es tan guapo, tan diferente a los demás—o eso quiero pensar—, y es todo mío. Sí, señor. Me muerdo el labio, reprimiendo una sonrisa perversa.—Deja de violarme con la mirada —se carcajea—. Aunque, no sería mala idea. Ven aquí.Dejo el carrito, y a paso lento me acerco.Sus pozos azules escudriñan mis movimientos. Llego a su encuentro y me abraza por la cintura, desata el nudo de mi Albornoz. Quedo desnuda, y me envuelve con su toalla, siento su virilidad chocando contra mi vientre.Beso su pecho, y susurro:—Me tengo que bañar...—¿Te acompaño? —pregunta.—¿No me digas qué quieres usar el truco de "ahorrar agua"? —indago, dejando otro beso en su torso.—¿Funcionó? —suelta una pequeña
LunesGénesis—¿Dónde está Karen? —le pregunto a Anny.Nos ha tocado limpiar una habitación, perteneciente a un importante señor, dueño de varias empresas exportadoras en New York.Karen, salió hace unas horas y no se ha reportado, y ya me estoy preocupando.—Dijo que tenía una cita. —contesta mi amiga.—¿Una cita? ¿no habrás escuchado mal? —indago.—Estoy igual de sorprendida que tú, es muy extraño todo esto. Aunque si ella es feliz, no hay problema.—Tienes razón, lo importante es que ella sea feliz. —concuerdo.—Falta poco para el cumple años de los niños, tengo casi todo preparado para ese día. —exclama emocionada.—Cuento los días para verlos, esos hermosos bebés se han robado mi corazón. —musito sonriendo.—Cuando tengas el tuyo...—Imposible. —la interrumpo.—¿Qué?—Yo no tendré hijos, ni loca. —un escalofrío me recorre ante la