Sabía que estaba cometiendo una locura, que estaba muy mal pedirle semejante cosa a Marcus, pero ahora, sintiendo sus labios sobre los míos, su abrazo que se sentía tan cálido, como un abrigo cuando hace frío... Era imposible verle lo malo.
Las manos de Marcus se apoderan de mi cintura, y me aprieta, sus dedos recorren cada centímetro de mi espalda lentamente, como si no quisiera perderse ningún detalle.
El beso pierde salvajismo y se vuelve lento, Marcus despega sus labios de los míos y me mira con tanta pasión, con tanto amor que soy incapaz de articular palabra alguna, no tengo valor suficiente en este momento, porque la culpa me corroe.
—Había fantaseado con este momento durante días... —susurra, pasando nuevamente sus dedos por mi rostro. Disfruto de la caricia como nunca lo había hecho, es tan suave, delicada, que me derrite—, sentirte otra vez.
Me abraza, sus fuertes brazos junta nuestros t
Brian se voltea, tiene el cabello alborotado y los tres botones de la camisa sin abotonar, miro a un costado dónde la botella que horas antes estaba llena yace vacía.Frunzo el ceño, ¿a este que le pasó?—Acércate —exige, cuando ve que no muevo ni un músculo, dice—: no lo repetiré dos veces.Con recelo, me acerqué, dejando un estrecho entre nosotros. Esta vez, si intentaba golpearme de nuevo, le iba a responder.—Más, aún estás muy lejos —exclamó.Rodé los ojos, y me le paré en frente.—¿Qué? ¿Quiere golpearme de nuevo? —espeté, con agriedad.Dió otro paso, y rozó mi mejilla, después de salir de la habitación, y dejar a Marcus tuve que beber unos analgésicos y ponerme un ungüento.—Te lo merecías,
Las personas veíamos atónitos la escena que se desarrollaba frente a nosotros.Todo había pasado tan rápido, fue en un pestañear que Brian sacó su arma y le disparó a su padre.El cuerpo de Alejandro yacía en el suelo, los hombres que lo acompañaban sacaron sus armas, pero entre Marcus y los hombres de Brian los eliminaron.A velocidad luz, saqué el pequeño celular de mi escote y le mandé un mensaje a Dimitri para que se enterara de lo que estaba sucediendo.Brian, lentamente se acercó a Alejandro, que aún agonizaba. Se podían escuchar a algunas personas llorar y murmurar.—¿Ves lo que me hiciste hacer? —le pregunta Brian a su padre—. Durante años viví bajo tu sombra, soportando tus desplantes, aguantando que prefirieras la compañía de mi hermana y no la mía —se acuclilló a su lado—. Pero ahora las cosas han cambiado.—Eres... despreciable... —apenas puede articular Alejandro—, nunca...serás... digno de...—Ya no me importa, porque tú te mor
Tomé la mochila y salí de la habitación, bajé por el ascensor y ya no parecía haber nadie.Llegué al salón y Dimitri estaba hablando con André.—Gracias por todo, André —exclamó.—De nada, esto también me beneficia a mí, Brian ya era insoportable —sonríe el francés.—Dimitri, ¿Todas las personas están fuera? —pregunté.—Sí, los huéspedes fueron los primeros, después los empleados y de último las personas que se encontraban aquí —informa.—Bueno, yo tengo que irme —anuncia André—, tengo un vuelo a Italia en media hora, tengo que cambiar mi sede, lamentablemente aquí ya no es seguro. Espero verlos de nuevo.—Tenlo por seguro —digo, me acerco y lo abrazo.—Un consejo, hagan lo que tengan que hacer porque la policía no dudo, que tarde en llegar —dice, sonríe, sus hombres se agrupan y se van.—Todo el dinero que estaba en la caja fuerte, y el que se guarda en la bodega del casino está en un camión rumbo al aeropuerto de
—¿Qué has dicho? —pregunta en un murmullo.—Lo has oído muy bien —contesto.Comienza a carcajearse.Miro a Dimitri que solo tiene la vista fija en Brian, mientras afila una navaja con un cuchillo de cocina.—¿Me estás jodiendo, verdad?—No tendría sentido eso, ¿No crees?Debo guardar la compostura.—La fácil de mi hermana cometió el estúpido error de enamorarse de uno de los perros de Alejandro —vuelve a reír—, aunque lo que le molestó mucho, fue enterarse de que estaba embarazada de un policía.Me tenso, ese maldito.—¿Cómo era que se llamaba? ¿Emmett? —me mira serio—, o debería decir Vitaly Romanov.Al pronunciar su nombre, los recuerdos junto a mi hermano mayor llegan de inmediato, la ú
Empuño el arma con determinación, en ningún momento las dudas me llegan.¿Por qué?Porque durante años esperé este momento, estar parada frente al hombre que me quitó la posibilidad de crecer al lado de mi familia, el hombre que, no se tentó el pulso para jalar el gatillo y matar a mi hermano.Hoy, primero de marzo del 2017, puedo decir que mi corazón, tuvo la liberación que tanto quería.—Fue un placer verte caer poco a poco —digo, acercándome y colocando el arma en su frente—, saber que la mayoría de tus negocios fracasaron por mí —sonrío.—Perra —siseó.Sonrío, una gran sonrisa que me llena de paz.—Nos vemos en el infierno, Brian, espero que disfrutes mucho tu estadía allá, porque yo me la estoy pasando de maravilla en este momento, dámele saludos al diablo de mi parte.Jalo el gatillo sin pensarlo dos veces, la bala colisiona con su frente, haciéndola estallar, la sangre salpica mi rostro.—Es hora de irnos, Marcu
Grecia, Santorini.Dos años y diez meses después.01 de enero 2019Svetlana3:15 pmRespiré profundamente, íbamos retrasados veinte minutos, y faltaba poco para que Carmen volviera.Hoy era su cumpleaños y se lo íbamos a celebrar.—Elsa, ¿Hablaste con las chicas del buffet? —pregunto, tomando una bandeja de plata.—Sí, vienen en camino, un problemita con el transporte —dice.Asiento.Ella sale y me deja acomodando las cosas.En estos últimos años las cosas han cambiado mucho, yo cambié mucho.Ahora puedo decir que soy una mujer casi completa, a mis casi veintitrés años, tengo una estabilidad que en mucho tiempo no tuve.Abrí mi propio negocio, soy profesora de defensa personal, para mujeres maltratadas.Al no poder concluir mis estudios, por t
Miércoles 23/6/2024—¡Mark! —grité, desde la cocina.Al instante mi niño hermoso entró, con el ceño fruncido y el cabello despeinado.Cada día se parecía más a mí Marcus.—¿Pasa algo mamá? —preguntó.Hice un puchero, estos últimos meses han sido caóticos, el nuevo bebé me tenía más loca de la cuenta.—¿Dónde está el último pedazo de pudin que trajo Karen? —inquirí, a punto de un ataque.Mark abrió los ojos, y bajó la cabeza a penado.—Eh... este —se rascó la nunca nervioso—, me lo comí.Solté un resoplido.—¿Y Marcus?—Salió —dijo, levantando la cabeza.—¿Cómo que salió?Tomé unas galletas del estante, y las mordí. Mark se acercó y acarició mi enorme panza.El sonido del teléfono en la sala me hizo dirigirme hacia ya, levanté la bocina y al instante la voz de Anny llenó mis oídos.—¿Cómo está esa futura mamá? —soltó una risita.—Molesta —respondí.
Dos semanas despuésEstoy sentada en la silla de la isla, no hay nadie en casa, mientras devoro mi pudin, todo es pudín, chocolate, helado y luego pudín.Voy a buscar una servilleta, cuando un fuerte dolor me atraviesa el vientre.—¡Ah! —me doblo, suspiro, tratando de tranquilizarme—, ¡maldición!Como puedo salgo de la cocina.—¡Mark! ¡Mark! —grito, pero no responde.Demonios, ahora recuerdo que estoy sola en casa, Mark salió en un paseo con la vecina... Ya me están hartando, y Marcus está en una reunión de trabajo. Desde que nos mudamos a New York, las cosas han cambiado—aunque todo dió un cambio radical desde lo que pasó en Las Vegas— pero todo es felicidad ahora.Respiré hondo, inhalé aire y lo solté, repetí el mismo proceso varias veces.Tomé el celular de la mesita y le marqué a Anny, salió apagado, le llamé a Karen y me mandó a la operadora.La frustración se apoderó de mí cuando sentí