Llegué al salón y Dimitri estaba hablando con André.
—Gracias por todo, André —exclamó.
—De nada, esto también me beneficia a mí, Brian ya era insoportable —sonríe el francés.
—Dimitri, ¿Todas las personas están fuera? —pregunté.
—Sí, los huéspedes fueron los primeros, después los empleados y de último las personas que se encontraban aquí —informa.
—Bueno, yo tengo que irme —anuncia André—, tengo un vuelo a Italia en media hora, tengo que cambiar mi sede, lamentablemente aquí ya no es seguro. Espero verlos de nuevo.
—Tenlo por seguro —digo, me acerco y lo abrazo.
—Un consejo, hagan lo que tengan que hacer porque la policía no dudo, que tarde en llegar —dice, sonríe, sus hombres se agrupan y se van.
—Todo el dinero que estaba en la caja fuerte, y el que se guarda en la bodega del casino está en un camión rumbo al aeropuerto de
—¿Qué has dicho? —pregunta en un murmullo.—Lo has oído muy bien —contesto.Comienza a carcajearse.Miro a Dimitri que solo tiene la vista fija en Brian, mientras afila una navaja con un cuchillo de cocina.—¿Me estás jodiendo, verdad?—No tendría sentido eso, ¿No crees?Debo guardar la compostura.—La fácil de mi hermana cometió el estúpido error de enamorarse de uno de los perros de Alejandro —vuelve a reír—, aunque lo que le molestó mucho, fue enterarse de que estaba embarazada de un policía.Me tenso, ese maldito.—¿Cómo era que se llamaba? ¿Emmett? —me mira serio—, o debería decir Vitaly Romanov.Al pronunciar su nombre, los recuerdos junto a mi hermano mayor llegan de inmediato, la ú
Empuño el arma con determinación, en ningún momento las dudas me llegan.¿Por qué?Porque durante años esperé este momento, estar parada frente al hombre que me quitó la posibilidad de crecer al lado de mi familia, el hombre que, no se tentó el pulso para jalar el gatillo y matar a mi hermano.Hoy, primero de marzo del 2017, puedo decir que mi corazón, tuvo la liberación que tanto quería.—Fue un placer verte caer poco a poco —digo, acercándome y colocando el arma en su frente—, saber que la mayoría de tus negocios fracasaron por mí —sonrío.—Perra —siseó.Sonrío, una gran sonrisa que me llena de paz.—Nos vemos en el infierno, Brian, espero que disfrutes mucho tu estadía allá, porque yo me la estoy pasando de maravilla en este momento, dámele saludos al diablo de mi parte.Jalo el gatillo sin pensarlo dos veces, la bala colisiona con su frente, haciéndola estallar, la sangre salpica mi rostro.—Es hora de irnos, Marcu
Grecia, Santorini.Dos años y diez meses después.01 de enero 2019Svetlana3:15 pmRespiré profundamente, íbamos retrasados veinte minutos, y faltaba poco para que Carmen volviera.Hoy era su cumpleaños y se lo íbamos a celebrar.—Elsa, ¿Hablaste con las chicas del buffet? —pregunto, tomando una bandeja de plata.—Sí, vienen en camino, un problemita con el transporte —dice.Asiento.Ella sale y me deja acomodando las cosas.En estos últimos años las cosas han cambiado mucho, yo cambié mucho.Ahora puedo decir que soy una mujer casi completa, a mis casi veintitrés años, tengo una estabilidad que en mucho tiempo no tuve.Abrí mi propio negocio, soy profesora de defensa personal, para mujeres maltratadas.Al no poder concluir mis estudios, por t
Miércoles 23/6/2024—¡Mark! —grité, desde la cocina.Al instante mi niño hermoso entró, con el ceño fruncido y el cabello despeinado.Cada día se parecía más a mí Marcus.—¿Pasa algo mamá? —preguntó.Hice un puchero, estos últimos meses han sido caóticos, el nuevo bebé me tenía más loca de la cuenta.—¿Dónde está el último pedazo de pudin que trajo Karen? —inquirí, a punto de un ataque.Mark abrió los ojos, y bajó la cabeza a penado.—Eh... este —se rascó la nunca nervioso—, me lo comí.Solté un resoplido.—¿Y Marcus?—Salió —dijo, levantando la cabeza.—¿Cómo que salió?Tomé unas galletas del estante, y las mordí. Mark se acercó y acarició mi enorme panza.El sonido del teléfono en la sala me hizo dirigirme hacia ya, levanté la bocina y al instante la voz de Anny llenó mis oídos.—¿Cómo está esa futura mamá? —soltó una risita.—Molesta —respondí.
Dos semanas despuésEstoy sentada en la silla de la isla, no hay nadie en casa, mientras devoro mi pudin, todo es pudín, chocolate, helado y luego pudín.Voy a buscar una servilleta, cuando un fuerte dolor me atraviesa el vientre.—¡Ah! —me doblo, suspiro, tratando de tranquilizarme—, ¡maldición!Como puedo salgo de la cocina.—¡Mark! ¡Mark! —grito, pero no responde.Demonios, ahora recuerdo que estoy sola en casa, Mark salió en un paseo con la vecina... Ya me están hartando, y Marcus está en una reunión de trabajo. Desde que nos mudamos a New York, las cosas han cambiado—aunque todo dió un cambio radical desde lo que pasó en Las Vegas— pero todo es felicidad ahora.Respiré hondo, inhalé aire y lo solté, repetí el mismo proceso varias veces.Tomé el celular de la mesita y le marqué a Anny, salió apagado, le llamé a Karen y me mandó a la operadora.La frustración se apoderó de mí cuando sentí
Rusia, Moscú, 01 de marzo 2007La noche fría dejaba a relucir la esplendorosa luna... Que era testigo de la arbitrariedad que se efectuaba esa noche en un callejón de Moscú.—¿Vas a decirme quién te envió? —las palabras de aquél hombre eran caricias comparadas con los golpes que había recibido esa noche el chico.—Nunca —aduras penas respondió.—Realmente eres estúpido, tu amigo dió más pelea, ¿Sabes? —la burla era clara. El chico le escupió la cara, ganándose un nuevo golpe.Su nariz sangraba, su boca también, respirar le dolía, cualquier movimiento, hacía que sus costillas escocieran.Su cabeza se estampó contra la mugrienta baldosa. Había recibido la paliza de tres vidas juntas, pero la tortura descabellada no había sido suficiente para revelar lo que esos hombres querían escuchar.El jefe salió. Para solo tener veinte años, guardaba la suficiente maldad para no sentir empatía por nadie. Su frialdad para m
Miércoles 18 de eneroEl casino esta abarrotado de clientes, ricos, pobres—que solo vienen a gastar lo que no tienen, o a lucir—millonarios, clase media, políticos.Hay de todo un poco, hasta mafiosos, narcotraficantes. Hay rumores de que el mismo Brian, uno de los dueños del casino, tiene negocios ilícitos.Y a decir verdad, me vale, solo soy una mucama, una empleada más de este gran Hotel Casino.La gente se pasea por el lugar, los camareros van perfectamente vestidos.Este es el único día del año, donde nosotros, los empleados, o la chusma—como una ves escuché que nos decía Cintia, la jefa de mucamas—, nos podemos sentir libres.Libres de trabajo, libres de tener que estar todo el día diciendo “si señor” “como usted diga” o “a su orden” me tienen
GénesisSus labios, oh, sus labios...Saben a fresas, mezclado con Whisky, saben a gloria. Se mueven con maestría sobre los míos. La primera vez que beso a alguien, nunca tuve tiempo de conocer hombres, o chicos. Ni pude asistir a la escuela y todo por culpa de mi “trabajo”Alejo esos pensamientos...En una ocasión, por mi inexperiencia, mis dientes chocan contra los de él, pero no pareció importarle mucho.Su erección choca directamente contra mis bragas, húmedas. Sus dedos desatan el nudo del Albornoz, sus manos masajean mis senos y gimo contra su boca.Sus manos viajan por toda mi anatomía, entonces siento su mano descender, trazar un camino hacia mi sexo y me alarmo.Me despego de él como si quemara, su pecho y el mío suben y bajan. Sus ojos brillan con lujuria. Me levanto de la cama.Me pongo las manos en la cabeza.Esto esta mal.No debió pasar.No se repetirá.Si Dim