Capítulo |35|

El entorno se torna medio incómodo.

—Marcus, por Dios —sonrío—. Tú mismo me dijiste sus nombres, —miento—. Ambos nombres —recalco eso—. ¿No te acuerdas?

Créetelo, créetelo, créetelo.

—Creo que sí me acuerdo —contesta, no parece muy convencido y me mira con los ojos entrecerrados.

—En ese caso, ¿por qué no vamos a tomar algo al bar? —propone Ivone, se ve que es muy simpática.

—No puedes tomar alcohol —le dice Marcus.

Intento disimular mi conmoción, estoy que me da algo pero me aguanto.

Trato de no delatar la emoción, trato de no llorar...

Tanto tiempo, casi diez años sin verlo y ahora lo tengo enfrente de mí.

Aunque él no me recuerde...

Lo miro de reojo, y lo encuentro analizándome con su entrecejo fruncido.

—Ridículo. —espeta ella—. Pero no importa —me toma del brazo—. Vamos a tomar algo para conocernos mejor, tenía muchas ganas de saber quién tiene el corazón del aburrido de mi hermano.

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