—Excelente, ven. Vamos a tomar un taxi. —me dice.
—¿A dónde iremos? —pregunto con una ceja alzada.
—Camina, no te mataré ni nada por el estilo. —bromeó.
Rodé los ojos y sin esperar más, comencé a caminar. Nos paramos en la acera y tomamos el primer taxi que cruzó. Ancel le pasó un pequeño papel con la dirección alegando que si no sé a dónde vamos la sorpresa será mejor.
Ya me estaba cuestionado por qué demonios decidí hacerle caso a ella, y venir sabrá Dios a dónde, pero ya no había vuelta atrás.
Me dejé caer contra el asiento y cerré los ojos por un momento. Las imágenes de Marcus y yo, en la cama, en el suelo, y en todos los lugares que hemos hecho el amor llegan a mí mente. Su hermosa sonrisa, lo suave de su cabello. Lo sereno que se ve mientras duerme...
Todo, lo feliz que soy a su lado.
Todo llegó de sopetón, y así mismo se esfumó, de un momento a otro se acabó. Abrí los ojos.
Suspiré, tení
—Gen... —murmura.Yo lucho por contener las lágrimas, no le daré el gusto a esa zorra de verme llorar.Pongo una mano para que se detenga.—No hay nada que decir, nada que explicar. —miro como Clara se regodea en la victoria—. Mis ojos ya lo han visto todo, es más que claro que la prefieres, no te preocupes, yo me apartaré. No seré un estorbo.Lo veo hacer una mueca.—Me niego a que te alejes de mí. —intenta acercarse pero yo retrocedo, mi acción le duele, pero estoy segura que su molestia no es tan grande como la que siento yo ahora—. Clara, tienes cinco malditos minutos para que te vistas y te largues de aquí, si no lo haces te juro por la memoria de mis padres que acabaré contigo.Por primera vez escucho ese tono de voz en Marcus, está enojado, muy furioso.—Pero mi amor, ¿cómo quieres que me vaya después de nuestra noche juntos? —al escucharla, mi corazón se rompe un poquito más.—¡Deja de mentir! —grita Marcus sobre
—¿Estás seguro de lo que dices? —indaga Mikael.—¿Te atreviste a mandarla a seguir? —pregunto yo, con los puños apretados.—Era necesario. —responde él— y estoy completamente seguro de lo que digo, hablé con Iker la noche que desapareció, me dijo que él mismo se encargaría de seguir a la chica.—No sé por qué me sorprende, solo haces tu santa voluntad siempre, no soy un niño padre. Puedo cuidarme solo. —doy media vuelta y me voy.Escucho como Mikael me llama, pero no le hago caso.Entro al ascensor, y cuando las puertas se van a cerrar, Mikael mete la mano y entra.—De mi si no te escapas. —dice.Resoplo.{...}—No entiendo a qué has venido, solo quieres molestarme. —bufo.
—También son mis sobrinos, más que tuyos —espeta ella, apretando los puños—, y sobre mí cadáver te dejo quedarte con ellos.—Te empeñas en hacer tu santa voluntad, ya estoy harto de esta situación —baja los tres escalones y se para en frente de ella—. O intentas llevarte bien conmigo, y nos limitamos a los asuntos de los niños, o te los quito, y me los llevo a Italia.—No te atreverías —sisea ella.Karen intenta acercarse, pero la detengo.—Pruébame, hazlo y verás de lo que soy capaz —reta él, la determinación está reflejada en sus ojos.Ella se queda callada.Karen y yo presenciamos la escena sin saber que hacer, cualquier paso en falso supondría un problema más para ella.—Eso creí. —dice él, se da la vuelta y entra a la casa.Cuan
Lo pensaré, lo pensaré...Esa promesa se repite en mi cabeza una y otra vez.Son casi las diez de la noche y Karen no está en la habitación. Yo doy vueltas en la cama sin saber que hacer.¿Voy o no voy?La curiosidad de ver con mis propios ojos si está tan mal como ya varias personas me han dicho es muy grande.Y aunque no lo parezca por fuera, yo estoy igual de mal.La diferencia es que no puedo cometer esa estupidez de dejar de comer o ahogarme en alcohol porque tengo una misión que requiere de toda mi fuerza de voluntad.Me quito la chaqueta de Marcus, esa que se le quedó una vez que vino a buscarme.Me hago el moño mejor, y me pongo un pantalón corto y una blusa semi larga. Tomo mi llave. Cuando me coloco las sandalias salgo de la habitación, entro en el ascensor.Cuando pulso el botón que da a la habitación de Marcus, mi corazón se acelera. La anticipación de verlo hace que empiece a sudar frío.
Dos días después, martes 28 de febrero6:00 AMGénesis—Esta es la ruta que debes tomar para ir a la bodega sin ser vista, la fiesta tendrá a los guardias un poco entretenidos pero no podemos confiarnos —exclama Dimitri.Ancel y yo asentimos.Los tres nos encontramos en la habitación de Dimitri, trazando algunos últimos puntos del plan.Ya mañana todo esto llegará a su final y todo debe salir conforme a lo planeado.—Hoy en la noche me encargaré de ponerle las imágenes falsas a las cámaras del pasillo que dan al despacho de Brian —anuncia Ancel, chequeando su celular—. Además, se me olvidó comentarles que él tuvo un gran problema con su padre hace dos días.—¿Discutieron...? —pregunté, dejando el vaso de jugo a un lado—, ¿sabes la razón?—Les he robado un gran cargamento, que ha dañado una negociación muy importante —sonríe inocente ella, ni
—No puedo explicarle, solo le puedo decir que sus hijos no estarán involucrados en lo que sucederá...—¿Ah, no? —alza las cejas—, ¿debo sentirme halagado por eso? —pregunta con ironía.—Deje sus ironías, por favor, solo le quiero hacerle ver la realidad. Le acabo de dar esas pruebas, con eso puede iniciar una buena investigación si no cree en mi palabra, le acabo de abrir una ventana para que sepa la verdad.—Y aunque no lo parezca, lo agradezco, pero eso no implica que deje de lado el hecho de que precisamente tú tengas esa información, tú, que trabajas aquí, y tuviste una relación con mi hijo —pone una mano en su mentón, y me mira escéptico.—No soy su enemiga, tampoco pretendo serlo —digo de inmediato, ya sé por dónde está yendo el asunto—. Solo necesito que se haga a un lado, porque en este problema usted no tiene nada que ver.—Aún sigo sin entender, necesito que seas más clara para poder ver qué haré con todo lo que está pasando.—Yo en su l
—¿Cuándo la encontraron? —pregunta Brian.—Hace un rato, la tenemos encerrada —responde.—¿Y hasta hora es que me avisan? —indaga molesto.—Señor...—Cállate, déjalo así. Marcus camina —me dice.Yo sigo en silencio, y así nos dirigimos hasta un cuarto donde hay dos guardias custodiando la puerta.Pero se hacen a un lado cuando nos ven, abren la puerta y con el corazón acelerado ingreso detrás de Brian.—¿Pero qué demonios...? —exclama Brian.Busco identificar a la mujer de inmediato, y el alivio se extiende por mi ser cuando descubro que no se trata de Gen. Pero ese alivio se transforma en sorpresa cuando, la chica de cabellos negros levanta la cabeza y sus ojos conectan con los míos.—¿Michelle? —abro los ojos, visiblemente conmocionado.Tiene la cara un poco hinchada, su labio está reventado y su ojo izquierdo está tornándose de un color violeta.—Tú eres la perra que me ha estado jodiendo la vida —es
Terminé de masticar, y exclamé:—Ve, no tiene nada.—Tal vez, pero solo probaste la fruta —toma una servilleta y limpia los restos de la fruta.Lleva el carrito cerca de la mesa.—A mi entender no me necesita para nada más, así que me voy —doy media vuelta, pero soy detenida por la mano de Brian.Que con todo el descaro del mundo jaló de mi muñeca para hacer chocar mi pecho con el suyo.La distancia que antes nos separaba era muy poca, la repulsión se instaló en mi ser, odiaba respirar el mismo aire que él, detestaba que él siguiera robándole oxigeno al mundo.Alzó la mano libre, porque la otra rodeaba mi cintura, sus dedos quitaron el cabello que se había esparcido por mi cara.—Aún no te he dado permiso para que te vayas —murmuró, reprimí las ganas de patearlo y decirle que yo no necesitaba permiso de nadie para hacer las cosas.—Le pido que me suelte —dije, en el mismo tono que él.—¿Y si no quiero? —preguntó,