Dos días después, martes 28 de febrero
6:00 AM
Génesis
—Esta es la ruta que debes tomar para ir a la bodega sin ser vista, la fiesta tendrá a los guardias un poco entretenidos pero no podemos confiarnos —exclama Dimitri.
Ancel y yo asentimos.
Los tres nos encontramos en la habitación de Dimitri, trazando algunos últimos puntos del plan.
Ya mañana todo esto llegará a su final y todo debe salir conforme a lo planeado.
—Hoy en la noche me encargaré de ponerle las imágenes falsas a las cámaras del pasillo que dan al despacho de Brian —anuncia Ancel, chequeando su celular—. Además, se me olvidó comentarles que él tuvo un gran problema con su padre hace dos días.
—¿Discutieron...? —pregunté, dejando el vaso de jugo a un lado—, ¿sabes la razón?
—Les he robado un gran cargamento, que ha dañado una negociación muy importante —sonríe inocente ella, ni
—No puedo explicarle, solo le puedo decir que sus hijos no estarán involucrados en lo que sucederá...—¿Ah, no? —alza las cejas—, ¿debo sentirme halagado por eso? —pregunta con ironía.—Deje sus ironías, por favor, solo le quiero hacerle ver la realidad. Le acabo de dar esas pruebas, con eso puede iniciar una buena investigación si no cree en mi palabra, le acabo de abrir una ventana para que sepa la verdad.—Y aunque no lo parezca, lo agradezco, pero eso no implica que deje de lado el hecho de que precisamente tú tengas esa información, tú, que trabajas aquí, y tuviste una relación con mi hijo —pone una mano en su mentón, y me mira escéptico.—No soy su enemiga, tampoco pretendo serlo —digo de inmediato, ya sé por dónde está yendo el asunto—. Solo necesito que se haga a un lado, porque en este problema usted no tiene nada que ver.—Aún sigo sin entender, necesito que seas más clara para poder ver qué haré con todo lo que está pasando.—Yo en su l
—¿Cuándo la encontraron? —pregunta Brian.—Hace un rato, la tenemos encerrada —responde.—¿Y hasta hora es que me avisan? —indaga molesto.—Señor...—Cállate, déjalo así. Marcus camina —me dice.Yo sigo en silencio, y así nos dirigimos hasta un cuarto donde hay dos guardias custodiando la puerta.Pero se hacen a un lado cuando nos ven, abren la puerta y con el corazón acelerado ingreso detrás de Brian.—¿Pero qué demonios...? —exclama Brian.Busco identificar a la mujer de inmediato, y el alivio se extiende por mi ser cuando descubro que no se trata de Gen. Pero ese alivio se transforma en sorpresa cuando, la chica de cabellos negros levanta la cabeza y sus ojos conectan con los míos.—¿Michelle? —abro los ojos, visiblemente conmocionado.Tiene la cara un poco hinchada, su labio está reventado y su ojo izquierdo está tornándose de un color violeta.—Tú eres la perra que me ha estado jodiendo la vida —es
Terminé de masticar, y exclamé:—Ve, no tiene nada.—Tal vez, pero solo probaste la fruta —toma una servilleta y limpia los restos de la fruta.Lleva el carrito cerca de la mesa.—A mi entender no me necesita para nada más, así que me voy —doy media vuelta, pero soy detenida por la mano de Brian.Que con todo el descaro del mundo jaló de mi muñeca para hacer chocar mi pecho con el suyo.La distancia que antes nos separaba era muy poca, la repulsión se instaló en mi ser, odiaba respirar el mismo aire que él, detestaba que él siguiera robándole oxigeno al mundo.Alzó la mano libre, porque la otra rodeaba mi cintura, sus dedos quitaron el cabello que se había esparcido por mi cara.—Aún no te he dado permiso para que te vayas —murmuró, reprimí las ganas de patearlo y decirle que yo no necesitaba permiso de nadie para hacer las cosas.—Le pido que me suelte —dije, en el mismo tono que él.—¿Y si no quiero? —preguntó,
GénesisSabía que estaba cometiendo una locura, que estaba muy mal pedirle semejante cosa a Marcus, pero ahora, sintiendo sus labios sobre los míos, su abrazo que se sentía tan cálido, como un abrigo cuando hace frío... Era imposible verle lo malo.Las manos de Marcus se apoderan de mi cintura, y me aprieta, sus dedos recorren cada centímetro de mi espalda lentamente, como si no quisiera perderse ningún detalle.El beso pierde salvajismo y se vuelve lento, Marcus despega sus labios de los míos y me mira con tanta pasión, con tanto amor que soy incapaz de articular palabra alguna, no tengo valor suficiente en este momento, porque la culpa me corroe.—Había fantaseado con este momento durante días... —susurra, pasando nuevamente sus dedos por mi rostro. Disfruto de la caricia como nunca lo había hecho, es tan suave, delicada, que me derrite—, sentirte otra vez.Me abraza, sus fuertes brazos junta nuestros t
Brian se voltea, tiene el cabello alborotado y los tres botones de la camisa sin abotonar, miro a un costado dónde la botella que horas antes estaba llena yace vacía.Frunzo el ceño, ¿a este que le pasó?—Acércate —exige, cuando ve que no muevo ni un músculo, dice—: no lo repetiré dos veces.Con recelo, me acerqué, dejando un estrecho entre nosotros. Esta vez, si intentaba golpearme de nuevo, le iba a responder.—Más, aún estás muy lejos —exclamó.Rodé los ojos, y me le paré en frente.—¿Qué? ¿Quiere golpearme de nuevo? —espeté, con agriedad.Dió otro paso, y rozó mi mejilla, después de salir de la habitación, y dejar a Marcus tuve que beber unos analgésicos y ponerme un ungüento.—Te lo merecías,
Las personas veíamos atónitos la escena que se desarrollaba frente a nosotros.Todo había pasado tan rápido, fue en un pestañear que Brian sacó su arma y le disparó a su padre.El cuerpo de Alejandro yacía en el suelo, los hombres que lo acompañaban sacaron sus armas, pero entre Marcus y los hombres de Brian los eliminaron.A velocidad luz, saqué el pequeño celular de mi escote y le mandé un mensaje a Dimitri para que se enterara de lo que estaba sucediendo.Brian, lentamente se acercó a Alejandro, que aún agonizaba. Se podían escuchar a algunas personas llorar y murmurar.—¿Ves lo que me hiciste hacer? —le pregunta Brian a su padre—. Durante años viví bajo tu sombra, soportando tus desplantes, aguantando que prefirieras la compañía de mi hermana y no la mía —se acuclilló a su lado—. Pero ahora las cosas han cambiado.—Eres... despreciable... —apenas puede articular Alejandro—, nunca...serás... digno de...—Ya no me importa, porque tú te mor
Tomé la mochila y salí de la habitación, bajé por el ascensor y ya no parecía haber nadie.Llegué al salón y Dimitri estaba hablando con André.—Gracias por todo, André —exclamó.—De nada, esto también me beneficia a mí, Brian ya era insoportable —sonríe el francés.—Dimitri, ¿Todas las personas están fuera? —pregunté.—Sí, los huéspedes fueron los primeros, después los empleados y de último las personas que se encontraban aquí —informa.—Bueno, yo tengo que irme —anuncia André—, tengo un vuelo a Italia en media hora, tengo que cambiar mi sede, lamentablemente aquí ya no es seguro. Espero verlos de nuevo.—Tenlo por seguro —digo, me acerco y lo abrazo.—Un consejo, hagan lo que tengan que hacer porque la policía no dudo, que tarde en llegar —dice, sonríe, sus hombres se agrupan y se van.—Todo el dinero que estaba en la caja fuerte, y el que se guarda en la bodega del casino está en un camión rumbo al aeropuerto de
—¿Qué has dicho? —pregunta en un murmullo.—Lo has oído muy bien —contesto.Comienza a carcajearse.Miro a Dimitri que solo tiene la vista fija en Brian, mientras afila una navaja con un cuchillo de cocina.—¿Me estás jodiendo, verdad?—No tendría sentido eso, ¿No crees?Debo guardar la compostura.—La fácil de mi hermana cometió el estúpido error de enamorarse de uno de los perros de Alejandro —vuelve a reír—, aunque lo que le molestó mucho, fue enterarse de que estaba embarazada de un policía.Me tenso, ese maldito.—¿Cómo era que se llamaba? ¿Emmett? —me mira serio—, o debería decir Vitaly Romanov.Al pronunciar su nombre, los recuerdos junto a mi hermano mayor llegan de inmediato, la ú