Se ve verdaderamente preocupado por ella, pero yo prometí no decir nada.
A ver Génesis, usa la inteligencia que te dió Dios para cambiar las cartas a tu favor.
—¿No te has puesto a pesar en que tú tienes la culpa? —pregunto, cuando su rostro muestra confusión, sé que voy por buen camino.
Y es verdad, Alice se fue por su culpa, bueno, culpa de los dos.
—No tendría por qué —dice de inmediato—. Alice siempre fue tratada con respecto, y su sueldo incluso fue más alto de lo que debería.
—Es más bruto de lo que creí —murmuro. Él me da una mala mirada—. ¿No era obvio?
—¿Podrías ir al grano?, ya estoy cansado de que te andes por las ramas, —espeta, no se ve muy contento.
Al parecer el conde no es un ser de paciencia, un nuevo dato.
—Alice estaba enamorada de ti, y decidió marcharse porque no soportaba la idea de que su amor solo sea un imposible —suelto.
Y eso también es verdad.
Él parece meditar mis palabr
El entorno se torna medio incómodo.—Marcus, por Dios —sonrío—. Tú mismo me dijiste sus nombres, —miento—. Ambos nombres —recalco eso—. ¿No te acuerdas?Créetelo, créetelo, créetelo.—Creo que sí me acuerdo —contesta, no parece muy convencido y me mira con los ojos entrecerrados.—En ese caso, ¿por qué no vamos a tomar algo al bar? —propone Ivone, se ve que es muy simpática.—No puedes tomar alcohol —le dice Marcus.Intento disimular mi conmoción, estoy que me da algo pero me aguanto.Trato de no delatar la emoción, trato de no llorar...Tanto tiempo, casi diez años sin verlo y ahora lo tengo enfrente de mí.Aunque él no me recuerde...Lo miro de reojo, y lo encuentro analizándome con su entrecejo fruncido.—Ridículo. —espeta ella—. Pero no importa —me toma del brazo—. Vamos a tomar algo para conocernos mejor, tenía muchas ganas de saber quién tiene el corazón del aburrido de mi hermano.
Lunes 12 de febrero5:00 pmMarcusCamino por el pasillo, me dirijo a una de las habitaciones dónde se supone se encuentra Gen. Desde hace casi veinticuatro horas no la veo, y me está haciendo demasiada falta su compañía.De verdad estoy mal.Sonrío como estúpido cada vez que la escucho hablar, cuando la veo sonreír... O simplemente cuando duerme.Es tan hermosa, divertida, aunque no es una persona que anda diciendo a cuatro vientos lo que siente por mí, me lo demuestra cuando me besa, cuando hacemos el amor. Hasta cuándo se pone celosa.Es magnífico verla.Termino de llegar y toco la puerta.Unos segundos después ella abre, se ve cansada, y está media despeinada.—¿Qué haces aqu...?No la dejo terminar porque mis brazos la envuelven en un abrazo.—Te extrañé. —confieso.Ella corresponde el abrazo y así n
—No puede ser. —murmuro, miro por el espejo retrovisor y maldigo en voz baja cuando compruebo lo que dijo.Un auto, al cual no le distingo bien el color, nos sigue a una distancia considerable. Es muy precavido.—¿Qué haremos? —pregunto, Dimitri como siempre se ve demasiado tranquilo.—Ya lo verás.Dobla en una esquina y se esconde en un callejón, el auto copia nuestra acción entonces Dimitri sale de nuestro escondite y pisa el acelerador. Creo que vamos a huir, de eso estaba segura hasta que mi di cuenta en qué dirección íbamos.Entonces Dimitri lo choca por atrás, y repite la acción hasta que el vehículo pierde el control y choca contra un poste.Frenamos de inmediato, derrapando las llantas en el asfalto. Salimos y nos acercamos al auto, dónde un hombre con una herida en la frente se queja del dolor.—Trae la soga que está en la cajuela del auto. —me pide.Me entrega las llaves y voy por ella
Me levanto de la silla y sin pensar en si Dimitri se molestará, o cuál será su reacción, salgo por la puerta.Bajo las escaleras y cruzo el mar de gente, chocando con los cuerpos que hay a mí al rededor.Respiro profundo cuando llego a la puerta de salida de este lugar, siento mis ojos picar por las lágrimas que quieren salir. Me apoyo de mis rodillos y doblo mi cuerpo.Alguien pone una mano en mi espalda, y por su olor, ese perfume que siempre trae sé de quién se trata.Me incorporo lentamente, pero no lo veo a los ojos.—¿Por qué se lo dijiste? —pregunto, sin voltear a verlo.—Ella me encontró revisando unos papeles con la información de tu familia, además, estamos en el mismo bando, no le veo problema a que ella esté enterada de lo que te pasó. —exclama—. Génesis, ella también perdió a su hermano, no te pongas así.Me volteo, furiosa.—¡Claro que me pongo así, y peor si quiero! —suelto en un alarido—, no me gusta que ande
GénesisLo miro acercase, está tan guapo como siempre. Fue casi una tortura no buscarlo en todo el día, ayudó que dormí gran parte de la mañana. Hoy, no trabajé, le pedí el día libre a Miche... Ancel, para hacerle esta sorpresa a Marcus.Se sienta en la cama y pasa una mano por mi muslo, su contacto me estremece.Sonrío con coquetería, al principio no estaba segura de hacer esto. Pero Karen me convenció, casi salgo del baño cuando escuché el tono decepcionado de Marcus cuando Karen le dijo, por cuarta vez, que no me encontraba ahí.—No sabes lo feliz que me hace verte aquí. —murmura, subiendo y bajando su palma por mi muslo.—No podría dejar que acabara el día sin felicitarte. —digo, incorporándome—. Tengo muchas cosas planeadas para ti. —susurro contra sus labios. Cuando va a besarme me aparto, gruñe, frunciendo el ceño— aún no, hoy iremos lento, dándole más sensualidad al asunto.Por sus ojos pasan destello
Ella, con toda su sensualidad, la misma que me embriagó hace casi más de un año, se acerca. Intenta tocarme pero agarro su brazo antes de que toque mi piel.—No me toques, Clara. —ordeno molesto.Su presencia me enoja, me enerva muchísimo. Es una desgraciada que tiene el descaro de presentarse aquí, aún sabiendo que la odio, tanto o más de lo que la amé una vez.—Antes no ponías resistencia a mis caricias, déjame hacerte recordar, yo sé que puedo hac...—Escúchame bien, Clara, lo nuestro se acabó —aseguro—, es mejor que te vayas de aquí, no te maté cuando descubrí tu farsa porque aún tenía sentimientos por ti. Así que vete, lárgate.—No me iré, hasta que resolvamos lo que pasó. —suelta con firmeza, rompe nuestro contacto y sonríe, Clara siempre fue una mujer segura de sí, despiadada.Su belleza siempre fue un arma que supo utilizar muy bien para lograr lo que se prometía. No voy a negar que en más de una ocasión tuve que poner en su lugar a más de
—Excelente, ven. Vamos a tomar un taxi. —me dice.—¿A dónde iremos? —pregunto con una ceja alzada.—Camina, no te mataré ni nada por el estilo. —bromeó.Rodé los ojos y sin esperar más, comencé a caminar. Nos paramos en la acera y tomamos el primer taxi que cruzó. Ancel le pasó un pequeño papel con la dirección alegando que si no sé a dónde vamos la sorpresa será mejor.Ya me estaba cuestionado por qué demonios decidí hacerle caso a ella, y venir sabrá Dios a dónde, pero ya no había vuelta atrás.Me dejé caer contra el asiento y cerré los ojos por un momento. Las imágenes de Marcus y yo, en la cama, en el suelo, y en todos los lugares que hemos hecho el amor llegan a mí mente. Su hermosa sonrisa, lo suave de su cabello. Lo sereno que se ve mientras duerme...Todo, lo feliz que soy a su lado.Todo llegó de sopetón, y así mismo se esfumó, de un momento a otro se acabó. Abrí los ojos.Suspiré, tení
—Gen... —murmura.Yo lucho por contener las lágrimas, no le daré el gusto a esa zorra de verme llorar.Pongo una mano para que se detenga.—No hay nada que decir, nada que explicar. —miro como Clara se regodea en la victoria—. Mis ojos ya lo han visto todo, es más que claro que la prefieres, no te preocupes, yo me apartaré. No seré un estorbo.Lo veo hacer una mueca.—Me niego a que te alejes de mí. —intenta acercarse pero yo retrocedo, mi acción le duele, pero estoy segura que su molestia no es tan grande como la que siento yo ahora—. Clara, tienes cinco malditos minutos para que te vistas y te largues de aquí, si no lo haces te juro por la memoria de mis padres que acabaré contigo.Por primera vez escucho ese tono de voz en Marcus, está enojado, muy furioso.—Pero mi amor, ¿cómo quieres que me vaya después de nuestra noche juntos? —al escucharla, mi corazón se rompe un poquito más.—¡Deja de mentir! —grita Marcus sobre