El conde me gana tamaño por unos seis centímetros, aprieto los labios.
Sus ojos me detallan.
—¿No podría usted estar interesada en mi? —pregunta.
—No. —respondo de inmediato, y totalmente segura, si hubiera llegado unas semanas antes de seguro hubiera llamado mi atención, pero un ruso llegó primero y es a él a quien le pertenece mi corazón.
—¿Me considerara poca cosa? —indaga, se ve sumamente tranquilo. Ya no hay rastro de irritación en su persona, ahora más bien parece intrigado.
—Al contrario, señor —cuadro mis hombros—. Es usted muy guapo, es un hombre de mucha clase y tiene dinero —mi último comentario lo hizo apretar la mandíbula—, son muchas cualidades que atraerían a cualquier mujer.
—Pero a usted no, ¿puedo saber por qué?
&md
—¿Cuando entenderás que solo fue un desliz de una noche? —mi parte curiosa hace detener mi andar, y esconderme en una columna para escuchar.—Nunca, preciosa, no puedes mostrarme el paraíso y pretender que voy a conformarme con una noche —le responde Nikolay.Asomo un poquito la cabeza por la columna.Nikolay está detrás de la barra dónde se encuentra Michelle, la está casi acorralando.—Escúchame bien, Nikolay, habías aceptado que solo fuera una sola vez, no vengas ahora a querer cambiar las cosas —se ve enojada.—No te entiendo, si tanto te gustó por qué no quieres repetir —acaricia la piel desnuda de su cuello.Yo no debería estar espiándolos pero es necesario, bueno, no. Tengo que dejar de ser chismosa.—¿Y quién dijo que me gustó? —pregunta
—Perdóname, Gen —exclamo bajito, para no despertarla. Lentamente pongo una mano en su vientre—. Sé que debo decirte que se me olvidó usar protección la otra noche, pero en el fondo muero porque quedes embarazada, un bebé tuyo y mío, eso sería el motor que necesito para salirme por completo de esta vida.Dejo un beso en su frente y me levanto, hoy es el viaje con Ketlan, entro al baño y me lavo los dientes. Me doy una ducha relajante.Cierro los ojos y dejo que el agua moje mi cuerpo.Siento las manos de Gen colarse por mi pecho, ¿quién más podría ser? Sonrío.—Te levantaste, sin mí —reprocha.—Te ves hermosa durmiendo —murmuro—, en realidad no, pareces una loca, despeinada y tenías un hilo de baba, pero para mí te ves hermosa —me río—, y eso es preocupante.—Cállate —me da un leve golpe—, tú duermes con la boca media abierta y yo no me quejo.—Eso no es verdad —me doy la vuelta, su imagen desnuda, con el cabello
Brian sonríe ampliamente, y él mismo reparte las cartas.—Hay un problema —digo, llamando la atención de mis acompañantes—. No tengo dinero que apostar.—No te preocupes, sabremos resolverlo —exclama él.—Si quieres puedo prestarte —me susurra el conde.—No se preocupe, conde —interviene Brian.Lo miro con los ojos entrecerrados.—¿Que pretende... Señor? —trato de disimular mi ironía pero es inevitable, Brian y yo nos vemos en vueltos en una burbuja de odio.El aire se torna tenso, una silla siendo arrastrada nos distrae de nuestro duelo de miradas asesinas.El padre de Brian al parecer, se va.—Discúlpenme, señores, señorita —me mira, sus ojos muestran tanta maldad, y es en este momento en que doy fe que los ojos son la venta del alma, solo que la de &ea
Marcus06:56 pm Las VegasKetlan y yo estamos de vuelta, decidimos volver un poco más temprano, y que bien, así puedo ver a Gen, la extrañé mucho.El botones termina de tomar nuestras pequeñas maletas, él las llevará a la habitación.—Marcus, nos vemos más tarde —empieza Ketlan—, antes de irme me iré a despedir, ¿o vendrás con las ragazze?—Creo que iré con ellas, y cualquier cosa yo te aviso. —le digo.—Va bene, adiós —se va.Yo por mi parte me dirijo al despacho de Brian, entro y lo encuentro fumando, está en el balcón y parece que está muy concentrado en sus pensamientos.—Brian. —llamo su atención.Voltea unos cortos segundos y luego vuelve a poner su mirada al frente.—Marcus, tengo que contarte algo —veo su perfil, una sonrisa asoma sus labios.—¿Sobre qué? —indago.hace silencio y deja salir el humo del cigarrillo, tira
MarcusSuavemente, y llevándome su labio inferior entre mis dientes, me separo de ella. Sus ojos verdes me ven con absoluta sorpresa.—¿Cómo es que...? —empieza a preguntar, pero tomo sus manos y las beso.—No preguntes por qué estoy yo, y no él —trato de no pensar en eso—. No quiero discutir contigo aunque tengo motivos para hacerlo. Solo quiero disfrutar este momento, te extrañé Gen.Ella sonríe tan ampliamente, sus ojos brillan, antes de poder reaccionar la tengo encima de mí, sus brazos envolviendo mi cuello.La confusión me invade cuando la escucho sollozar, su abrazo toma más fuerza.—Soy una estúpida —dice, sorbiendo por la nariz—, solo cometo idioteces.—Lo sé.—Hey —me da un golpe—, se supone que debes decir que no soy estúpida, y que todos cometemos errores.Me río.—Es que, no me gusta mentir —acaricio su cabello, aspiro su delicioso aroma—. No vuelvas a hacer eso Gen, s
—Habla —exige.Se ve verdaderamente preocupado por ella, pero yo prometí no decir nada.A ver Génesis, usa la inteligencia que te dió Dios para cambiar las cartas a tu favor.—¿No te has puesto a pesar en que tú tienes la culpa? —pregunto, cuando su rostro muestra confusión, sé que voy por buen camino.Y es verdad, Alice se fue por su culpa, bueno, culpa de los dos.—No tendría por qué —dice de inmediato—. Alice siempre fue tratada con respecto, y su sueldo incluso fue más alto de lo que debería.—Es más bruto de lo que creí —murmuro. Él me da una mala mirada—. ¿No era obvio?—¿Podrías ir al grano?, ya estoy cansado de que te andes por las ramas, —espeta, no se ve muy contento.Al parecer el conde no es un ser de paciencia, un nuevo dato.—Alice estaba enamorada de ti, y decidió marcharse porque no soportaba la idea de que su amor solo sea un imposible —suelto.Y eso también es verdad.Él parece meditar mis palabr
El entorno se torna medio incómodo.—Marcus, por Dios —sonrío—. Tú mismo me dijiste sus nombres, —miento—. Ambos nombres —recalco eso—. ¿No te acuerdas?Créetelo, créetelo, créetelo.—Creo que sí me acuerdo —contesta, no parece muy convencido y me mira con los ojos entrecerrados.—En ese caso, ¿por qué no vamos a tomar algo al bar? —propone Ivone, se ve que es muy simpática.—No puedes tomar alcohol —le dice Marcus.Intento disimular mi conmoción, estoy que me da algo pero me aguanto.Trato de no delatar la emoción, trato de no llorar...Tanto tiempo, casi diez años sin verlo y ahora lo tengo enfrente de mí.Aunque él no me recuerde...Lo miro de reojo, y lo encuentro analizándome con su entrecejo fruncido.—Ridículo. —espeta ella—. Pero no importa —me toma del brazo—. Vamos a tomar algo para conocernos mejor, tenía muchas ganas de saber quién tiene el corazón del aburrido de mi hermano.
Lunes 12 de febrero5:00 pmMarcusCamino por el pasillo, me dirijo a una de las habitaciones dónde se supone se encuentra Gen. Desde hace casi veinticuatro horas no la veo, y me está haciendo demasiada falta su compañía.De verdad estoy mal.Sonrío como estúpido cada vez que la escucho hablar, cuando la veo sonreír... O simplemente cuando duerme.Es tan hermosa, divertida, aunque no es una persona que anda diciendo a cuatro vientos lo que siente por mí, me lo demuestra cuando me besa, cuando hacemos el amor. Hasta cuándo se pone celosa.Es magnífico verla.Termino de llegar y toco la puerta.Unos segundos después ella abre, se ve cansada, y está media despeinada.—¿Qué haces aqu...?No la dejo terminar porque mis brazos la envuelven en un abrazo.—Te extrañé. —confieso.Ella corresponde el abrazo y así n