Esmeralda sentía una mayor relajación, aunque también varias molestias físicas por la intensa maratón de sexo a la que Kenton la había sometido. No es que tuviera quejas, en lo absoluto, solo que había comprendido que poder dejarse llevar lo motivaba mucho más. ¿Cuántas veces habían tenido relaciones estando justo a la mitad del contrato? No era capaz de contarlas así lo quisiera. Observó a Kenton mirarla fijamente y eso la puso bastante nerviosa. Tal vez creía que él quisiera hablar de lo que habían hecho y no estaba lista para eso. Aceptar para si misma que dejándose llevar había disfrutado mucho más era factible, pero asumirlo en voz alta no. Buscando aligerar el ambiente intentó bromear. -Así planeas que nos veamos más veces en la semana, ¿Pretendes que no camine?- Ella rió pretendiendo mostrar una relajación que estaba lejos de sentir -Tengo que disfrutarte. Tenemos el tiempo en contra y tú te niegas a continuar- Suspiró y la atrajo a sus brazos -Creo que intentar brom
Kenton sonreía perdido en sus pensamientos. Esmeralda era fantástica y única, ¿De que manera podría retenerla a su lado? La necesitaba. El vicepresidente y mejor amigo del CEO entró a la oficina sin golpear como era costumbre y notó que fue ignorado, o mejor dicho, no fue visto. Observó como Kenton extrañamente sonreía y no fue difícil adivinar quien sería el motivo porque la había visto marchar. Kenton volvió en si y no se molestó por ver allí a su mano derecha; estaba de excelente humor. -¿Tengo razón en lo que ví?- Le preguntó su amigo con una seriedad única -No se que fue lo que viste, ¿De que hablas? La reunión con el inversionista chino fue cancelada debido a que él aún no logró salir del aeropuerto. ¿No ves las noticias? Hubo inundaciones allí...- Fue callado con un ademán -Se lo que está sucediendo en China. Tengo que estar informado así como ya averigüé los daños patrimoniales que sufrió para saber si es viable o no seguirlo considerando para un futuro cercano,
Un nuevo fin de semana llegó y Kenton ya no podía soportar el deseo que albergaba por Esmeralda. Ella no sabía realmente si ir o no, porque sentía ciertas molestias en su zona abdominal, lo que anunciaba que su periodo llegaría pronto. Al revisar el calendario notó que probablemente en tres o cuatro días llegaría y por eso tomó un analgésico antes de irse. Kenton había enviado a un chofer y la dirección a la que fue dirigida fue a una de sus lujosas viviendas. Ella se sintió más tranquila de no tener que ir al cuarto de hotel, porque allí todo parecía subir de intensidad al punto de desconocerse a si misma. Kenton sentía que sus manos sudaban por la ansiedad, estaba impaciente. Cada noche después de haber estado en el hotel ella se había aparecido en sus sueños y desde entonces sufría erecciones matutinas que lo obligaban a masturbarse como un adolescente gimiendo su nombre al correrse. Al abrirse la puerta, él se aproximó deprisa para recibirla. Se obligó a calmarse, lo prime
Con suma lentitud los días transcurrían para Esmeralda que consideraba que su tiempo junto a Kenton parecían no tener final. A él le parecía que su tiempo juntos escapaba de sus manos; los días parecían ir muy deprisa y su ansia por retener a su hermosa empleada no hacía más que aumentar. Kenton buscaba la manera de poder continuar aquella aventura pasional junto a Esmeralda, aunque no sabía cómo lograrlo. Íntimamente la satisfacía de cada manera, además la trataba super bien, ¿Qué más le hacía falta? Durante una de las tantas noches solitarias, el empresario tuvo un sueño que cambiaría más de una vida. En su mente aquello estaba mal, pero estaba seguro de hacer lo que fuera con tal de conservar a Esmeralda a su lado. Tal vez si lo hubiese hablado con su amigo él le habría quitado la idea de la mente dándole buenos consejos, pero no lo hizo. (.....) El día previo a un nuevo fin de semana juntos, Kenton fue a visitar a Dylan. El niño lo había llamado quitándole el teléfono a
Dos días antes... Lourdes se vistió rápidamente. Ser madre soltera no era una tarea facil y más teniendo en consideración la edad de su hijo más pequeño. Ella había bañado y arreglado prolijamente a sus niños, mientras que ella se había vestido de forma sencilla y amarrado su cabello en una coleta simple. Normalmente, Lourdes revisaba su billetera para comprobar que tenía dinero y todo lo que necesitaba. Le había ocurrido cuando Dylan era más pequeño, que él había quitado todo el contenido de su bolso y al ir a comprar había descubierto que no tenía dinero ni sus documentos; debiendo así dejar toda la compra y volver a casa. Después de aquel suceso, ella siempre revisaba todo minuciosamente. Aún en el apartamento había mercadería por montones, pero Dylan deseaba comer unos bocaditos de pescado que vendían en el supermercado que estaba cerca. Gracias a la compra tan generosa de Kenton, ella había logrado ahorrar bastante dinero y le apetecía poder comprar algunas cosas que norma
Lourdes miraba desde la distancia que aquel invitado indeseado seguía cómodamente trabajando en su sala tal como si fuera su propia oficina. Para ella era un descarado, ¿Qué persona en su sano juicio se quedaba en un lugar donde no fue invitado? Dylan fue a continuar su merienda y la llamó, por lo que fue a ocupar el lugar que le correspondía en la mesa. Previamente a eso, pasó con total intención por el lado del ejecutivo y fingió pisarlo sin querer. -Fíjate por dónde caminas- Gruñó adolorido -Diría que lo lamento pero no es verdad- Lo miró desafiante Kenton y Esmeralda cruzaron miradas desconcertadas debido al comportamiento de esos dos. -Kenton, ¿Recuerdas que me dijiste que podía pedirte lo que necesitara?- Dylan pensaba en hacerle un pedido especial al admirador de su tía -¿Necesitas algo?- Sonrió con simpatía hacia el niño que con esos ojitos podría convencerlo de lo que quisiera -¿Puedes comprarme los globos grandes que venden en el supermercado? Él sabe cual
Alvarito estaba en los brazos del vicepresidente y jugaba con su corbata. La estiraba amenazando ahorcarlo, pero ¿Quien podría culparlo? Los colores llamaban su atención. -Debería tirar más fuerte- Comentó Lourdes sin quererlo en voz alta e hizo que él elevara una de sus cejas -¿Sabes cuántas cosas se pueden hacer con una corbata?- Se acercó a ella que ya se había puesto la blusa -Ahorcarte es una- Cruzó sus brazos y él notó como sus pechos se juntaban aún más -Atar tus manos para desnudarte y hacerte de todo es un mejor uso- Abrió sus labios indignada -Eres un degenerado. Te quiero fuera de mi casa- Se acercó a él y le habló con firmeza esperando que él notara que hablaba en serio -Apasionado, creativo... son palabras que mejor me definen. ¿Eres una mujer libre o tienes a alguien?- No pudo contener la pregunta -Jamás estaré sola, tengo a Dylan y Alvarito- Fue a la sala y él la siguió observando su trasero -¿Tienes un hombre?- Preguntó más que interesado -Eso n
El vicepresidente seguía intentando poner aún más nerviosa a Lourdes. Él no se alegraba de los motivos de su prolongada soltería, pero creía que al tener una abstinencia tan larga sería aún mejor y más placentero llevarla a la cama. Su tamaño, del cual estaba muy orgulloso, sería imposible que no la complaciera y la dejara anhelante de más. -Kenton, ¿Te dije que conseguí el Ferrari para mí colección miniatura?- Le dijo a su amigo que lo miró extrañado -¿El que buscaste por meses?- Preguntó -Ese mismo. Tengo todos los coleccionables de Ferrari- Dijo orgulloso mirando de reojo a Dylan -¿Coleccionas autitos?- El niño se interesó y él internamente sonrió -Desde hace años. Tengo una colección bastante grande, ¿Te gustaría verla?- Lourdes lo pellizcó justo en la pierna y él la detuvo de inmediato -¿Puedo ir?- A Dylan le brillaban sus ojos de emoción -Tengo una habitación con algunas pistas. Te las mostraré, ¿Te gustaría ir mañana? Yo paso a recogerlos y los invito a cena