Estimadas lectoras y lectores Aquí les dejo un capítulo más de esta historia...
- Cuéntame más sobre nosotros… - Dijo Pietro mientras conducía.Celeste lo quedó viendo atónita, pero, entendía que Pietro estaba intentando enlazar sus recuerdos. Ella contó todo lo que habían vivido en Italia y Eslovenia, muchas de las cosas que vivió a su lado, le generaban ciertas emociones que iban desde amor, cariño, hasta el extremo de tristeza o ansiedad.- ¿Qué sucede? – dijo Pietro cuando vio cómo ella cambió el semblante tranquilo a uno más reservadoElla tomó aire y suspiró, con ese suspiro, pretendía dejar salir el nudo en la garganta que llevaba cargando desde que salió de la casa de Pietro en Eslovenia, cuando supuestamente ella pensaba en abandonarlo.- Nada. – Respondió Celeste de manera cortante.- ¿Estás completamente segura? – Dijo Pietro alzando una ceja y haciendo a un lado el auto para detenerse en el camino.Luego de ello, bajó del auto, lo rodeó y abrió la puerta del lado de Celeste, le extendió una mano y la hizo bajar del auto.Era claro que Celeste intentaba
Luego de unas horas en carretera, finalmente Pietro y Celeste, llegaron a Gaeta, ya los esperaba el abogado Rizzo.- Hola, Darío… - dijo Pietro al ver al hombre, el cual lucía un poco mayor.Pietro aún no se acostumbraba a ver a todas las personas que conocía con otra apariencia, así que cada vez que veía a alguien, se sorprendía de cómo habían pasado los años sobre ellos.- Señor Pellegrini, tengo lo que me solicito… La casa, aunque me costó, el señor Barzinni terminó aceptando la oferta y me la vendió, la he puesto a nombre de Paloma Barzinni tal como lo pidió, ¿Qué necesita?- ¿Ella ya lo sabe? – Pregunto Pietro con curiosidad?- ¡No! Todo esto saldría a la luz hasta su muerte…- Bien, quiero saber si ¿Podría tomar posesión de ella? ¿Podría vivir en ella ahora mismo?- ¡Sí! Técnicamente, es suya, de hecho, aquí está la llave, la traje por si la pedía.- ¡Muy bien, Darío! Pues eso era todo lo que necesitaba revisar contigo, sin más por el momento, no te quito tu tiempo.- Para nada,
Ven, vamos a sentarnos aquí. – Dijo Pietro mientras la ayudaba a sentarse en el pasto frente al acantilado.- Creo que aún puedo… - Dijo Celeste mientras se acomodaba.- ¿Segura?- Sí…- Supongo que a estas alturas sabes a lo que me dedicaba anteriormente, ¿verdad? – Dijo Pietro con voz llena de resignación.- Sí… - Dijo Celeste con un poco de nervios.- ¿No te da miedo? ¿No has pensado en ello y los bebés? – Preguntó Pietro con nervios.- Pietro, eso fue hace mucho tiempo y tú eras demasiado joven, eso ya está en el pasado y es lo importante. Además de que también sé que no era tu lucha, era la de alguien más…- Sé que suena ridículo, pero yo lo siento como si hubiera ocurrido ayer, esa m*****a sensación es la que me tiene así…- ¿Cómo?- Inquieto… No me deja en paz, es una sensación de pérdida, es como si alguien se hubiera ido, aquí… - Dice Pietro mientras señala con el puño su pecho. – Aquí siento un dolor asfixiante, un dolor como cuando mi madre murió, un dolor permanente, no es
Pietro recorrió el cuerpo de quien sería su esposa, sus manos, al recorrer su cuerpo, sentían como si increíblemente reconocieran cada parte de la chica, tratando de ser lo más cuidadoso posible, la hizo suya, no supo en qué momento, ni cómo, pero él se había quitado su ropa. Sentir el calor con el que era envuelto su miembro, era una placentera sensación, él sentía como si fuese la primera vez que estaba con ella, la miraba, la besaba y sabía que, a partir de ahora, su vida no sería igual, pero lo aceptaba con gusto.Ella, por su parte, realmente se encontraba absorta en él, en esa mirada, en esos ojos cargados de deseo, en aquellas manos al recorrer su cuerpo, Pietro era sumamente cuidadoso con ella, ella podía sentir cómo su nariz se perdía en su cuello, era como si quisiera grabarse en su mente su aroma.De pronto, ella estaba pegada al respaldo de la cama, podía sentir cada embestida que él le daba, podía sentir cómo él probaba de su piel, cómo él se perdía en su nuca, en su cuell
La noche paso rápidamente entre besos y caricias, Pietro olfateaba el cuerpo de Celeste, su aroma a rosas le ofrecía mucha tranquilidad, abrazarla y sentir el movimiento de sus hijos de vez en cuando, le hacía sentir una extraña punzada en el pecho, no era dolor, no era angustia, era otra cosa muy parecida a la felicidad y orgullo.Los primeros rayos del sol se colaron a través de las cortinas, la mañana lucía dorada, Pietro tenía sobre su pecho a Celeste, acariciaba con delicadeza su espalda, su cabello rizado estaba más alborotado que de costumbre, un movimiento en el vientre de Celeste lo despertó.Cuidadosamente, colocó a Celeste en la almohada, la admiraba, acariciaba su vientre, siempre pendiente del movimiento de este, sonreía cuando veía cómo se movía su piel, esos bebés se notaba estaban causando estragos ahí dentro, era seguro que ambos peleaban por un poco de espacio.Mientras tenía su mano en el vientre, aquellos pequeñines se movieron con más ímpetu, tal parecía que ellos
Unos minutos de plática más tarde, Pietro y Celeste estaban en el hospital, primero fueron a ver al Dr. Wagner, el cual le explicó a Pietro que, efectivamente, conforme fuera conviviendo con las personas de las que se rodeaba en el pasado, poco a poco estarían llegando los recuerdos, era normal.Un motivo de preocupación sería si él comenzara a sentir dolores de cabeza, pero eso ya evidentemente el médico lo consideraba poco probable pero no descartable. La tecnología había avanzado a un nivel superior, por lo que, si sucedía, debía ser muy malo, pero por el momento no había motivo por el cual preocuparse.Una vez fuera de ese consultorio, la pareja se dirigió al consultorio del médico que estaba llevando su embarazo en Lazio. Celeste tenía una ginecóloga en Bassano, pero ante la situación tuvo que buscar un médico en el mismo hospital en el que estaba Pietro internado.- Señorita Celeste. – Dijo el Dr. Esposito. – Es un gusto verla por aquí, veo que ya la acompaña su esposo.- Hola, D
Pierre era un muy buen amigo de Alessia Amato cuando esta vivía en Francia, estudiaron juntos la universidad.Definitivamente, Pierre, como amigo y único mejor amigo de ella, sabía todo sobre Alessia, sabía sobre Gabriele y su loca historia de amor que, no se tragaba por completo.El hombre la conoció desde que ella cambió de carrera, Pierre muchas veces sirvió como paño de lágrimas para Alessia, la mujer en aquel entonces solo lo veía como un amigo y nada más, su mundo giraba en torno a Gabriele.Todos los suspiros y pensamientos eran para ese hombre, cuando sucedió que ella dejó a Gabriele, Pierre se había ido de viaje, jamás se lo dijo, pero su familia era una de las más adineradas en Versalles, el joven quiso pasar desapercibido todo el tiempo, solo quería llevar una vida normal en París.Cuando regresó de Versalles, se topó con la noticia de que Alessia había terminado con Gabriele o él la había terminado. Esa historia se la conocía de memoria, no tenía que ser muy listo para sabe
Massimo revisaba sus pendientes en la computadora, ahora que Pietro había despertado sin recuerdos, tanto Teodore, Aldo y Massimo se hacían cargo de los múltiples negocios de Pietro, era increíble que su hermano hubiese forjado un impero tan grande como aquel.Increíblemente, hoy día Massimo, por decirlo así, trabajaba para su hermano, aunque eso realmente a Massimo no le importaba. Hoy mismo tenía todo lo que necesitaba, un padre sabio, unos hermosos hijos y una nieta que le robaba todo el tiempo que pudiese, sin olvidar, claro, una buena mujer que lo acompañaba en las buenas y en las malas.Massimo no podía sentirse más a gusto con esa vida que hoy día llevaba, sus hijos poco a poco se adaptaban a su nuevo hogar, si bien no era la mansión donde planeaba pasar sus días, este lugar definitivamente se había convertido en un hogar. El hombre se encontraba absorto en sus pensamientos, cuando Laura entró al estudio donde su padre se encontraba.- Papá… ¿Puedo hablar contigo un momento?- ¡