Estimadas lectoras y lectores Aquí les dejo un capítulo más de esta historia...
Luego de una serie de reclamos por parte de un Pietro aturdido, Marco, no pudo seguir ahí, escuchaba cada uno de los argumentos que Pietro ponía a todo lo que estaba viviendo y eso solo le estaba molestando. Marco no conocía a Celeste, sin embargo, en algo tenía razón Pietro, ella no era el tipo de mujer en la que él se fijaría, es más, Guadalupe, su Guadalupe tampoco lo fue.- Pietro, debo ir a casa, mi familia me espera, solo te pido un favor, habla con tu hermano, hijo y prometida. Cada uno de ellos tiene piezas de tu rompecabezas, por favor, analiza bien las cosas, necesitas a todos para poder recuperarte.- Haré lo posible, Marco… - Dijo Pietro, viendo hacia la ventana.Marco se levanta de la silla en la que se encontraba a un lado de la cama de Pietro y este lo toma de su muñeca.- Marco, ¿Puedo conocer a tu esposa?- ¿Cómo?- Quiero saber ¿quién se supone iba a ser mi esposa? Y por la que iba a cuidar un hijo que no era mío.- ¡Pietro! ¡Dios! No creí que fueras exasperante en es
Celeste y Aldo se miran, ambos son los más cercanos a Pietro, pero ninguno de los dos sabe cómo responder a lo que sucede. Un Pietro con recuerdos de cuando tenía 25 años, es algo que no esperaban.- Aldo, ve, él es tu padre y seguro se alegrará al ver una copia de él, yo esperaré, tal vez pueda quedarme a cuidarlo por la noche y podamos charlar un poco… - Dijo Celeste con un hueco en el corazón.- Celeste, tú deberías entrar primero, has hecho un esfuerzo sobrehumano por estar aquí… - Respondió Aldo con un tono firme.- ¡No! Ve y, ya saliendo, me quedaré con él, ¡Tranquilo! ¡Anda! ¡Ve! – Respondió Celeste tratando de parecer tranquila.Aldo, al ver aquella mirada tranquila, acepta, se levanta del sofá y entra a la habitación. Su padre no había sido un modelo de calidez y dulzura, pero tampoco había sido un mal padre, al menos en esos casi 6 años.- ¿Así que tú eres, Aldo? – Dijo Pietro mirando de arriba abajo al joven.- Sí, padre… Responde el joven con tono firme.- ¡Vaya! Sí que Mar
Aldo, en varios momentos de la charla, le comentó a su padre si quería ver a Celeste, pero él se había negado en todo momento, parecía enojado cada vez que le mencionaba a la chica, pero cada vez que hablaba de su madre, le brillaba algo en los ojos, pero esa parte solo se la guardaría para él.- Celeste, ¿Por qué no vas a casa? Papá, está dormido, ya lo has visto, está despierto y bien, tú debes descansar en una cama cómoda, los bebes, merecen un descanso.Celeste debía admitir que necesitaba descansar, su espalda le estaba matando al igual que los pies. Aldo había habilitado la casa en Parioli, para él y la familia, por lo que no era necesario pasar la noche en un hotel. Celeste, ya cansada, decidió que sí, si era el momento de ir a descansar por fin en una cama, solo iría a darse un baño y dormir un poco.Aunque antes de irse le dijo a Aldo que pasaría a ver a Pietro, aunque estuviera dormido. Aldo, sin pensarlo dos veces, asintió en forma de aceptación, ya que Diana se quedaría en
Luego de que Massimo salió del hospital, manejó a casa; lo único que necesitaba era saber que tenía su familia nuevamente reunida. Las cosas con su hermano no habían salido del todo bien, pero esta vez, si había algo que lo ayudaba, era su familia y Diana.En esta ocasión, Diana no le acompañaba, ella había quedado de ir al hospital, en lo que Aldo llevaría a Celeste a casa, luego de que el joven regresara, ella iría a casa.Massimo no sintió el camino, pero cuando quiso percatarse, ya estaba estacionado en la cochera de la casa de su padre.Por un momento se quedó sentado ahí, detrás del volante de su auto, pensaba y pensaba en su hermano, pero por más vueltas que le diera, no sabía qué sería lo que sucedería a futuro con él. Se recargó en el asiento, cerró los ojos y recordó el día en que volvió a ver a todos sus hijos; esa escena, simplemente le ayudaba a tranquilizarse.--- 4 semanas atrás ---Luego de la operación de Pietro, las noticias no habían resultado alentadoras, al menos n
- ¿Dónde carajos estoy? – Dijo Luciano, despertando de aquel sueño forzado.- Estás en mi casa, más vale que te comportes, porque no soy una persona de mucha paciencia y sé que prometí cuidarte, pero tu madre ya no está aquí, así que no sabrá si te sucede algo o no. – Dijo Antonio Moretti viéndole fijamente.- ¿Qué haces tú aquí? – preguntó Luciano, incrédulo.- Ya te dije, estás en mi casa, ¡porque no estaría en mi propia casa!- Bueno, eso ya lo sé y mi pregunta va más por la parte de ¿Dónde está mi madre?- Ella está bien, pero tomó su decisión, ella quiere que tú seas libre, quiere que tú termines tu carrera y seas un hombre de bien, no quiere ser una atadura para que salgas adelante. Bueno, al menos eso es lo que me dijo, yo no la conozco bien, tú sí. – Dijo Moretti de manera muy tranquila.- ¿Cómo está el joven? – Dijo la esposa de Moretti.- ¡Está bien! Ya reaccionó…- ¡Albricias! Esa es una excelente noticia, ya me estaba preocupando. Tú, déjalo descansar y quita esa cara de po
Habían pasado dos semanas y Pietro no daba señales de querer hablar, ni ver a Massimo o Celeste. Básicamente en el hospital, donde en algún momento, fuera de la habitación de Pietro estaba todo el mundo, ahora solo estaba siendo vistada por Aldo y de vez en cuando por Marco. Celeste, por su lado, trataba de mantenerse tranquila y ser positiva, aunque en esta terrible situación, realmente no sabía hasta dónde podía ser positiva. Ella había evitado acercarse al hospital desde lo dicho por Pietro, Aldo en un inicio insistía en que ella fuese, pero un día Paloma y Celeste platicaron, esta última decidió contarle a Paloma lo que había dicho Pietro, así que ni Aldo, ni Paloma insistieron más. Aldo no quiso presionarla más, así que en aquel tiempo solo se limitó a visitar a su padre, el cual, con el paso de los días, iba tomando más fuerza, por lo que en poco tiempo el hombre podría ser dado de alta y sería el momento de ir aclarando varias cosas. Durante el tiempo que Pietro permaneció s
Pietro tenía los ojos cerrados, su hermano continuaba sentado a su lado, le intrigaba saber qué era en lo que estaba pensando en ese momento, no quería presionarlo, así que esperó a que él hablara. - ¿Qué hago con Celeste? – Dejó salir Pietro con preocupación en la voz. - ¿Cómo? ¿A qué te refieres? – Preguntó Massimo, intrigado ante tal cuestión. - ¡Sí! No sé qué deba hacer con ella, ya que por más que lo intento, ella simplemente no me despierta nada y eso me preocupa, ¡Está embarazada! Todos me dicen que son mis hijos, pero por más que intento, no me veo con ella, esa chica es todo lo contrario a lo que elegiría. Marco me dijo algo que es verdaderamente importante, no debía lastimarla, ella ha estado aquí sin falta, no, al menos hasta que le pedí que no viniera más… Ella no podía seguir en el hospital, eso le podría hacer daño a ella y a los bebes, sé que soné duro, pero esa fue la única manera de hacerla descansar. – Dijo Pietro mientras se acomodaba en el asiento. - ¡Oh! Así q
Una vez que Massimo salió de la habitación de hospital, Pietro se sumergió en sus pensamientos, analizaba qué sería lo siguiente que debía hacer. Estaba claro que su vida había cambiado por completo y Massimo tenía razón, lo quisiera o no, era padre y abuelo, nuevamente volvería a ser padre y había una mujer que lo estaba esperando.Rápidamente, tomó el teléfono que tenía en la mesa a un lado de su camilla y llamó al Dr. Wagner, quien no tardó en llegar.- Dr. Wagner, ¿Cuándo demonios podré salir de aquí?- Señor Pellegrini, usted puede salir en el momento en que lo decida…- Entonces, ¿Por qué demonios no me han dejado salir aún?- Bueno, no se le ha dado el alta porque lo mantuvimos en observación, pero la verdad es que cuando vimos su desconcierto con todo lo que estaba viviendo, preferimos no darle más preocupaciones, pero si usted ya se siente capaz de estar en casa podría darle un alta abierta y cuando usted quiera o necesite venga al hospital.- ¿Sabe qué? Sí, ya necesito irme a