Estimadas lectoras y lectores Aquí les dejo un capitulo más de esta historia. ¡Muchas gracias por sus comentarios! Se que aun hay mucho que contar, me voy tomando el tiempo para cerrar cada personaje de la mejor forma posible. Díganme si les gustaría saber a futuro que será de todos los niños que están naciendo entre estas 3 familias.
Massimo tomaba su café, en pocas horas vería a Diana, ambos habían acordado ir juntos a ver a Pietro y Celeste. Luego Diana tuvo un contratiempo e iba a poder ir por la mañana, pero habían acordado que en la comida aprovecharían para visitarlos, ya Massimo le había hablado a Pietro para asegurarse de que estuvieran bien y no les faltara nada.Ahora la mayor preocupación de Massimo era Paolo, quien desde que fueron a las Maldivas estaba decaído, él sabía perfectamente bien que las cosas no salieron como él esperaba, pero todo era parte de la vida, todo era parte de las relaciones amorosas. En ocasiones te puede ir increíblemente bien, en ocasiones todo puede ser un completo desastre, en esta ocasión fue lo segundo.Massimo estaba pensando en ello cuando fue abruptamente interrumpido por Laura, quien llevaba en brazos a la pequeña Adele.- ¿Qué sucede, papá? – Preguntó la chica intrigada.- ¿Cómo? – Respondió Massimo saliendo de sus pensamientos.- Te noto pensativo, no está tu mente aqu
Marco y Valeria desayunaban en el jardín, podían ver cómo Gio, platicaba con sus hermanos, este niño, realmente amaba tener hermanos, si bien, Paloma era su hermana mayor, él ahora, como hermano mayor, era el más interesado en contarles sobre el mundo.Valeria aún se sentía extraña, la noche anterior le dejo un extraño sabor de boca, el ver a Pietro, le había dejado así, era obvio que algo dentro de ella se movió. El Pietro que ella conoció estaba ausente, en la mirada del hombre solo estaba en su pareja, en aquella mirada solo había amor hacia aquella chica.La chica se le hacía conocida, pero no podía recordar de dónde, por más que lo intentaba, no, su mente no podía darle respuesta. Luego estaba la madre de Aldo, aquella bella mujer, ella no conocía toda la historia, pero en algún momento supo por Paloma que aquella mujer y Pietro habían mantenido un romance un poco tórrido.Por un lado, era feliz, si Pietro era feliz eso le bastaba, si hoy día no podía recordar nada sobre el tiempo
--- Nueva Zelanda ---Habían pasado algunos meses desde que Sebastiano Di Stefano arribó a Nueva Zelanda. Ángela Moretti había seleccionado un apartamento bastante atractivo para el joven, básicamente todo lo que un joven podría necesitar. La esposa de Antonio Moretti había resultado espléndida con el joven, la mujer, a falta de hermanos, le daba todo lo que el joven no pedía, pero que ella consideraba que necesitaba, incluso le había comprado un costoso auto para poder moverse en aquel país.Cualquiera diría que, al final, ella estaba gastando el dinero de la herencia de Luciano, pero no, todo lo que le daba, era de su propio bolsillo. La joven mujer provenía de familia pequeña y siempre deseo tener un hermano, ahora que Luciano prácticamente dependía de los Moretti estaba espaciada.Antonio Moretti solo veía cómo su amada esposa parecía niña con juguete nuevo, al final resignado, solo ponía ojos en blanco cuando Ángela llegaba con alguna cosa nueva para comprarle y regalarle al chico
Teodore tomaba un trago mientras su mirada se perdía en la imagen que podía ver tras el ventanal de su lujoso Penthouse en el Burj Khalifa, desde aquel podía ver la ciudad de manera diminuta, con aquel trago trataba de apaciguar el único pensamiento que últimamente rondaba su cabeza, su hijo.El joven había heredado gran parte de su genética, el joven era alto y atlético, su rostro mostraba una mandíbula pronunciada como la de él, ojos iguales a los de su madre; marrón oscuro, expresivos y profundos. Su cabello era también herencia de la madre, abundante, lacio y oscuro, tez morena clara, algo que Teodore podía ver en aquel joven era que la sonrisa era la misma a la de Fátima.La foto que le había dejado Oscar Hariri, su abogado en aquel lugar, podría decirse que le incomodaba, lejos de hacerlo sentir bien debido a su gran parecido, le traía recuerdos llenos de culpa.--- 23 años atrás ---Fátima era una jovencita, una que por mala suerte había caído en las garras de la trata, él la co
Fátima debió ver algo en la mirada de aquel hombre, ya que solo le tomó pocos segundos responder.- ¡Sí!- Bien… Quiero que te desnudes y te metas a la cama, cubre tu cuerpo y escuches lo que escuches, no te levantes.Fátima no entendía por qué aquel hombre le había pedido aquello, pero aceptó, hizo lo que el hombre le pidió y, aunque estaba hecha un mar de nervios, simplemente se metió a la cama, cubrió su cuerpo y cerró los ojos.La chica rezaba porque no sucediera nada, rezaba porque no fuera un truco de su jefe, rezaba porque de verdad este hombre la sacará de esa m*****a vida. Mientras tenía los ojos cerrados y rezaba, escuchó ruidos provenientes de fuera de la habitación, se abrió de golpe la puerta, escuchó la voz de uno de los hombres que la cuidaban de no escapar.Pero cuando menos lo esperó, solo pudo escuchar el pataleo de este al ser asfixiado por aquel extraño cliente. Luego escuchó cómo tronó algo, ese sonido no lo olvidaría jamás, ya que cuando el hombre le pidió levanta
Leonardo Pellegrini llevaba días planeando cómo vengar a su hijo, si bien, el hombre era una persona sin escrúpulos, él podría serlo, pero jamás tocaría a su hijo. Si él mismo fue quien alejó a Pietro para que en su momento el juez Amato no le hiciera daño, ¿Cómo podría permitirse seguir tranquilo cuando Franco Amato hijo, había orquestado su muerte?El que Pietro estuviera vivo o no, ya no le importaba, es más, no quería ni verle, ¿qué le iba a decir? ¿Cómo le iba a explicar que se alió a los mismos que decidieron eliminarlo? ¿Cómo podría verlo a los ojos? ¿Cómo verlo mientras él formó parte de quien lo hundió?Leonardo no quería confrontar ni ver a Pietro, él solo quería venganza, él quería que Franco sufriera en carne propia, lo que Pietro vivía día a día. Su hijo había perdido dos veces sus recuerdos, mientras Franco ahora era uno de los más admirados en la cárcel.El hombre, pensaba en que, si bien su futuro no era para nada prometedor, ya le quedaba poco tiempo de vida, lo que hi
Habían pasado 2 semanas desde que Celeste dio a luz a sus preciosas gemelas, por parte de Celeste, cada día se recuperaba más y más de la cirugía. Sus pequeñas, cada día habían ido agarrando más fuerza, los médicos al ver aquello, luego de una semana en incubadora, las pequeñas pudieron salir a un cunero normal, ellas eran fuertes y aguerridas, los médicos llegaron a la conclusión de que con los cuidados adecuados, ellas ya podían irse a casa.Durante todo ese tiempo, la mayoría de la familia los había visitado, pero no habían tenido oportunidad de conocer a las pequeñas, quienes estaban en un área especial para bebes prematuros. Pietro, al escuchar que podían irse a casa, sintió gran alivio, ellos realmente necesitaban ir a casa, Aldo y Paloma habían ayudado a Pietro a adecuar la habitación de las gemelas, ya que con todo lo sucedido el hombre no se había querido despegar del hospital.La mañana en que el médico dijo que podían irse, le alegró por un lado, pero por otro, una extraña s
Pietro llegó a casa y, tan pronto, los demás escucharon el motor de su camioneta, salieron a su encuentro, el hombre ayudo a bajar a Celeste, que lucía resplandeciente y feliz. Pietro bajó a Fiorella y se la entregó a Celeste, él tomó a Martina en brazos y tomó fuertemente la mano de la mujer, estaba orgulloso, se sentía como el hombre más grande del mundo.Si bien todo el camino venía pensando que ahora esas pequeñas eran su responsabilidad, ya que por un momento entró en pánico, disipó esas ideas, ya había cuidado a Enzo, todo sería igual, solo que al doble. Además, en aquel entonces, los padres eran unos jóvenes inmaduros, en este caso, él era un hombre hecho y derecho, entendía que debía poner toda la atención del mundo en sus hijas y esposa.Al subir las escaleras, Celeste lo hacía pausado, pero al llegar al último escalón, suspiró de alivio, Paloma y Diana fueron las primeras en acercarse alegremente, todos estaban ansiosos por conocer a las pequeñas.- ¡Vamos! ¡Vamos dentro! Las