Se cumplía otra navidad completamente solo, sentado en un sofá frente a la chimenea con una copa de vino tinto a medio acabar.La quería por todos los cielos junto a mí, aunque no hubieran regalos qué abrir, ni tarjetas navideñas por leer, Emmy era todo y nada en ese momento.Inspiré hondo pasando del incordio dolor que venía sintiendo desde la noche anterior, posteriormente fui a la entrada donde insistían en dañar el timbre.─ ¡Feliz Navidad! ─gritó Keire, me abrazó entusiasta y me entregó una botella del mejor chianti y un pastel en su caja ─. Supuse que estarías solo. ¿Me dejarás conocer tu bella casa?Me faltaron las palabras, estaba estático frente a ella sin permitirle el paso. ¿cómo supo la dirección?─Por supuesto ─escupí disimulando la sorpresa ─. He, gracias por el obsequio.─No fue nada ─sonrió, con lentitud se quitó el saco que traía y me lo entregó. En ningún momento dejó de mirar el interior de la casa, incluso, se veía entretenida analizando el inmenso espacio.─ ¿Quie
EmmyEstaba de vuelta a casa, un par de días fuera de ella me había hecho extrañarla.─No te quedes ahí parada viendo la fachada, ve por tus maletas que el señor del taxi necesita el tiempo ─gruñó Raquel mientras arrastraba su pequeño equipaje al interior de la casa.Cuando me volví al taxi por mi bolsa, Bruno se me adelantó.─Déjame llevar tu equipaje, tampoco es que pese mucho ─aclaró.─Gracias.─No hay de qué ─me dio un leve codazo en el brazo y continuó caminando.Seguía tan despistada que si no es por el grito de mi madre pidiéndome entrar, no me doy cuenta que sigo mirando pendejamente la entrada de nuestra casa. En mí defensa, la extrañaba mucho.La extrañaba como extraño a John.¿Qué podía estar haciendo ahora?Necesito que me explique lo que vi aquella mañana. Keire y él peligrosamente juntos.¡Qué tortura!─Me daré una ducha ─avisé, recogí mi equipaje y subí a mi habitación.Una vez cerré la puerta lo primero que hice fue conectar mi celular a la corriente, por desgracia olv
Estaba delante del espejo dándome el último retoque en los labios cuando Raquel entró sin tocar, di un giro automático y brusco para encararla, pero ninguna dijo algo al respecto, ella estaba reparando mi atuendo de pie a cabeza y yo el suyo, que por cierto, era perfecto.─Te ves...¡wow! ─apareció Bruno más atrás con una gran sonrisa espantando la tensión ─. Ya eres toda una mujercita.─Bruno tiene razón, te ves hermosa ─me dijo ella con un sonrisa muy sincera, luego me abrazó de la nada dejándome completamente fría.¿Estará bien?, ¿será la menopausia?─A ver, quiero tomarles una foto así de cerquita, hace mucho que nos las veía tan unidas ─comentó Bruno, sacó su iPhone y disparó varias veces el flash.Raquel se veía incómoda pero era palpable su interés por hacerme llegar su cariño de madre. A pesar de todo la amaba.─Me he puesto sentimental ─gruñó ella logrando sacarme una risita.─Demasiado diría yo ─contesté sin dejar de verla, después de meses en discordia hoy se podía disfrutar
─ ¡He, cuidado! ─gruñó alguien a quien empujé sin querer, quise detenerme para pedirle disculpas pero Laura no me lo permitió.─ ¡Muchachas! ─gritaron las chicas del equipo desde un sofá, todas alzaron un vaso azul en honor a nosotras y luego nos saludaron de beso en la mejilla.Laura se veía más feliz que nunca, parecía ser que las fiestas eran lo suyo.─Entonces viniste ─me susurró al oído una voz conocida, cuando me giré vi a Noah.─Milagros que suceden una vez por año ─me mofé y él sonrió. Con disimulo reparé su atuendo y juro que me reprendí mentalmente por pensar con lujuria; se veía perfecto con su cazadora estilo leñador y un pantalón rasgado a la rodilla.─Te ves preciosa ─me dijo no sin antes acortar distancia, el cálido aliento de su voz chocó contra mi cuello y un temblor incómodo me atravesó ─. Esto es para ti.─ ¿Es cerveza? ─pregunté al recibir el vaso azul de plástico.─Es una mezcla de jugo de arándanos con smirnoff. Sabe bien y no te embriagará a menos que lo tomes e
Tras mi quinto vaso de jugo miré la pantalla del celular impaciente, tenía sueño y Laura parecía no entenderlo.─ ¡Eres una ñoña! ─me gritó al tiempo que bailaba al ritmo de la música, estaba menos cuerda que yo, iba por su décima ronda de cervezas. Toda una semental.No podía entender con claridad cómo mi amiga aguantaba tantas rondas sin irse de bruces contra el piso, a mí los escasos vasos de jugo de arándanos con smirnoff me tenían mareada, ni siquiera podía hacer ademán de pararme porque todo me daba vueltas.Me sentía inútil, y muy dentro de mí me reprochaba el hecho de haber aceptado la bebida.─Ya fue suficiente ─espetó Noah arrebatándome el vaso a medio beber.─Estoy cansada ─bostecé, estiré mis brazos y miré a Noah que seguía sobrio ─. ¿Tú no?─Es la costumbre, ya nada me afecta lo suficiente, ni la cerveza, ni la música. Con el tiempo mi cuerpo ha tolerado todo esto.─Claro. Noah, ¿puedes... puedes llevarme a un baño? ─no supe cómo pronunciar aquello sin que sonara vergonzo
Lo irónico era que buscaba refugiarme en los brazos de quien me había herido. Permanecí junto a él varios minutos hasta que logré reponerme, entonces él sonrió con ternura.─Perdóname, he sido un imbécil contigo.─De eso no me cabe duda.─Emmy, solo prométeme que no volverás a desaparecer.─Tú prométeme que dejarás de ocultarme cosas y serás sincero.─Si te refieres a lo que pasó con Keire...─Qué bueno que identificas el punto crítico.─Si dejas de estar a la defensiva podría explicarte mejor.─ ¡¿Cómo se supone que debo estar?!─Atenta, escuchándome, quieres que te explique y no dejas de reprocharme algo que ni siquiera pasó, fue un malentendido.─Ajá, claro.─Mírame ─sujetó mi cara, añadió ─, ya basta por amor a Dios, haces que me sienta impotente y que termine pensando mal de ti. Ahora escucha esto, Keire no significa gran cosa para mí, ya te lo he dicho en varias ocasiones, si la viste aquel día aquí no fue porque la invité, ella se presentó por sorpresa y no pude hacer nada.─ ¿
Raquel tenía planes de extender la cena, no se inmutó por recoger la mesa ni servir el postre cuando acabamos todo, Bruno parecía no percatarse y Noah lucía muy a gusto en su charla bien avenida con mi madre. ¿Cuándo terminará la farsa?Ansiosa por huir de aquella reunión me ofrecí a servir el postre. Cuando llegué a la mesa con la tarta de arequipe mi celular repicó, aprovechando que todos seguían distraídos miré la pantalla.¿Puedo verte?Att: La revancha personificada.Por eso me gustaba tanto mi profesor, sabía sacarme una sonrisa, incluso, en mis peores días.─Emmy.─ ¿Si? ─por amor a mí, deja esa cara de pendeja, Emmy.Tres pares de ojos me veían fijamente mientras se borrada la felicidad de mi cara.─ ¿No piensas servir el postre? ─inquirió Raquel.─Oh, sí, lo siento; me distraje viendo un meme que Laura me envió ─y ¡Zas!, fue así como salí por la tangente.Empecé a servir el postre, el celular siguió repicando, en la mesa no se escuchaba otro sonido distinto al de mi celular.
─ ¿Te gusta?Me mordí el labio, no supe qué contestar, John era imprescindible y cada sopresa que me daba superaba la anterior. Miré por milésima vez el mantel en el césped acompañado de un canasto para picnic y una botella de vino enfundada en una cubeta.─Eso no es todo ─lo escuché decir a mis espaldas y cuando me volví a él estaba hincado ante mí sujetando un hermoso cachorro con un enorme moño rosa en su cuello ─, ¿quieres formar una familia conmigo?Me cubrí la boca.─Vamos nena, di algo ─sonrió.─John, esto, esto es demasiado ─solté entre lloriqueando, de inmediato él se reincorporó y me abrazó fuerte.─Comparado contigo nada es demasiado.─Gracias, no me lo... ─dije mientras me separaba de sí, pero al mirarlo noté sangre en su nariz ─, ¡oh, por Dios!, estás sangrando.Automáticamente se cubrió la zona con una mano, luego sacó su pañuelo y trató de darme la espalda en lo que se limpiaba pero no lo dejé.─John, ¿te duele?, ¿quieres ir al médico?─Es, es una simple hemorragia, me