─ ¡He, cuidado! ─gruñó alguien a quien empujé sin querer, quise detenerme para pedirle disculpas pero Laura no me lo permitió.─ ¡Muchachas! ─gritaron las chicas del equipo desde un sofá, todas alzaron un vaso azul en honor a nosotras y luego nos saludaron de beso en la mejilla.Laura se veía más feliz que nunca, parecía ser que las fiestas eran lo suyo.─Entonces viniste ─me susurró al oído una voz conocida, cuando me giré vi a Noah.─Milagros que suceden una vez por año ─me mofé y él sonrió. Con disimulo reparé su atuendo y juro que me reprendí mentalmente por pensar con lujuria; se veía perfecto con su cazadora estilo leñador y un pantalón rasgado a la rodilla.─Te ves preciosa ─me dijo no sin antes acortar distancia, el cálido aliento de su voz chocó contra mi cuello y un temblor incómodo me atravesó ─. Esto es para ti.─ ¿Es cerveza? ─pregunté al recibir el vaso azul de plástico.─Es una mezcla de jugo de arándanos con smirnoff. Sabe bien y no te embriagará a menos que lo tomes e
Tras mi quinto vaso de jugo miré la pantalla del celular impaciente, tenía sueño y Laura parecía no entenderlo.─ ¡Eres una ñoña! ─me gritó al tiempo que bailaba al ritmo de la música, estaba menos cuerda que yo, iba por su décima ronda de cervezas. Toda una semental.No podía entender con claridad cómo mi amiga aguantaba tantas rondas sin irse de bruces contra el piso, a mí los escasos vasos de jugo de arándanos con smirnoff me tenían mareada, ni siquiera podía hacer ademán de pararme porque todo me daba vueltas.Me sentía inútil, y muy dentro de mí me reprochaba el hecho de haber aceptado la bebida.─Ya fue suficiente ─espetó Noah arrebatándome el vaso a medio beber.─Estoy cansada ─bostecé, estiré mis brazos y miré a Noah que seguía sobrio ─. ¿Tú no?─Es la costumbre, ya nada me afecta lo suficiente, ni la cerveza, ni la música. Con el tiempo mi cuerpo ha tolerado todo esto.─Claro. Noah, ¿puedes... puedes llevarme a un baño? ─no supe cómo pronunciar aquello sin que sonara vergonzo
Lo irónico era que buscaba refugiarme en los brazos de quien me había herido. Permanecí junto a él varios minutos hasta que logré reponerme, entonces él sonrió con ternura.─Perdóname, he sido un imbécil contigo.─De eso no me cabe duda.─Emmy, solo prométeme que no volverás a desaparecer.─Tú prométeme que dejarás de ocultarme cosas y serás sincero.─Si te refieres a lo que pasó con Keire...─Qué bueno que identificas el punto crítico.─Si dejas de estar a la defensiva podría explicarte mejor.─ ¡¿Cómo se supone que debo estar?!─Atenta, escuchándome, quieres que te explique y no dejas de reprocharme algo que ni siquiera pasó, fue un malentendido.─Ajá, claro.─Mírame ─sujetó mi cara, añadió ─, ya basta por amor a Dios, haces que me sienta impotente y que termine pensando mal de ti. Ahora escucha esto, Keire no significa gran cosa para mí, ya te lo he dicho en varias ocasiones, si la viste aquel día aquí no fue porque la invité, ella se presentó por sorpresa y no pude hacer nada.─ ¿
Raquel tenía planes de extender la cena, no se inmutó por recoger la mesa ni servir el postre cuando acabamos todo, Bruno parecía no percatarse y Noah lucía muy a gusto en su charla bien avenida con mi madre. ¿Cuándo terminará la farsa?Ansiosa por huir de aquella reunión me ofrecí a servir el postre. Cuando llegué a la mesa con la tarta de arequipe mi celular repicó, aprovechando que todos seguían distraídos miré la pantalla.¿Puedo verte?Att: La revancha personificada.Por eso me gustaba tanto mi profesor, sabía sacarme una sonrisa, incluso, en mis peores días.─Emmy.─ ¿Si? ─por amor a mí, deja esa cara de pendeja, Emmy.Tres pares de ojos me veían fijamente mientras se borrada la felicidad de mi cara.─ ¿No piensas servir el postre? ─inquirió Raquel.─Oh, sí, lo siento; me distraje viendo un meme que Laura me envió ─y ¡Zas!, fue así como salí por la tangente.Empecé a servir el postre, el celular siguió repicando, en la mesa no se escuchaba otro sonido distinto al de mi celular.
─ ¿Te gusta?Me mordí el labio, no supe qué contestar, John era imprescindible y cada sopresa que me daba superaba la anterior. Miré por milésima vez el mantel en el césped acompañado de un canasto para picnic y una botella de vino enfundada en una cubeta.─Eso no es todo ─lo escuché decir a mis espaldas y cuando me volví a él estaba hincado ante mí sujetando un hermoso cachorro con un enorme moño rosa en su cuello ─, ¿quieres formar una familia conmigo?Me cubrí la boca.─Vamos nena, di algo ─sonrió.─John, esto, esto es demasiado ─solté entre lloriqueando, de inmediato él se reincorporó y me abrazó fuerte.─Comparado contigo nada es demasiado.─Gracias, no me lo... ─dije mientras me separaba de sí, pero al mirarlo noté sangre en su nariz ─, ¡oh, por Dios!, estás sangrando.Automáticamente se cubrió la zona con una mano, luego sacó su pañuelo y trató de darme la espalda en lo que se limpiaba pero no lo dejé.─John, ¿te duele?, ¿quieres ir al médico?─Es, es una simple hemorragia, me
A eso de las cuatro de la tarde llegué a casa, Raquel y Bruno no estaban, así que fui a mi cuarto y me di una larga ducha para después bajar a la cocina y prepararme algo de cenar.Entré a la cocina, extrañamente las luces no estaban encendidas así que lo primero que busqué fue la palanca.─ ¡Carajo! ─grité asustada al percatarme de que John estaba de pie en un rincón mirándome ─, qué, qué haces ahí. Pudiste matarme del susto.─Lo lamento ─desprendió su cuerpo de la pared donde estuvo recostado y caminó hacia mí, agarró mi cintura y me besó la coronilla ─, quería darte un sorpresa.─Pues, pues lo has logrado ─puse mis manos en su pecho y sentí la velocidad de sus latidos, lo separé de mí y luego lo miré a la cara ─, ¿cómo entraste?, ¿cuánto tiempo llevas en ese rincón?─Vi cuanto tu padrastro y tu madre salieron, crucé el enrejado del patio y abrí la puerta; llevo alrededor de una hora esperándote.Lo miré incrédula. Qué loco.─ ¿Estabas aquí cuando entré y me duché?─Sí ─contestó con
Martes. Fingí sentirme indispuesta para faltar a clases, hecho que no era del todo falso, me dolía la cabeza de tanto darle vueltas al comportamiento raro de John, y aún cuando no conseguía entenderlo, terminaba justificándolo.Todavía en pijamas bajé a la cocina por cereal y leche, Raquel ya tenía mi cuenco servido, estaba uniformada y lista para irse a trabajar.─Si llegas a sentir peor no dudes en llamarme, si no te contesto llamas a la estación y dejas la razón, o llamas a Bruno y él inmediatamente vendrá a verte, ¿entendido? ─me sonrió con preocupación.─Tranquila, estaré bien ─le devolví la sonrisa, luego ocupé uno de los taburetes de la encimera y empecé a comer lentamente.Tras escuchar el portazo de su salida dejé de comer y del bolsillo trasero de mi pantalón de pijama saqué el sobre que John abandonó sobre mi cama. ─Para Emmy con cariño.─decía la portada. Mis manos empezaron a temblar de la misma forma que lo hicieron mis labios, tenía tantos sentimientos encontrados, que d
Bajé del auto de Bruno e inspiré hondo cuando vislumbré la fachada del instituto, lo que menos quería era estar allí.─Emmy ─me incliné frente a la ventanilla para mirar a mi padrastro ─, si llegas a sentirte mal no dudes en llamarme, ¿de acuerdo?─Claro, gracias por traerme Bruno.Crucé la entrada y posteriormente el pasillo, hasta dar con mi casillero, al abrirlo un sobre resbaló entre los libros y cayó a mis pies. Sorprendida me mantuve estática mirándolo sin intención de recogerlo, me hice varias preguntas, entre ellas quién pudo haber dejado aquel papel en mi bloque, cómo y con qué propósito...Lo recogí, lo miré de ambos lados y luego lo abrí, dentro había una carta y una segunda pieza de un rompecabezas ─«esto es obra de John» ─, fue lo primero que deduje.─He, amiga ─sentí un brazo rodear mis hombros, al girarme encontré el rostro de Laura ─, ¿qué tal?─Hola Lau ─guardé el sobre en mi mochila e intenté sonreír.─Ayer te extrañé, ¿por qué faltaste?─Estaba mal del estómago.─An