Al bajar del avión un frío desgarrador barrió los vestigios de aquellos recuerdos con mi padre, empezaba a extrañarlo.Caminé desorientada entre la multitud buscando alguna señal de mi madre, a cambio encontré a mi encantador profesor, también lucía perdido, bastante para ser honesta, pese a su estatura parecía que yo era una hormiga entre elefantes que ni por equivocación podía notarme. Estuve viéndolo a la distancia un par de minutos, se veía más apuesto que como lo recordaba, la barba le había crecido los últimos días, traía consigo los lentes lo cual me hizo gracia, lucía aún más interesante; ataviado por un conjuntillo elegante, mirándose instintivamente el reloj de pulso.─ ¡Hey!, aquí ─agité una mano al aire, lo percibí felíz al verme y no tardé en correr a sus brazos.─Feliz cumpleaños, te extrañé, pequeña ─sentí su alma caer a mis pies, me abrazó tan fuerte que dolía.─John, me lastimas.─Perdón ─se alejó con una sonrisa ─. ¿lista para regresar a casa?─ ¿Contigo?─Sí.─ ¿Y m
Con una emergente frustración regresé a la mesa, esta vez había un pastel con mi nombre, vino y bolsas de regalo.─Pensé que no regresarías ─comentó Elizabeth.─ ¿Te sientes mejor? ─inquirió John al notar mi labio hinchado, por lo que asentí.─Feliz cumpleaños Emmy, sentimos haberte incomodado ─se excusó Isabel y luego me extendió una hermosa bolsa sellada con papel de regalo ─. Espero que te guste.─Gracias, señora.─John tiene la culpa de que no haya elegido algo mejor, solo me dijo que te gustaba el color rosado ─habló Elizabeth al tiempo que me entregó una caja con un precioso lazo fucsia encima.─No debiste molestarte.─Falto yo ─dijo Robert ─, Isabel me ayudó a elegir el regalo, a los hombres de esta familia se les da fatal hacer detalles.─De seguro me encantará ─susurré ─, gracias por todo.─Me disculpan, ¿Emmy, podemos hablar? ─vi a través de sus ojos a un John igual de frustrado que yo.─Eh, sí, claro.Fuimos a un rincón solitario del restaurante del hotel donde pudiéramos c
─John, ¿qué tienes? ─me apoyé sobre los codos, espabilé somnolienta en repetidas ocasiones, miré el despertador y luego a él; lucía agitado y aunque no podía vislumbrar su rostro discerní que algo no andaba bien, verlo sentado a los pies de la cama siendo las tres y media de la madrugada no era apropiado.─Estoy bien, cielo, vuelve a dormir ─murmuró.─Lo haré cuando tú lo hagas ─rodeé su espalda, besé sus hombros y me quedé en silencio junto a él.Perdí la cuenta del tiempo que duramos en la misma posición, solo se escuchó su respiración y el viento azotando las cortinas del balcón.─Ya estuvo bueno, volvamos a dormir ─se reacomodó conmigo entre sus brazos a su lado de la cama, se sintió demasiado bien tenerlo por entero pegado a mí, sus latidos, su respiración, sus duros músculos, y el agradable olor amaderado que no desaparecía de su piel.─ ¿Ha sido una pesadilla? ─suspiré dejándome llevar por la comodidad de su cuerpo.─No importa, duerme.Horas mas tarde me desperté sobresaltada,
─Katy, me presentó a su familia.─Eso quiere decir que lo vuestro va enserio.─Sí... ─me tumbé sobre mi cama mirando el techo ─, me siento dichosa.─Emmy, respondeme con la verdad, ¿ya lo hicieron?─No, pero hemos estado a nada solo que... ─inspiré profundo ─, para John no estoy preparada.─ ¿Y tu qué piensas?─Que tal vez tiene razón, me abruma la idea de estar desnuda frente a él, de que me duela o que quede embarazada, o de decepcionarlo.─Bueno creo que a todas nos pasa eso, por ejemplo yo tuve que tomarme unos chupitos para calmarme antes de hacerlo; es verdad que duele pero varía según el cuidado y amor que le ponga el hombre. John es... es bastante mayor, su experiencia te dará seguridad...─ ¿Y si no le gusta mi cuerpo?─A quien le tiene que gustar es a ti, cuando te sientas segura de lo que posees nadie se atreverá a hacerte el feo. Además, no hay prisa, apenas están empezando.─Lo mismo digo.─ ¿John te presiona?─No, nunca, pero a veces lo veo contra la espada y la pared.─
JohnCrucé la calle seguro de haber visto el mismo modelo de casas un par de veces, estaba perdido en un simpático y cómodo vecindario cercano a mi nuevo empleo.─ ¡Hey! ─llamé a un niño de al menos diez años pero dudó en acercarse a mi auto ─, no te preocupes, solo quiero saber en qué dirección puedo encontrar ésta casa.Le mostré una foto, él sonrió con calidez y me señaló con el dedo una casa sencilla de la que salía una chica castaña, a lejos se veía menuda y bastante joven.─Queda detrás de esa casa ─explicó.─Y pensar que he recorrido varias veces el mismo sector creyendo no encontrarla. Gracias.Con precaución conduje hacia la chica con la sana intención de pedirle ayuda, cuando estuve próximo a ella una mujer salió de la misma casa vestida de policía. Pensé en lo inoportuno y raro que parecería mi llegada, así que mantuve la distancia.Desaceleré para detallar a la chica que parecía despedirse de la oficial, luego se quedó un rato más revisando el buzón. ¿Cuál era su nombre?
El lunes se mostró alentador desde que el primer rayo de luz atravesó mi ventana, la mudanza era un hecho, mi nuevo trabajo también lo era, faltaban puntos por tachar en mi lista pero supuse que lo haría con el pasar de las semanas, las pocas que me quedaban de... ¡Puff, no hacía falta recordarlo!Mientras el equipo de mudanza hacía lo suyo, me mantuve atento a cada sugerencia del director del plantel en lo que me daba un último recorrido por lo pasillos de la institución.─Ya conoces a Harry, ¿no es así? ─quiso saber.─Por supuesto, también hemos hablado de la clase y me ha dejado en conocimiento los temas que trabajó.─Perfecto ─largó una sonrisita antes de sugerirme con la mirada que viera por la ventana de una de las aulas, donde encontré a Harry dictando su última clase ─. Keire me habló maravillas de tu trabajo, espero que seas tan bueno como dice porque Harry siempre sobrepasó las expectativas del comité académico.─Lo único que le puedo asegurar es que nací para enseñar, no pr
Cuando acabó la clase salí hacia la biblioteca, necesitaba varios volúmenes para preparar la clase del jueves.─Los libros de literatura están en el pasillo tres ─me explicó la bibliotecaria.─Gracias.─Es menuda, cabello rizado y rubio, se llama Emmy ─alcancé a escuchar al chico que acaba de ver en mi clase, Noah.─Ah, Emmy ─sopesó uno de los chicos que estaban cerca de mí ─, la he visto ir por el pasillo siete.Miré a los muchachos, ¿estarían hablando de la misma Emmy que Harry me había recomendado?Debajo de una de las mesas de estudio se escuchó una risita por lo cual me asomé extrañado y ahí la encontré nuevamente.─Puede salir ─le dije largando una sonrisa, ahora que había entendido quién era no pretendía hostigarla, había olvidado la recomendación de Harry y quería enmendar mi error.Cómo no lo supe antes, ella es Emmy.─ ¿Es su novio? ─le pregunté sin ánimo de parecer entrometido.─No, aún no.─Entonces hay esperanza para ese muchacho en un futuro ─pensé, y la idea de que eso
El problema no radicaba en el hecho de que Emmy fuera mi alumna, sino en lo que ella había empezado a sentir por mí. Desde aquella primera vez que la vi junto al buzón se metió en mis pensamientos, y tuvo un método muy inocente para seducirme.─ ¿Adivina qué?─ ¿Qué? ─le seguí el juego mientras conducía.─Obtuve cinco en física, creo que ha sido mi día de suerte ─descansó su pequeña cabeza sobre el hombro del brazo con que sostenía el freno de mano.─Bueno, no me sorprende, eres inteligente. Felicitaciones ─besé rápidamente su pelo ─. Ahora adivina tu la sorpresa que te tengo.─ ¿Me llevarás otra vez a la playa?─Ehm, no. Hablé con el comité académico sobre tu propuesta...─ ¿En serio? ─se alejó de mí para mirarme fijamente ─, ¿qué dijeron?─Eso intento decirte pero no me has dejado ─sonreí.─Lo siento.─No pasa nada, cielo. Bueno, han dicho que el campamento del río es buen lugar para la excursión, y que además ninguno de los estudiantes correrá peligro ya que es zona protegida.─Exa