─John, ¿qué tienes? ─me apoyé sobre los codos, espabilé somnolienta en repetidas ocasiones, miré el despertador y luego a él; lucía agitado y aunque no podía vislumbrar su rostro discerní que algo no andaba bien, verlo sentado a los pies de la cama siendo las tres y media de la madrugada no era apropiado.─Estoy bien, cielo, vuelve a dormir ─murmuró.─Lo haré cuando tú lo hagas ─rodeé su espalda, besé sus hombros y me quedé en silencio junto a él.Perdí la cuenta del tiempo que duramos en la misma posición, solo se escuchó su respiración y el viento azotando las cortinas del balcón.─Ya estuvo bueno, volvamos a dormir ─se reacomodó conmigo entre sus brazos a su lado de la cama, se sintió demasiado bien tenerlo por entero pegado a mí, sus latidos, su respiración, sus duros músculos, y el agradable olor amaderado que no desaparecía de su piel.─ ¿Ha sido una pesadilla? ─suspiré dejándome llevar por la comodidad de su cuerpo.─No importa, duerme.Horas mas tarde me desperté sobresaltada,
─Katy, me presentó a su familia.─Eso quiere decir que lo vuestro va enserio.─Sí... ─me tumbé sobre mi cama mirando el techo ─, me siento dichosa.─Emmy, respondeme con la verdad, ¿ya lo hicieron?─No, pero hemos estado a nada solo que... ─inspiré profundo ─, para John no estoy preparada.─ ¿Y tu qué piensas?─Que tal vez tiene razón, me abruma la idea de estar desnuda frente a él, de que me duela o que quede embarazada, o de decepcionarlo.─Bueno creo que a todas nos pasa eso, por ejemplo yo tuve que tomarme unos chupitos para calmarme antes de hacerlo; es verdad que duele pero varía según el cuidado y amor que le ponga el hombre. John es... es bastante mayor, su experiencia te dará seguridad...─ ¿Y si no le gusta mi cuerpo?─A quien le tiene que gustar es a ti, cuando te sientas segura de lo que posees nadie se atreverá a hacerte el feo. Además, no hay prisa, apenas están empezando.─Lo mismo digo.─ ¿John te presiona?─No, nunca, pero a veces lo veo contra la espada y la pared.─
JohnCrucé la calle seguro de haber visto el mismo modelo de casas un par de veces, estaba perdido en un simpático y cómodo vecindario cercano a mi nuevo empleo.─ ¡Hey! ─llamé a un niño de al menos diez años pero dudó en acercarse a mi auto ─, no te preocupes, solo quiero saber en qué dirección puedo encontrar ésta casa.Le mostré una foto, él sonrió con calidez y me señaló con el dedo una casa sencilla de la que salía una chica castaña, a lejos se veía menuda y bastante joven.─Queda detrás de esa casa ─explicó.─Y pensar que he recorrido varias veces el mismo sector creyendo no encontrarla. Gracias.Con precaución conduje hacia la chica con la sana intención de pedirle ayuda, cuando estuve próximo a ella una mujer salió de la misma casa vestida de policía. Pensé en lo inoportuno y raro que parecería mi llegada, así que mantuve la distancia.Desaceleré para detallar a la chica que parecía despedirse de la oficial, luego se quedó un rato más revisando el buzón. ¿Cuál era su nombre?
El lunes se mostró alentador desde que el primer rayo de luz atravesó mi ventana, la mudanza era un hecho, mi nuevo trabajo también lo era, faltaban puntos por tachar en mi lista pero supuse que lo haría con el pasar de las semanas, las pocas que me quedaban de... ¡Puff, no hacía falta recordarlo!Mientras el equipo de mudanza hacía lo suyo, me mantuve atento a cada sugerencia del director del plantel en lo que me daba un último recorrido por lo pasillos de la institución.─Ya conoces a Harry, ¿no es así? ─quiso saber.─Por supuesto, también hemos hablado de la clase y me ha dejado en conocimiento los temas que trabajó.─Perfecto ─largó una sonrisita antes de sugerirme con la mirada que viera por la ventana de una de las aulas, donde encontré a Harry dictando su última clase ─. Keire me habló maravillas de tu trabajo, espero que seas tan bueno como dice porque Harry siempre sobrepasó las expectativas del comité académico.─Lo único que le puedo asegurar es que nací para enseñar, no pr
Cuando acabó la clase salí hacia la biblioteca, necesitaba varios volúmenes para preparar la clase del jueves.─Los libros de literatura están en el pasillo tres ─me explicó la bibliotecaria.─Gracias.─Es menuda, cabello rizado y rubio, se llama Emmy ─alcancé a escuchar al chico que acaba de ver en mi clase, Noah.─Ah, Emmy ─sopesó uno de los chicos que estaban cerca de mí ─, la he visto ir por el pasillo siete.Miré a los muchachos, ¿estarían hablando de la misma Emmy que Harry me había recomendado?Debajo de una de las mesas de estudio se escuchó una risita por lo cual me asomé extrañado y ahí la encontré nuevamente.─Puede salir ─le dije largando una sonrisa, ahora que había entendido quién era no pretendía hostigarla, había olvidado la recomendación de Harry y quería enmendar mi error.Cómo no lo supe antes, ella es Emmy.─ ¿Es su novio? ─le pregunté sin ánimo de parecer entrometido.─No, aún no.─Entonces hay esperanza para ese muchacho en un futuro ─pensé, y la idea de que eso
El problema no radicaba en el hecho de que Emmy fuera mi alumna, sino en lo que ella había empezado a sentir por mí. Desde aquella primera vez que la vi junto al buzón se metió en mis pensamientos, y tuvo un método muy inocente para seducirme.─ ¿Adivina qué?─ ¿Qué? ─le seguí el juego mientras conducía.─Obtuve cinco en física, creo que ha sido mi día de suerte ─descansó su pequeña cabeza sobre el hombro del brazo con que sostenía el freno de mano.─Bueno, no me sorprende, eres inteligente. Felicitaciones ─besé rápidamente su pelo ─. Ahora adivina tu la sorpresa que te tengo.─ ¿Me llevarás otra vez a la playa?─Ehm, no. Hablé con el comité académico sobre tu propuesta...─ ¿En serio? ─se alejó de mí para mirarme fijamente ─, ¿qué dijeron?─Eso intento decirte pero no me has dejado ─sonreí.─Lo siento.─No pasa nada, cielo. Bueno, han dicho que el campamento del río es buen lugar para la excursión, y que además ninguno de los estudiantes correrá peligro ya que es zona protegida.─Exa
Se cumplía otra navidad completamente solo, sentado en un sofá frente a la chimenea con una copa de vino tinto a medio acabar.La quería por todos los cielos junto a mí, aunque no hubieran regalos qué abrir, ni tarjetas navideñas por leer, Emmy era todo y nada en ese momento.Inspiré hondo pasando del incordio dolor que venía sintiendo desde la noche anterior, posteriormente fui a la entrada donde insistían en dañar el timbre.─ ¡Feliz Navidad! ─gritó Keire, me abrazó entusiasta y me entregó una botella del mejor chianti y un pastel en su caja ─. Supuse que estarías solo. ¿Me dejarás conocer tu bella casa?Me faltaron las palabras, estaba estático frente a ella sin permitirle el paso. ¿cómo supo la dirección?─Por supuesto ─escupí disimulando la sorpresa ─. He, gracias por el obsequio.─No fue nada ─sonrió, con lentitud se quitó el saco que traía y me lo entregó. En ningún momento dejó de mirar el interior de la casa, incluso, se veía entretenida analizando el inmenso espacio.─ ¿Quie
EmmyEstaba de vuelta a casa, un par de días fuera de ella me había hecho extrañarla.─No te quedes ahí parada viendo la fachada, ve por tus maletas que el señor del taxi necesita el tiempo ─gruñó Raquel mientras arrastraba su pequeño equipaje al interior de la casa.Cuando me volví al taxi por mi bolsa, Bruno se me adelantó.─Déjame llevar tu equipaje, tampoco es que pese mucho ─aclaró.─Gracias.─No hay de qué ─me dio un leve codazo en el brazo y continuó caminando.Seguía tan despistada que si no es por el grito de mi madre pidiéndome entrar, no me doy cuenta que sigo mirando pendejamente la entrada de nuestra casa. En mí defensa, la extrañaba mucho.La extrañaba como extraño a John.¿Qué podía estar haciendo ahora?Necesito que me explique lo que vi aquella mañana. Keire y él peligrosamente juntos.¡Qué tortura!─Me daré una ducha ─avisé, recogí mi equipaje y subí a mi habitación.Una vez cerré la puerta lo primero que hice fue conectar mi celular a la corriente, por desgracia olv