Me quedo paralizada sin saber qué hacer. En un abrir y cerrar de ojos, la ambulancia ya está frente a casa, llevándose a Franchesca con urgencia hacia el hospital.Nos subimos al coche de James y seguimos la ambulancia en silencio, tan solo se escuchan nuestras respiraciones. Al llegar al hospital, entramos en una sala de espera sin saber nada de ella. Richard se desploma en una silla. Mientras tanto, James y Anne deambulan por la sala. Me acerco a James con cautela. Al llegar a su lado, extiendo mi mano con delicadeza y dejo que mis dedos se deslicen por su espalda en un gesto reconfortante. —Todo va a salir bien. Confía en mí.James se gira bruscamente.—¿Cómo puedes decir que todo va a salir bien? ¡Todo este desastre es culpa tuya!Respiro hondo, intentando mantener la calma ante su acusación, y replico:—No, James. No soy yo quien tiene la culpa. Si realmente la amáis tanto, ¿por qué no podéis aceptar su matrimonio? ¿Por qué no podéis ver que su felicidad debería ser también la
Tres meses después...He vuelto a retomar mi vida. La última noche que vi a James fue en la puerta del hospital. Esa noche, volví a construir ese enorme muro delante de mí. Ya no siento ni padezco, disfruto trabajando. No puedo decir otra cosa, soy la mejor. He llevado el club a otro nivel, y hasta viene gente de muy lejos. La lista de espera es interminable, y he tenido que contratar a más personas y ampliar el horario. El último paso que me falta es añadir un restaurante dentro, y estoy trabajando en ello. Salgo de mi ático, monísima de la muerte, con un vestido rojo ceñido y mis tacones negros. Como todas las tardes, me dirijo a mi club, esta vez en mi nuevo coche. Me he dado un capricho ¡olé por mí! Me enamoré de un BMW negro descapotable. Me va tan bien que estoy pensando en abrir otro club, aunque aún no he decidido dónde.Entro en el ascensor, presiono el botón que me lleva hacia el parking. Las puertas se abren y allí está, bajo la luz tenue del parking. Miro mi nueva adquisi
James entra en mi despacho, su cara de asombro no tiene precio. Ya no soy esa mujer que él conoció, como una vagabunda, ahora se ha encontrado con una mujer valiente, fría y poderosa.Camino con paso ligero hasta la puerta y le digo:—Buenas tardes, señor Campbell —extiendo mi mano.—Buenas tardes, Mía —me saluda, estrechando mi mano.—Si eres tan amable, prefiero que me llames por mi apellido, es Crawford —digo con firmeza.—Estás preciosa.—Ese comentario es inapropiado. ¿Cuál es el motivo de tu visita?—Te echo de menos.—Señor Campbell, le ruego que me explique el motivo de su presencia aquí. Dudo mucho que haya venido para decirme palabras bonitas. Le recuerdo que lo nuestro terminó hace tiempo y no soy de las que miran atrás, ni siquiera para tomar impulso. No puedo ofrecerte más tiempo, tengo una cita muy importante.—¿Tienes una cita?—Sí, es cierto, tengo una cita. Y como mujer soltera, estoy en mi derecho de vivir mi vida como me plazca —No menciono que se trata de una cita
Me he sentido halagada con las palabras de Max, pero en el fondo no quiero estar en su fiesta, aunque me agrade la idea de poner celoso a James, la verdad que no me apetece tener sexo con otro hombre.—¡Oye Max! Lo lamento pero lo he pensado y no creo que pueda aceptar tu invitación. Cuando llegue el día, verás tantas mujeres hermosas que no sabrás a quién elegir.—Todavía falta un mes, piénsalo. Te aseguro que lo pasaremos genial. —No lo dudo, pero de momento tengo que decirte que no.—¡Me gusta lo difícil! —exclama, acercándose a mí—. Recuerda, quiero una gran fiesta, y el dinero no es ningún problema.Será la mejor fiesta que haya montado en mi puñetera vida, y la ganancia será brutal. Tanto, que podré darle un buen regalo a todos mis trabajadores.—Max, quiero darte las gracias por celebrar aquí tu fiesta. Te acompaño hasta la salida.—Gracias a ti, me ha encantado verte —coloca su brazo en forma de jarra—. Por favor, agárrate a mí.Entrelazamos nuestros brazos y bajamos las esca
Después de dejar a Jud en su casa para que se prepare para la cena de esta noche, conduzco hacia mi casa con la misma intención. El encuentro con James me ha hecho sudar, así que necesito una ducha urgentemente. Después, elijo para la ocasión un vestido negro ceñido que termina justo por encima de la rodilla, suelto mi cabello y y me maquillo resaltando mis ojos.Opto por pedir un taxi, consciente de que planeo beber y no querré conducir más tarde. Media hora antes de irme, envío un mensaje a Max para informarle que nos veremos después en el restaurante.Diez minutos después, el taxista se detiene frente al restaurante. Le entrego un billete y le indico que se quede con el cambio. Al abrir la puerta para bajar, encuentro a Max junto al taxi, extendiendo su mano para ayudarme. Acepto su gesto con alegría, bajo del vehículo y nuestras miradas se cruzan, y él me regala una sonrisa arrolladora.—Buenas noches, preciosa —dice, besando mi mano con delicadeza.Mis ojos se abren de par en par
Cierro los ojos, la vergüenza me inunda bajo la intensa mirada de James. Él se acerca y se arrodilla a mi lado.—¿Estás bien? Mía, por favor, háblame. ¿Qué ha ocurrido?Lentamente abro los ojos y me encuentro con su mirada llena de preocupación. Al mirar alrededor, veo a Jud y a Nati, todos arrodillados a mi alrededor. —Estoy bien —hago el amago para levantarme, pero James me detiene.—No te muevas, la ambulancia está en camino. Es mejor esperar a que te examinen.—De verdad, estoy bien, no es nada —insisto, levantándome a pesar de las protestas de mis amigas. Observo a Max, que está esposado y confundido.—¿Qué ha sucedido aquí?—Tienes que quitarle las esposas a Max, él es inocente, ha sido el otro el que ha liado todo esto —digo nerviosa.Mientras mis amigas le cuentan a James lo que ha sucedido, sigo sintiéndome aturdida. Entonces, James me toma del brazo con delicadeza y me guía lejos de la gente.—¿Estás saliendo con Max? —pregunta con una mezcla de curiosidad y celos.Pienso s
Lo miro, lo miro y no puedo creer que estemos en mi despacho para intentar solucionar lo nuestro. —Por favor, siéntate.—Mía, quiero disculparme por cómo te traté el día que me enteré de que mi abuela estaba casada. Sé que no era tu secreto y lamento haberte echado de mi vida.—Tú no sabes lo mal que me sentía por ocultarte tantas cosas, por ese motivo, siempre supe que nuestra relación tenía fecha de caducidad.—No digas eso, yo te quiero.—Yo también te quiero, pero a veces el amor no es suficiente —respiro profundamente, dispuesta a contarle todo con detalles. Me da exactamente igual lo que suceda después, ya no puedo seguir ocultando todo esto, esta información me está quemando por dentro—. Llevo años con este negocio, desde que mi tía murió. Jamás he sido una vagabunda. Un grupo de policías viene una vez por semana y se reúnen en la sala donde están mis amigos, toman mucho alcohol, de vez en cuando se acuestan con alguna clienta, pero aquí se dedican a negocios ilegales. No esto
Judith Miro a Nati, ella me está animando para que me lance, no entiende qué me pasa esta noche, pero yo no se lo puedo explicar, ni siquiera yo lo entiendo. Creo que ha sido amor a primera vista. A pesar de que he estado con muchos hombres y jamás me ha dado vergüenza, ahora me pasa al contrario, antes, si un hombre me gustaba, ahí iba yo, me lanzaba a por todas, pero con Max, parezco tonta, no puedo ni hablar. Lo intento, pero las palabras se traban en mi boca. Me gusta mucho.Desde que lo vi, sentí mi corazón palpitar de una forma extraña. Es tan guapo, tan varonil, tan gracioso, que hace que mis partes íntimas se caliente con solo mirarme. Me pongo berraca.Dejo atrás mi nerviosismo, camino hasta él con una sonrisa. Esta noche me siento empoderada, sexy, que va a buscar lo que le apetece, y me refiero a Max, estoy ansiosa por probar sus labios.¡Me está mirando! Siento un cosquilleo por mi estómago y por mis partes íntimas. ¡Lo voy a besar! ¡Lo voy a besar! ¡Recóncholis! ¡A por t