Esas personas están acostumbradas a que uno siempre dancé a su ritmo, uno maquiavélico en el que no eres más que una marioneta, sí que es cierto que siendo la CEO me vi demasiado tentado y que ahora que me ofreció corregir el contrato me volvió a tentar, tristemente ya yo me comprometí con esta chica, por tanto, no puedo dejarla ir, así como así. Las horas como siempre se diluyeron tan frenéticamente que asustaba, este tipo de trabajos consumen tu vida de una forma asombrosa, cuando vi que era la hora del almuerzo sentí su mano sobre mi espalda.—¿Comemos juntos? —Consultó ella con una cara un tanto desanimada, pensando que sería rechazada.—Por supuesto, vamos —Acepté causándole alegría.Saliendo juntos al pasillo tomados de la mano, nos metimos en el sitio en cuestión y estaba repleto, sería una terrible idea comer allí, por lo que solo calentamos la comida y bajamos las escaleras, directo a la feria de comida del centro comercial. Ubicamos una espaciosa y me puse a su lado, antes d
Una de las cosas más sorpresivas era esa, todo lo que vendíamos se consumía fuera de las fronteras, ya que en el interior de la nación Litium se ocupaba de otras cosas, era un cambio de panorama muy fuerte e incitaba muchísimo a mentir, incluso en algunas ocasiones fingíamos el acento del país en cuestión, para de esa manera conectar mejor con los compradores, Fernando era todo un experto en eso, metiéndose en sus bolsillo a prácticamente cualquiera, gente que incluso le gustaba adquirir los servicios con él por ser un socio, un camarada.Las caras ocultas de la xenofobia, los inmigrantes son geniales y divertidos, pero siempre de lejos, relacionados con otros y nunca con uno mismo. Cuando solicitaban asilo, se volvían comunes en la calle causaba repelús y hasta asco ¿Qué hace aquí? ¿Por qué no puede estar en su país? Interrogantes que van y vienen dentro de la mente de los supuestos amigos que no son nada crueles.La globalización es el mecanismo que muchísimas entidades han usado pa
Dos cuerpos sudorosos dándose gusto sin reparos, una imagen que me gustaba atesorar en mi mente como una ilusión de cómo nos veríamos cuando teníamos intimidad, desgraciadamente mi mente fue corrompida con una fotografía de la chica que amaba con otro hombre, Olesia tuvo la razón, no valía la pena y solo mi necedad podía indicar lo contrario, Sonia se dio cuenta cuando me estaba dando la espalda para largarme.—¡Liam! —Exclamó preocupada apartando al sujeto que yacía encima suyo.—No quiero que vuelvas a llamarme o a dirigirme la palabra —Comenté retirándome sin pausas.—Escucha, esto puedo explicarlo —Balbuceaste de forma tonta, provocándome una gran repulsión.—¿Tanto celarme para esto? Con que propósito molestarte por lo de mi amorío previo con la CEO, en verdad los ladrones juzgan por su condición, adiós —Me despedí abriendo la puerta, pero no me quedaría simplemente con esa, me retire lo más lejos que pude, contemple como mi chica lloraba desconsolada, solo para que ese desgracia
—Hasta aquí llego yo —Me despedí del señor con una sonrisa un tanto melancólica.—No vayas a llorar chico ¿Te veré de nuevo? —Interrogó con cierto sarcasmo.—Cuando el semestre inicie nos veremos, yo terminare la carrera —Prometí a él y a mí mismo.—Estupendo, recuerda lo que te dije, olvida todas esas horribles mujeres y lo que la sociedad te quiere hacer creer de los acaudalados, el dinero no es malo, tampoco es un estigma, es la herramienta más poderosa de las personas ignorantes, por lo que para un genio como tú no ha de suponer ningún problema —Declaró con certeza —Ve por Olesia —Repitió bajando la cabeza.—Lo hare… ¿Cuál es tu nombre? —Quise despedirme, pero me faltaba un detalle vital.—Alejandro, te deseo mucha suerte Liam y gracias —Reveló saludándome con la mano, un gesto raro y al mismo tiempo muy amable. Regrese a mi casa fatigado, pero con el corazón lleno de felicidad, hacerle bien a una persona es una de las mejores emociones que un ser humano puede sentir, un recorda
Que incomodo el momento en el que cruce el umbral y me tope directamente con Olesia, Corina, Sabrina y Sonia, todas mirándome fijamente con odio, la última tenía sus ojos llorosos, como marcas indiscutibles de que su teatro era muy honesto. Para aderezar este hermoso platillo había que destacar de manera magistral los moretones que tenía en su cuerpo, como no, opto por traer una camisa corta para que estos se vieran nítidamente, lo cual ya de por si destrozaba mi imagen delante de la mayoría, no habría forma de corregir eso, la elegancia y el cariño con el que la gente me trataba estaba acabado.—Siéntese señor Maxwell, lo estuvimos esperando —La elegante dama de atención al cliente me apunto de forma inquisidora a una silla que estaba justo al lado de mi ex.—De acuerdo —Acepté sin entrar en detalles, suponía que lo mejor era fingirme completamente inconsciente de la realidad a la que me enfrentaba.—¿Sabes porque te estamos llamando? —Interrogó la supervisora con un rostro muy neutr
Me aleje de la puerta y volví a la mesa, diferente a los acontecimientos anteriores, Olesia no quiso en ningún momento convencerme con su hermoso cuerpo, se sentó a mi lado manteniendo su ropa sumamente recatada y me miró fijamente, antes de enunciar cualquier cosa medito por un segundo lo que diría, en definitiva, estaba conflictuada por todo lo ocurrido.—He pensado cuidadosamente en tus consejos, sabrás que necesito preservar mi imagen, esa parte es muy importante por tanto… —Antes de que dijera nada la interrumpí con un beso en sus labios.—Lo sé, no admitiremos que somos novios hasta que no salga tu divorcio y, aun así, te daré todo el tiempo que quieras para que te convenzas de que soy un buen partido —Acepté con una sonrisa burlona, notando que ella se ponía colorada.—Eres, de acuerdo, eso sí, tendrás derecho de escoger como y de qué forma tenemos intimidad, no tienes restricciones para negarte o dejarme si lo deseas, eso sí lo de la exclusividad es para ambos —Acotó ella con
—Está en una reunión —Declaró Marjorie con una sonrisa.—¡Amiga! —Exclamé contento, aproximándome para darle un abrazo —Hoy casi voy a la cárcel —Carcajeé con el corazón acelerado, solo recordarlo me provocaba un miedo atroz.—Descuida, no podía permitirlo, no me dejaron ingresar para abogar por ti, pero rápidamente le conseguí las grabaciones a la CEO y se las hice llegar, me alegra que funcionara, estarías perdido sin mi ayuda —Añadió ella con orgullo.—Ni que lo digas ¿Cómo has estado? —Cuestioné contento con su apariencia.—Excelente ¿Qué necesitabas hablar con ella? ¿Algo privado o empresarial? —Arqueó las cejas con un tono pícaro.—Chistosa como siempre, en realidad venía a preguntarle sobre algo que no me hizo mucha gracia, a según seré transferido a la parte de atención al cliente ¿Sabes sobre eso? —Dudé un tanto alarmado.—La verdad no, pero seguramente me lleguen tus documentos prontos para hacer el cambio de archivo y por sistema —Suspiró ella con resignación.—Yo… ¿No debe
Empecé la lectura con suma calma, esperando recibir en esta ocasión un trato mucho más razonable, en este caso se me trataba de usted y toda la parte de ser manipulado como un objeto quedaba en el pasado. Ahora era un individuo que aceptaba mantener una estricta confidencialidad sobre los gustos y deseos de la señorita Olesia, la cual se comprometía con mi persona a respetarme y darme tratos dignos de cualquier persona en una relación.Este cambio de tonalidad en el documento me hizo respirar tranquilo, se trataba de una manera eficiente y maravillosa de tener todo en orden, sin que por eso tuviera que renunciar a mis derechos humanos, cosa que al parecer era de poca importancia para el común denominador, pero que en mi caso tenía un peso fundamental a nivel legal.Existen infinidad de situaciones en las que las personas han recibido horrendas vejaciones debido a crueles arreglos legales, donde básicamente los privan de sus derechos para comunicarse simplemente con el objetivo de cons