(…) Casa de LiamCuando abrí los ojos tenía el teléfono en la mano, bosteces pronunciadamente y me estiré, el mismo yacía descargado, mientras iba al baño, cepillaba mis dientes y hacia mis necesidades recordé el motivo de que el móvil se encontrara sin batería, la extensa conversación que tuve con Sonia, era una chica tan interesante, graduada como abogada en medio de esta precaria situación, de echo tenia pocos meses de haberse titulado y en su deseo de conseguir trabajo ingreso a Litium desde lo más bajo, con el objetivo de crecer en la compañía o por lo menos hacerse de un currículo solido que en un futuro le brindara mejores oportunidades. Sueños, todos estamos llenos de ellos, por alguna razón me sentí muy libre al conversar mis planes y aspiraciones en esa extensa charla, era un espíritu afín, no comprendía como el chico que fungía de novio para semejante dama podría ser problemático, sí que es cierto que no tenía la figura más despampanante, pero su capacidad intelectual ta
Esos comentarios brindados con total honestidad parecieron ser como agua de mayo para Sonia, quizás esperaba alguna risa o más comentarios despectivos, pero jamás podría hacerle eso a alguien tan clara, sincera y agradable como ella. Me causaba un choque muy profundo ver a una persona a mis ojos tan perfecta, porque estoy muy acostumbrado a que la gente me muestre su lado más odioso, agresivo y desagradable.—¿Tienes pensado hacer algo ahorita? —Dudó la chica intrigada.—Nada en lo absoluto, dar una vuelta por Logias y de nuevo a la oficina —Indiqué estirándome un poco.—Te acompaño entonces —Agregó con felicidad.Eso era lo que le hacía falta a mi vida, una amiga, alguien cordial y con horarios similares a los míos. Claro que Arturo y Marjorie eran personas increíbles, casi hermanos para mí, pero la vida adulta es cruel e implacable, todo el tiempo libre de la preparatoria desaparece al crecer, dejando únicamente los horarios ajustados, la necesidad de descanso y las carencias económ
Después de esas fuertes emociones era curiosos fingir que no había pasado nada, baje las escaleras tratando de alejarme lo máximo posible de las caras conocidas, llegue hasta el lugar donde se aguardaba el transporte, al voltear sentí que me tocaron la espalda, por el tamaño de la sombra imagine que se trataba de Sonia, menos mal que no soy de reacciones efusivas, pues se trataba de mi colega analista.—Hola tonto ¿Cómo estás? —Saludó cordialmente la mujer.—Tyana tiempo sin verte —Hablé contento, dándole un abrazo.—Oye, pero a ti te gusta arrasar ¿No es cierto? Jordania, Olesia y ahora también la chica nueva —Al declarar todo aquello me puse rojo como un tomate.—Yo no… —Susurré con una gran inseguridad.—Descuida bobo, nadie sabrá de tus múltiples enlaces románticos, aunque te diré que aquí en esas paredes todo se sabe —Suspiró ella como si la idea le repugnase en sobre manera —Claro yo entiendo que estés rompiendo corazones, eres un papasote —Carcajeó empujándome un poco.—¿Es que
—Claro dime —Comentó ella ante la interrogante que le plantearía.—¿Todas las personas son iguales? —Me interesé con cierta ansiedad.—Por supuesto que no ¿Tú crees que somos idénticos? —Conversó ella con obviedad.—Lo siento, formule mal mi pregunta… ¿En las relaciones personales siempre actuamos de la misma manera? —Dudé ahora de una forma más concisa.—Oh ya veo ¿Estas molesto? ¿Te hicieron algo? —Cuestionó ella siempre pendiente de mi persona.—No, pero siento que tarde o temprano pasara y honestamente me da mucha inseguridad —Aclaré un tanto irritado. Exponerme de esa forma, incluso con ella, me causaba tanto pánico.—Veraz hijo mío, las emociones son muy difíciles de controlar, siempre tenemos dos lobos en nuestros corazones, uno que apunta hacia la locura, el desenfreno, el deseo y otro que va por la bondad, la moralidad y lo correcto ¿Alguno debe morir de hambre? Obviamente no, tenemos que mantenerlos a los dos a raya, pero hacerlo es sumamente difícil, especialmente porque el
(…) Motel The Lost SinnerLas horas se fueron volando, como polvo ante un huracán, verla allí en la cama postrada, tan agotada por los esfuerzos del cuerpo era una mirada sumamente satisfactoria, sus piernas temblorosas eran reflejo de eso prohibido que nos encantaba, cometer el pecado una y otra vez, eso éramos los humanos, traidores ahogados bajo los debates morales, anclados a una sociedad que no hace más que coartarnos día con día, hasta que decidíamos revelarnos y nos volcábamos en esos placeres, sin embargo, muchos se ahogaban en ellos ¿Se podía acaso ser libre del todo en esta vida? ¿Escapar del yugo de la luz y la oscuridad? No lo sabía y el corazón acelerado me imposibilitaba comprenderlo de una mejor manera.—Eres un semental cariño —Expresó la dama totalmente saciada.—Bueno, hago lo mejor que puedo —Carcajeé con cierta humildad.—Dios ¿Por qué no eres millonario? Quisiera que me mantuvieras a mí y a mis pequeños, que me hicieras tuya todas las mañanas, me da igual si tengo
Como todos los viernes el día fue un mero trámite, esperábamos a que las horas simplemente se acabaran, alargando al máximo las gestiones para no tener que lidiar con tantos clientes el mismo día. Era el final de la semana después de todo, la fatiga se nota y el cansancio mental alcanza su punto más álgido durante ese lapso de tiempo, uno incluso llega a considerar que es infinito, pero en realidad es solo la relatividad temporal, donde sentimos que los minutos no pasan cuando estamos demasiado al pendiente de las mismas.—Cielos, apenas es hora de almuerzo —Bostecé estirándome en el asiento.—Este condenado día tiene como treinta y seis horas —Declaró Franco agotado —Gestiono y gestiono, coordino entregas, converso bastante las ofertas y seguimos aquí, uno con ganas de diversión —Se quejó nuevamente, esta vez más incisivo.—¡Uy! —Gritó con fuerza Shawn, provocando que todos saltáramos de la silla.—¿Qué te pasa loco? —Golpeo con el borde de su mano Sonia al compañero.—Que este chico
(…) Hotel / Siete de la mañana.Espontáneamente me levanté de un letargo que sentí duro muchísimo tiempo, estaba abotargado, amarrado entre las sabanas y con un dolor de cabeza muy fuerte, miré a mi alrededor y en el piso se encontraba Sonia, pensé por un segundo que yacía inerte, pero entonces comprobé que respiraba levemente, me puse de pie y no tenía ropa, me puse el bóxer, para acto seguido correr hasta su ubicación y darle unas palmadas en el rostro.—¿Amor mío? —Insistí dándole una serie de palmadas.—¿Qué pasa? —Dudó con un profundo dolor en todo su cuerpo.—Algo parece que nos afectó más de la cuenta —Repliqué sin saber muy bien el que.—¿Qué hora es? —Consultó ella nerviosa.—Déjame ver —Medité un segundo dirigiéndome a la mesa, donde estaba mi celular con una decena de llamadas perdidas —Lunes en la mañana —Pronuncié asustado.—¿¡Que!? Dios, esto no puede estar pasando —Se levantó la imponente dama y se fue directo al baño para lavarse, por suerte no teníamos marcas en el cu
Nos fuimos directos a sala de ventas, donde también estaba Irina que ingresaba un poco antes y Engel, viendo directamente a Corina, quien se percibía furiosa. Estos nos observaron nada más entrar, ocupamos rápidamente unas sillas y volteamos en varias direcciones, nadie quería aceptar lo que ocurría, unos minutos más tardes llego Sonia, sus cuencas se percibían con lágrimas grandes que intento disimular con un poco de maquillaje, solo que era imposible conseguirlo.Hizo falta otros treinta minutos para que llegaran el trio de muchachos, estaban bien arreglados con su uniforme impecable, como si nada hubiese ocurrido, eso sí, solo basto con percibir el aura densa de la habitación como para notar que de nada les serviría su recién adoptada mascara. Ni bien se dispusieron a sentarse a trabajar la supervisora se puso de pie.—Bueno muchachos, subamos, Olesia nos espera —Declaró con pesadez, caminando hacia la puerta.La acompañamos en silencio, ese momento en el que te das cuenta de que t